Las estrellas indican que la quinta santa será diferente a las demás. Ella vendrá a nuestro favor y su fortuna destruirá a nuestros enemigos. La quinta santa es un regalo de los dioses, concebida por los astros. Ella es la pureza y la magnificencia significativa de nuestra tribu. Ningún hombre puede codiciarla, y nadie puede desafiarla. Cuando su estrella brille sobre la tribu, nacerán cuatro niñas puras para ella. Estas se llaman sacerdotisas, y son criadas específicamente para la santa. Ella es nuestra deidad y nuestra bendición, nacimos con ella y moriremos con ella.
En un año par, de un día par a una hora par y bajo el eclipse solar más esperado de trescientos años nació ella, la quinta santa de la quinta generación, la considerada bendición de los dioses. en cuanto el eclipse terminó, el sol brilló fuerte sobre el templo de la santidad y la mujer que la había dado a luz, murió instantáneamente. Al caer la noche en el templo de la deidad de la pureza, nacieron cuatro niñas hembras y la luna brilló alegremente aquella noche.
La primavera entró pronto, las flores eran más coloridas, la tierra era fructífera y la gran tribu Gafgi adoraba a los dioses y festejó día y noche durante un año por el nacimiento de la nueva santa.
La santa era considerada una deidad en la tribu, era una diosa humana protectora de la tribu. Ella era la justicia, la razón, la belleza, y la fortuna.
Su historia inicia en la guerra de los dioses por gobernar todos los reinos. Gafgi, Dios supremo del cielo y las estrellas, gobernador de todos los reinos, había despertado el rencor en el antiguo dios de la muerte y la guerra Otis, y quería arrebatarle los reinos, cuando el ejército de Gafgi se se puso en su contra, los soldados de Gafga pelearon valor contra los demonios y ganaron la guerra enterrando el espíritu del dios de la guerra en una montaña sagrada y asegurando el gobierno eterno de Gafgi. Entonces el le concedió a la tribu por su lealtad, la prosperidad eterna y la fortuna, creando así una diosa humana engendrada en el vientre de una mujer virgen y mortal. Cada que una santa muere, deben esperar trescientos años para que nazca una nueva, pues esta diosa no es del todo inmortal por el hecho de poseer un cuerpo humano. Les dió la responsabilidad de protegerle y escucharla, pues ella es también el significado de su gloria en el mundo de los mortales. La santa estaba hecha de estrellas, y era la constelación de ofiuco.
La tribu Gafga estaba en medio de dos reinos, y era enorme y próspera, se esperaba que se convirtiera convirtiera un reino fuerte y amplio en unos pocos años, pero esto levantaba los celos de los reyes cuyos reinos estaban divididos por los Gafgitas. Los ataques a la tribu no eran sólo frecuentes si no que también inútiles, pues nadie ganaba una guerra contra ellos por su fuerza y esos eran tan solo los años en los que no había nacido la quinta santa.
En la cima de la montaña sagrada, se encontraba el templo de santas, donde eran llevadas a cuando estaban a punto de morir para ocupar su lugar en el cielo y volvieran a ser constelaciones, pero también donde nacían.
– Santa...– Dijo Libay, después de hacerle una reverencia. -- El duque Franco de moldivia desea conocer su santa presencia y ha traído un presente para usted.--
-- Lo esperaba hace un tiempo, me preguntaba cuando solicitaría mi ayuda. Hazle pasar.--
La santa tenía el poder de ver el destino de las personas y cambiar su fortuna. Era muy solicitada dentro de la tribu y también reyes de lejanos países habían venido a ella. Sus cuatro sacerdotisas, Lubay, Itfis, Zemin y Asta eran las únicas que habían visto el verdadero rostro de su señora. Habían nacido para servirle, y ningún hombre podría desearlas a ellas tampoco ni meterse con ellas, pues eran propiedad sagrada y protegidas de la santa. Eran sus mensajeras y reconocidas ante toda la tribu como las sacerdotisas. Vestían con largos vestidos rojos y eran características por sus larga cabellera negra. Su rostro siempre cubierto por un delicado velo rojo. y sus penetrantes ojos como la noche.
Lo primero que el duque vió al entrar al templo de la quinta santa, fue a la mujer cubierta de blanco con el rostro cubierto por un velo del mismo color y con una cabellera roja hermosamente decorada con joyas que cubría desde sus hombros hasta su cintura, y tres mujeres de pie al lado de su trono, la cuarta, que era Lubay, tomó su puesto detrás del trono mientras que el avanzaba.
-- Pensé que era incrédulo de dioses sobre la tierra, duque.-- dijo la santa.--
-- ¿Como sabe eso?--
-- Los humanos descubren cosas ocultas entre cielo y la tierra en el universo. Los humanos son mi universo, y es fácil descubrir cosas ocultas entre su mente y corazón.--
-- Entonces también sabe a que he venido.--
-- Sé tu necesidad, pero no puedo ayudarte si no me lo pides.--
El duque se arrodilló frente a la santa, ella no se inmutó, había visto plegarias como esa durante los doscientos años que había vivido.
-- Entonces se lo ruego. Mi hijo menor tiene seis años y ha enfermado terriblemente, solo los dioses tienen idea de cuantos métodos he utilizado para curarlo y cuantos médicos le han revisado pero solo empeora cada día, usted es el regalo creado por los mismos dioses y mi última esperanza.--
-- Soy un regalo para la tribu Gafgita, sin embargo tú perteneces al reino de Moldivia, ¿Estás en el derecho de pedirme salvar al pequeño Derek?--
-- Se que no tengo ningún derecho a pedirlo, pero estoy dispuesto a pagar el precio que sea necesario?--
La santa sonrió al escuchar las palabras salidas de la boca del duque. Ella sabía todo lo que se puede saber en el universo, pero solo una cosa desconocía: El amor.
Nunca fue amada de ninguna manera, nunca amó a nadie de ninguna manera y esa era la voluntad de sus propios creadores, pues debía estar a salvo de cualquier clase de dolor sentimental para que su tribu nunca estuviera en peligro.
Pensaba que era solo un sentimiento como cualquier otro, No era necesario y no tenía ningún poder, pero aun así le daba curiosidad.