Jimin no recuerda la última vez que tuvo una cena con su padre, no recuerda la última vez que tuvo paz consigo mismo y tampoco recuerda la vez que dejó que su padre le sonriera de esa manera tan tranquila como sólo él sabe hacerlo.
Y piensa y piensa en todo el esfuerzo que hace aquel hombre con tal de volverlo a tener cerca, piensa en su mirada llena de tristeza y dolor al sentir a su hijo alejarse y Jimin no entiende por qué no se ha cansado de su rechazo.
— ¿Vendrás a cenar? — le pregunta su padre, quien deja de ver la televisión y se levanta al notar que su hijo mayor bajaba las escaleras. — Sohye hará costillas, tu plato favorito. — continúa el hombre, con la esperanza de que ese fuera motivo suficiente para que decidiera quedarse.
— Estaré con Yoongi, no me esperes. — sin más, sale de su casa ignorando el nudo que se forma en su abdomen y él cree que es sólo porque no ha comido aún.
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El rubio había llegado a la guarida desde temprano, aprovechando para organizar un poco el lugar. De por sí la cabaña lucía marchita por fuera, no quería que por dentro su fortaleza luciera igual de deplorable. Mientras sacudía los pocos muebles que había, observó las marcas de sus dos amigos, junto a la suya, de cada mes que medían sus alturas; repasó los bordes con las yemas de sus dedos y sonrió nostálgico al encontrar la última marca de Hoseok, que había sido justamente el primer día de universidad.
Habían encontrado esa cabaña cuando él cursaba segundo año de secundaria, esa vez había salid temprano de clases así que aprovechó para explorar un poco los alrededores del vecindario, encontrándose con la choza camuflada entre los altos pinos; la emoción había sido tanta que no demoró en llamarles a sus amigos, haciendo que estos corrieran ahí con curiosidad, aunque Jung –al ser un poco, sólo un poco, más miedoso que los otros dos-, al inicio se opuso a que entraran, después quedó encantado al entrar e idear grandes diseños para la que sería su nueva guarida. Además de que resultaba de maravilla que se encontrara en un punto medio entre las casas de ambos –porque sí, los tres eran vecinos-. Pronto comenzaron a remodelar el interior y fue cuestión de tiempo para que crearan divertido recuerdos en el lugar.
Minutos más tarde luego de que Jimin hubiese terminado la limpieza, Yoongi llegó al lugar, sorprendiéndose de lo limpia que esta lucía. Su primera idea fue que Hoseok había regresado, ya que era el único de los tres el que se dignaba a ponerle orden al lugar, sin embargo, la idea se vio descartada cuando observó a Jimin salir del baño con su cabello húmedo. Al parecer había tomado una ducha después de limpiar el cuchitril que habían dejado días antes.
— Oh, hyung, ¿quieres comer algo? — pregunta Jimin, quien regresó la vista al móvil después de darse cuenta de la presencia del mayor. Estaba revisando qué podría ordenar para comer.
— No, mi mamá hizo cordero así que comí hasta reventar. — respondió sonriendo, sobando su estómago. — ¿Otra vez estás sin comer? — pregunta el mayor, observando al rubio con desaprobación. No era la primera vez que eso sucedía.
— Si... — responde bajo, quedándose pensativo durante unos segundos sólo para después ordenar una pizza.
— ¿Por qué no le das una oportunidad al viejo?
— ¿Ya vas a molestar? — bufa molesto, poniendo los ojos en blanco después. — Ya les he dicho que dejen de meterse en mi vida.
— Suran sabe lo de Jungkook, ella me dijo que si no lo dejamos, esta vez sí me dejará.
— ¿Y por qué no te consigues a alguien más buena? — respondió el menor con simpleza, haciendo que Min volteara a ver completamente molesto.
— Porque a diferencia de ti— comienza el peli plata, acercándose a tomar su suéter. — yo la amo y ella a mí, así que no voy a permitir que nos separemos sólo por un juego estúpido, después de todo lo que hice para que ella estuviera conmigo.— Yoongi permanece frente a su mejor amigo, observándolo de pie, el otro ni siquiera se inmuta al ver el ceño fruncido del mayor.
— Podrías conseguirte a alguien mejor, que te de lo que quieres. — Yoongi sabe que el tono que utiliza es despectivo, y sí le ofende porque Jimin sabe cuánto ama a su novia.
— Vete a la mierda. — dice sin más, saliendo de la guarida después. Yoongi piensa que su amigo ya es caso perdido y que no puede hacerlo entrar en razón. ¿Cómo se atreve a decirle que consiga a alguien más? ¿De verdad seguía creyendo que todas las personas eran reemplazables? Si ese era el caso, entonces no tardaría mucho en olvidarse de ellos, sin importar todos los años que han estado juntos y eso sin duda, le provocaba una punzada en el pecho, porque para él, Park Jimin, su mejor amigo, no podía ser reemplazado jamás. Mientras caminaba a casa de su novia, recordó cuando se conocieron; ese recuerdo le ayudaba a cambiar su estado de ánimo de uno malo a uno bueno en cuestión de segundos, y es que la sonrisa de chica le brindaba una calma inmensa.