La Quinta Hija

Capítulo 28— Before you go

Before you go

Was there something I could've said

To make your heartbeat better?

If only I'd have known you had a storm to weather

Semanas después

Ilesha 

Los rayos del sol me empiezan a quemar. Me levanto con pesadez y voy directo hacia la tina. Desde que estamos en Ceiling, los días se han vuelto rutinarios y tristes. Papá está cada días más estresado y menos enfocado, extraña a mamá, a mis hermanos y a mis sobrinos.“Mis sobrinos” no los he podido ni mimar. Los vi muy poco. Y aún me sigue sonando que una de mis hermanas sea mamá. 

Me duele todo lo que le está pasando a Alcíone, se supone que cuando le regalas tantas buenas vibras al mundo, este te las recompensa con personas que vibran igual que tú, pero al parecer eso a mi hermanita no le funcionó. Primero el sufrimiento del embarazo, el corazón roto por pensar que su novio se iba a casar con otra, la enfermedad de los niños, la separación, el esconderse, nuestra familia sin comunicarse. Ha sido mucho para ella, ha sido mucho para todos.

Debo aceptar que a veces tengo pensamientos egoístas, el pensar que si Als no se hubiese metido con Alexander nada de estos estuviese pasando, y yo no tendría que estar en la posición en donde estoy. 

Extraño mi casa, mi reino, mi trabajo, mi cuarto, a mi mamá. Le escribo cartas cada vez que la extraño, pero no se las puedo enviar. Mi hermana Maureen fue a una isla a encontrarse con Bash pero dijo que se quedaría allá un buen tiempo, para no levantar sospechas y que no la siguieran. 

Me concentro en lavar mi cabello muy bien y al salir me visto enseguida. Bajo las escaleras y veo a Dhananjay entrando, su piel tan pálida como siempre, los ojos verdes envueltos en unas pestañas largas y el cabello rojo despeinado. Tiene botas, pantalón y una chaqueta.

—¿Qué estabas haciendo? 

—Viendo el ganado.

Asiento y camino hacia la cocina. Nuestra casa de Ceiling, tiene una granja por lo cual no hemos dejado de tener comida y buenas carnes.

Caillech nos encuentra en la cocina.

—¿Le pueden decir a papá que venga a desayunar? —nos pide terminando de servir. 

—Dhananjay, ¿lo has visto? —inquiero.

Dhan toma un vaso con jugo y lo analiza.

—Está en el despacho.

Voy a buscarlo, toco dos veces la puerta.

—¿Papi? 

—Pasa.

Papá está sentado con unos papeles al frente. 

—¿Cómo amanece el mejor papá de este planeta? —camino hacia él y me siento en sus piernas, abrazando su cuello.

—¿Dormiste bien, princesa?

—Si.

Regala un beso en mi mejilla y me abraza.

—¿Cómo van las cosas? —inquiero.

Suspira fuerte.

—Los crondessianos están seguros, tienen comida y vivienda. 

—¿Y no estás contento? Estás haciendo un gran trabajo, papá.

—Desde que tu hermana se fue con Alexander Syntox, y yo con ustedes, me he sentido muy mal. Como si no estuviese protegiendo a mi familia. Tu mamá está allá, igual que tus hermanos y mis nietos…

Está triste.

—No hay avances en la guerra. Mario Jebbel tiene el nawah a su antojo, todavía no sé cómo pudo hacer eso.

—Yo tampoco, las únicas que podemos trabajar con él somos nosotras. Es como si tuviese a sus propios comandantes, es tenebroso. 

Desde que Mario hizo de su propiedad el nawah, ni yo ni mis hermanas hemos podido usar nuestros poderes. 

—A mi nadie me quita de la cabeza que Emma Orastidel tiene la culpa de todo esto.

—Está embarazada.

—¿Qué? ¡No es cierto!

Asiente con los ojos apagados.

—No puedo creerlo, de verdad que tiene a Mario en sus manos. ¿Alexander y Alcíone saben que Emma está enredada con él?

—No tengo idea, hija. 

+

—¿Saben algo de Maureen? —inquiere mi padre. Negamos.

—No, pero seguro está bien, tiene muchos guardias con ella—responde Caillech mordiendo su pastelillo. 

—Hablando de guardias, no le hemos pagado a ningún guardia desde que empezó la guerra, ni tampoco a los doctores ni a los enfermeros —empieza Dhan—, le debemos miles a los hoteles, y casas de alquiler. Vamos a tener que bajar la dosis de comida, porque ya no alcanza para toda la población.

—Dhan si quieres una solución, ve y dales tu dinero —responde Cai.

—Caillech —le regaña papá.

—En parte es cierto, te la pasas diciendo todo lo malo la situación, tampoco haces nada para ayudar.

Dhan abre la boca pero papá alza la voz

—Cállense las 3. No podemos pelearnos entre nosotros, somos lo único que tenemos ahora mismo. Tenemos que unirnos. Por favor, hijas.

Terminamos de comer en silencio. Tocan la puerta y me levanto.

—Voy yo —aviso.

Abro el picaporte y un trabajador de papá entra.

—Buenos días, princesa.

—Buen día.

—¿Su padre?

—Está en la cocina, pase.

—Con permiso.

Voy detrás de él, el señor al ver a mi padre le da una reverencia.

—Erkan, ¿gusta café?

—No, majestad, necesito hablar con usted. Pasó algo terrible.

Mi padre se levanta y mis hermanas dejan lo que están haciendo.

—¿Qué ocurre? —el hombre se seca el sudor de la frente y se quita el sombrero.

—Todas las tropas de Jamsflor fueron retiradas, todas. Y las enviaron a Crondiessel, están atacando por el norte.

Nos quedamos en shock por un segundo.

—No puede ser. No podemos dejar que lleguen al este, es en donde está la mayoría de la población —papá toma el vaso con agua y le da un sorbo—, ¿cuántas defunciones llevan en el norte?

—Solo 2, y fue porque no salieron de las casas.

—No entiendo.

—No están matando personas, solo están destruyendo.



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En el texto hay: realeza, contenido +18, enemies to lovers

Editado: 14.03.2024

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