La Quinta Hija

Capítulo 20—Warrior

I stand behind the wall
Of people and thoughts, mind controlling
And I hold a sword to guide me
I'm fighting my way

Narrador omnisciente 

Las leyendas casi siempre relatan mentiras, sin embargo a veces suelen ser mejores que cualquier verdad. Ya hace un tiempo, bueno, hace mucho tiempo, cuando dos de los dioses creadores—Thot y Montu—observaban su creación mientras conversaban.

—Ese pedazo de tierra, tendrá mis herederos —dijo Montu señalando—, serán guerreros fuertes, que no le temerán a nada.

—¿No es mejor desearles paz? Si quieres que sean tus sucesores… —le aconsejó Thot. 

—¿Piensas que la paz es la solución?

—Siempre será la solución. La guerra es la salida cobarde a los problemas.

Montu confiaba en su legado, la sangre que corría por sus venas era prueba de ello, y la familia Syntox no lo defraudó, todos eran guerreros a luchar por su reino.  

Los días en Jamsflor estaban siendo difíciles. Hace más de tres días que empezaron a ser atacados, sin embargo, el reino no se rendía. Y es que Alexander Syntox, su rey, no era de rendirse a la primera y él sabía perfectamente que si no sabía las reglas del juego, perdería y le quitarían todo. Esta frase navegaba en su mente, dicha por la voz de su abuela, a quien le tenía inmenso cariño. Tenía la cabeza hecha mierda, entre las guerras, sus hijos, el embarazo de Alcíone y el saber que tenía un enemigo cerca de él, era realmente estresante. Sabía que Crondiessel tenía apoyo de Handace, y que estaban “seguros” por el momento.

 

Mientras él se encontraba cerca de la zona de guerra. Su abuela, lady Romane, mordía sus uñas, presa del pánico. La princesa de Lowside le había engañado, atacar a Jamsflor y a Crondiessel jamás fue parte de su plan. No obstante, no podía decirle a su nieto que Emma había sido la culpable del envenenamiento de sus hijos, pues se estaría entregando en bandeja de plata a ella también. Se negaba a sí misma que los hijos de la princesa fueran de Alex, su nieto era un bastardo en el trono, cada de 10 cartas llegadas al palacio, dos eran pidiendo explicaciones del porqué del rey impuesto, y si encima tenía hijos fuera de un matrimonio al mismo tiempo que ya había garantizado una alianza con otro reino y otra mujer, lo dejaría como el peor de los reyes, sería un mentiroso.Y ella no podía dejar que la imagen de su hijo se rompiera. En su mente las cosas iban a ser perfectas: la pelinegra perdería a los bebés, Alex la culparía por no cuidar a sus hijos y la dejaría. Pero los planes no le salieron y de verdad se arrepentía. Ahora confiaría en que Jamsflor ganaría y que se encargaría de Emma más tarde.

 

Por otro lado, Emma se encontraba en la habitación del rey de Khande, buscando la última ficha que necesitaría para sus planes. El rey entró a su cuarto y se le dibujó una media sonrisa al ver a la rubia de ojos verdes acostada en su cama, con tan solo una toalla cubriendo su cuerpo.

—Emma Orastidel… —saborea el nombre en sus labios.

—Rey Jebbel, ¿cómo se encuentra hoy?

El rey empezó a desabotonar la camisa. Se quitó el cinturón y se sentó en uno de los sofás. La rubia se levantó y dejó caer la toalla dejando ver su cuerpo desnudo. 

—Emma, querida, dime qué es lo que quieres —dijo Mario Jebbel mientras Emma se sentaba a horcajadas de él y le daba besos por su mentón y cuello—, sabes que para ti tengo todo el tiempo del mundo, sin embargo…

—Mario ¿acaso eres capaz de despreciar a una dama? —le dijo con ojos inocentes y tratando de sonar lo más real posible.

—¿Estás aquí por placer o interés? 

—Por ambas —confesó ladeando la cabeza y ofreciéndole los pechos al rey.

Mario intentó levantarse pero la rubia no lo dejó. Tomándolo por los hombros.

—No negaré que me haces falta. Pero además de verte, necesito un pequeño favor —Emma empezó a moverse coqueta, y para qué negarlo, ella es hermosa y sabía usar su belleza como un as bajo la manga. 

—¿Qué quieres?

—Quiero venganza…poder, quiero que me complazcas…

—¿Qué te hicieron mi dulce princesa?

Emma sabía lo que hacía, ella y sus aliados, necesitaban un reino que los protegiera, ya tenían varias tropas atacando Crondiessel y Jamsflor, pero ella necesitaba más. Y nadie mejor que su admirador ya hace años, rey, y creador de sustancias. Mario la tomó del cuello y le estampó los labios. La rubia es astuta y logra que Mario acepte, con una sola condición, hacerla su esposa. 

—Seremos los reyes más poderosos juntos, ni siquiera el reino inicial podrá con nosotros —asiente ella mientras le da besos por el torso. Emma no tiene nada que perder así que aceptó ningún problema, al final eso le conviene también.

—Si queremos tener el poder absoluto, necesitamos tener en nuestra potestad la principal fuente de poder.

—¿El nawah? 

Emma ya feliz por lograr su cometido, se entrega a aquel hombre, con la promesa de que ella solo le será fiel a él y que juntos pondrían el mundo a sus pies.

+

Las costas de Crondiessel han sido cubiertas, gracias a Handace, quienes tienen el poder suficiente para crear un campo de fuerza que no deje que nadie salga ni nadie entre de Crondiessel. Handace tiene uno permanente, estén en guerra o no, y daban los permisos para salir y entrar a quienes quisieran.

Igualmente Crondiessel tuvo que salir a luchar mientras llegaba la ayuda de Handace, y los soldados, seguían en las fronteras de Crondiessel del otro lado de la barrera para mantener cualquier cosa bajo control.

En este mismo reino, en una de las habitaciones del castillo. La quinta hija de Aulsoux y Giorgi, aguantaba los piquetes de la medicina que lo único que estaba haciendo era permitirle beber agua sin que doliera.

—Lo estás haciendo muy bien, Als —le dijo la doctora Hoffman.



#10598 en Fantasía
#2340 en Magia

En el texto hay: realeza, contenido +18, enemies to lovers

Editado: 14.03.2024

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.