La Quinta Hija

Capítulo 27—Arcade

How many pennies in the slot?
Givin' us up didn't take a lot
I saw the end 'fore it begun

Nunca en mi vida he probado alguna clase de droga. Sin embargo, me considero adicta la Alcíone de este momento. Soy adicta a seguir viviendo esto, adicta a estar rodeada de personas que me aman y yo amo, adicta de tener una razón para levantarme cada día, adicta a sentirme en paz y dejar las malas vibras atrás, adicta a que respirar no duela y adicta a ser esta Alcíone.

La Alcíone que se levanta a las 4am para alimentar a sus bebés desde su pecho, la Alcíone que prepara café para su madre, la Alcíone que cada que puede besa a su novio, y a esa Alcíone que hornea un pastel para su familia. Quiero seguir siendo esta, es mi faceta verdadera y la que quiero seguir viviendo para siempre.

Mientras termino de decorar el pastel levanto la mirada y logro visualizarme en uno de los espejos de la cocina. Mi cabello está recogido, el delantal está sucio y los pantalones cortos me permiten sobrevivir del calor. Una sonrisa inconsciente se dibuja en mi rostro. 

Tomo el pastel y subo las escaleras. Llego hasta el cuarto de los bebés y coloco el pastel en una mesa. Los tomo de dos en dos y los llevo hacia mi habitación—justo a lado de la suya—lo último que traigo es el postre. Alexander reposa en nuestra cama, el pecho desnudo deja ver algunos de sus tatuajes y el pantalón de pijama le queda exquisito. 

Los bebés los dejo a su alrededor para que sean lo primero que vea. Agarro el pastel y me siento.

—Cumpleaños feliz…cumpleaños feliz… —canto suave y sin elevar mucho el tono. Sin embargo se remueve y abre los ojos—, cumpleaños querido Alex…

Queda en shock viendo a su alrededor, los bebés y luego el pastel.

—Las velas se van a apagar, pide tu deseo antes que Ra se esconda. 

Estira un poco y se inclina hacia el pastel. No tarda ni un segundo en soplar.

—Fue muy rápido, ¿seguro que lo pensaste bien? 

—Mi deseo ya se cumplió.

Deja el pastel a un lado y se acerca para besarme. Es un beso suave, me permito disfrutar de sus labios, de su lengua y de su mano en mi mandíbula. Nos separamos y junta nuestras frentes, en un suave toque toca nuestras narices. 

—No eres el único que celebra hoy —digo y tomo a Blaise quién es el único despierto.

Lo observo con detalle, sus ojos son cada vez más oscuros, mucho más que los de Alex. El cabello negro igual y la tez blanca tiene algunas manchas. 

—Eres precioso ¿sabías eso? —lo tomo y pego nuestras mejillas.

Alex nos observa.

—Claro que lo sabe. Es un Syntox.

Bromeo con una cara de indignación.

—¡Ey! Mi genética tiene lo suyo. 

Nos quedamos bromeando en la cama un buen rato. Alimento a Blaise y a Dylan que están despiertos. 

Bajo con Dylan pegado a mi y me encuentro con Henrik en la cocina.

—¡Als! —me abraza teniendo cuidado con el bebé—, Ra…más tiempo sin tu estupidez iba a afectarme.

Sonrío despacio 

—Un “te extrañé hermana” sería suficiente ¿lo sabías? —le reviento un beso en la mejilla. Dy nos observa.

Henrik mira al bebé y luego a mí. Por alguna razón el gesto me conmueve y mis ojos empiezan a nublarse.

—Gracias por hacerte cargo de ellos, muchas gracias —sostengo su mano—, eres el mejor hermano menor que pueda existir.

—Ra…

La voz de Henrik se corta cuando unos grandes pasos se acercan, mi hermano menor apenas tiene tiempo de cargar al bebé cuando dos gigantes manos me toman por la cintura y me elevan.

—¡Alcíone!

—¡Bash! —tomo con mucha fuerza su cuello, respiro su perfume y me dejo llevar por su calidez—,no puedo creer que estás conmigo.

Toma mi cuello y beso mi frente después de dejarme en el piso.

—No tienes idea de cuánto las necesito aquí. 

No me gusta cómo se ve, sus ojos no tienen el mismo brillo. Hago una nota mental de que debo hablar con él.

—¿Qué ha pasado por aquí? —inquiero.

—No mucho.

—¿Seguro?

Asiente y se sienta. Vuelvo a tomar a mi hijo y me sirvo un par de uvas. Me las como mientras charlo con mis hermanos.

—¿Ya hablaste con mamá? 

—Sí, ayer en la noche…la ví preocupada.

—Bueno, los bebés eran su entretenimiento, pero la verdad ha estado algo mal.

—Me lo imaginé, pero no quiso hablar mucho del tema.

Alexander baja con Ila en brazos, sin camisa, pero con todo el torso lleno de vómito.

—Por Ra… —me levanto y tomo a la bebé.

—Se me olvidó comentarles que Ila tiene reflujos en las mañanas. 

Alex se queda y yo voy a lavar a mi hija, la ducho con cuidado y luego me baño yo. Horas después nos encontramos todos almorzando en la mesa.

—Hija este postre está muy rico —mamá saborea y tomo su mano.

—Me alegra que te haya gustado.

—No puedo creer que hayas hecho vestir iguales a los bebés y a Alexander —se burla Kaela y sonrío igual.

Los 6 cargan el mismo atuendo y no he visto nada más perfecto que ello. Me levanto de la silla y doy un par de aplausos.

—Saben que me fascina pasar tiempo con ustedes pero es hora de que mis hijos tomen su siesta.

Me voy con los bebés y cuando estoy meciendo a Éter, el rey entra al cuarto.

—¿Todo bien? —inquiero.

—Si, ¿qué tal tú?

—Perfecta —respondo pasando los dedos por la frente de mi hija.

—Estos días han sido explosivos, la tienda de Ricardo, su sobrina y su hijo, lo que pasó en el bosque… —se sienta en el sofá.

—No quiero hablar de eso. Estoy bien y es lo que importa.

Le obligo a aprenderse una canción de cuna que me enseñó papá.

—Mi madre está mal.

—Pude notarlo ¿es por tu papá?

—Creo…y por mis hermanas. Jamás habíamos pasado tanto tiempo separadas. Cuando mi padre se iba de viaje era casi siempre solo y si eran muchos días nos íbamos todos, la distancia no es algo normal para los Khione. 



#8040 en Fantasía
#1686 en Magia

En el texto hay: realeza, contenido +18, enemies to lovers

Editado: 14.03.2024

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.