La realidad del amor

Capítulo 2

El paso del tiempo, con los días iguales a todos, aquellos desconocidos me miran como el chico raro en la escuela, con una actitud callada, el cual no habla, aunque su vida dependiera de eso, no se sí da miedo o pena.

Estoy rodeado de personas que intentan ser sociables unos con otro, ellos hablan entre sí, algunos ya son amigos y otros ya están con sus malditas ondas románticas, incluso adentro del aula, que, a mi modo de ver, parecen estúpidos.

Un chico en el descanso se acerca a mí.

—Eres un tipo raro, te eh visto con esa gente, mira yo tengo la idea de que eres alguien bueno para ser amigos.

Pero sólo me quede callado, me miro y me dijo de nuevo.

—Eres tan extraño, si cambias de opinión estoy en la cafetería.

Yo solo intentando estar en mi plan de soledad, sigo mi camino a donde no me vean, pero decidí regresar con él, estaba cerca, así que lo seguí y me senté junto a él.

Aquel chico tenía en la mesa unos tacos, de los cuales me ofreció la mitad del platillo.

Aquella acción se me hizo amigable y era de esas pocas veces donde me sentía a gusto con alguien.

—Soy Bruce, 15 años, sin aspiraciones y nada, solo una mala vida, aunque suene dramático.

El solo se carcajeo y me miro y contesto.

—Soy Charlie, bueno, Carlos, pero me llaman Charlie, creo que se escucha mejor, y como tu tengo 15 años, aunque es obvio la verdad, quisiera ser periodista, amo leer e investigar como no te imaginas, pero también me encantan las novelas, pero sin duda el cine podría ser una mayor afición.

—Tenía un amigo que me acompañaba a los estrenos, pero una chica se metió en nuestra relación, y terminamos peleando por ella, pero no me interesa hablar de ellos ahora — continuo.

Me sorprendió el hecho de que perdió su amigo por una chica y yo me quejo por no tener, pienso que nos llevaremos bien, esperando a ser amigos por siempre, ya que mi soledad no me dio un amigo de verdad pero el deseo estar para él y el para mí, saque una hoja y le apunté mi número de teléfono, con la esperanza que me hable.

Él lo miro y lo guardo, me prometió hablarme, creo que es un verdadero amigo, no lo se.

Término el descanso y me fui con él a mi aula y me senté junto a él, y desde ahí es mi amigo por llamarlo de alguna manera.

Llegue a mi casa y me sorprendí de que mi madre me estaba esperando, nunca lo hace, así que la escuche y me dijo

—Sabes hijo, es tiempo que te integres a la familia y queremos pasar tiempo contigo y queremos que estés con nosotros en un convivió con otros amigos de la familia.

Acepte sin pensarlo pero paso lo que pensé, no me hicieron caso, nadie lo hacía, todos hablando de lo que han hecho y los logros que tienen sus hijos pero no los conocen, los idiotas me ignoraban así que me salí y me senté en la banqueta con mis audífonos puestos hasta que todos se fueron y mi familia y yo nos fuimos a casa, y sólo fui a dormir para despertar al día siguiente, pero la verdad ni siquiera quiero despertar en las mañanas.

 




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.