La red [duskwood]

5

5

El grupo

Transcurrieron dos días con exactitud desde mi llegada a Duskwood, uno desde la última vez que había hablado con quién estaba detrás del Número desconocido. El mensaje con el «hasta pronto» fue lo último que recibí suyo, desde entonces no respondió más a los mensajes que dejé después, aunque no había insistido mucho, la ausencia consiguió que me sintiera dejada a la deriva en un asunto en el cual me involucraron. Por otra parte, la búsqueda en la nube no había arrojado muchos resultados, o quizá solo era que no estaba haciéndolo bien. No tenía forma de saberlo. Y, en cuanto a los chicos, Thomas y Jessy seguían siendo quienes estaban más al tanto y con más frecuencia estaban enviándome textos o apareciéndose por el hotel. Tal parecía que, al resto del grupo, mi presencia seguía llenándolos de dudas, lo cual hasta cierto punto entendía. Aunque mis intenciones no fueran malas y ellos fueran la razón principal de mi presencia ahí, comprendía hasta cierto punto la desconfianza y quizá, en su lugar, también la tendría.

—¿Qué tal vas con tu investigación? —La voz de Stella irrumpió en mis pensamientos, haciéndome espabilar.

Se acercaba desde el pasillo, la miré desde donde me encontraba sentada, en un pequeño balcón que tenía el hotel. No sé si fue su presencia o la pregunta que me había hecho, pero el corazón comenzó a latirme más rápido.

Stella tomó asiento frente a mí, sonriendo.

—Tu trabajo universitario —agregó, como si notara la expresión de bochorno que tenía.

Pese a eso, necesité casi un minuto entero para organizar mis ideas y tratar de disimular lo mejor posible.

—Mi trabajo, sí —hablé por fin—. No he hecho mucho en realidad. Mis amigos, quienes iban a enseñarme el lugar, han estado pasando por problemas.

—Oh, sí, sí. Por la jovencita desaparecida, Thomas es su novio, ¿no es así? —comentó con un deje de melancolía—. Es una pena, sabes. Hacía tanto tiempo que no sucedía algo así en este lugar.

La desaparición de Hannah era conocida por todos, pero los detalles concretos del caso aún no. Según lo que yo había visto en las noticias locales, la policía seguía buscando pero sin ningún avance o noticia nueva. Sin embargo, por Thomas sabía que él era sospechoso y, muy pronto, quizá yo misma pudiera hacerme con mis propias conclusiones e hipótesis de lo que sucedió.

—¿Usted la conocía? —pregunté.

—Es un pueblo pequeño, todos nos conocemos. Aunque nunca hablé con ella, conozco de cerca a sus padres —Stella se removió en la silla, parecía dispuesta a responder todo lo que se le preguntase—. Nos vemos seguido en la iglesia, tiene una hermana pequeña. Aunque Hannah era complicada o más bien rara.

—Creo que escogí un mal momento para venir.

—No dejes que esto te afecte, querida —me dio una palmada en la mano, que descansaba en la mesa—. Algunos dicen que solo se cansó de su vida aquí y se marchó, quizá sea verdad.

—Sería una pena, ¿no crees? Por su familia y por Thomas.

—Quizá no era feliz con él. Los jóvenes de hoy son tan extraños, las relaciones que llevan también.

—Thomas es un buen tipo…

—¿De dónde los conoces? —se interesó.

—Nos conocimos hace unos meses, por amigos en común —fue lo primero que se me ocurrió—. Aunque no conozco a Hannah, solo a Thomas. Bueno, mi círculo en Duskwood aun no es muy grande, no podría decir a ciencia cierta que son mis amigos.

Stella asintió y guardó silencio. La vista se le perdió en las paredes del lugar. Y aunque lo agradecí, algo quedó retumbando en la mente, lo que no me dejó retomar la tranquilidad.

—Usted dijo que hace mucho tiempo no ocurría algo así —dije dubitativa—, antes pasó algo similar o…

Volvió a mirarme.

—Hace algún tiempo, quizá más de diez años, sucedió algo terrible con una jovencita —dejó salir un suspiro—. Bueno, no seguiré espantándote, solo quería asegurarme que estuvieras bien.

Dicho aquello se puso de pie y tras regalarme una sonrisa se retiró. Volví a estar sola, con mis pensamientos. La diferencia de tiempo me hizo descartar aquel suceso como posible pista. Y, a decir verdad, no tenía mucho más para ese punto. No había salido del hotel en lo que iba del día, tampoco había encontrado algo relevante en la computadora. Estaba igual que al principio, en blanco. Unos minutos después, mi móvil vibró, haciéndome pensar por un momento que se trataba del Número desconocido, aunque al final resultó ser solo Jessy, que me avisaba que estaba afuera del hotel esperándome para almorzar. Antes habíamos acordado vernos y esperaba que, de alguna manera, me ayudara a entender cómo se movían en el grupo. Quería conocerlos mejor, desde dentro, a todos. No esperé mucho más y salí a su encuentro. Me recibió con una sonrisa y su característico buen humor. Llevaba suelto el cabello rojizo y una bufanda oscura.

—¿Lista? —me preguntó, enganchándose en mi brazo y comenzando a caminar—. Después del almuerzo podemos ir al taller, creo que Richy estará feliz de saludarte.

—Lo dudo mucho —murmuré, elevando las cejas—. Él fue casi quien me convenció de venir, pero desde que estoy aquí no ha vuelto a hablarme.

—¡Es por el taller, la cosa no va muy bien! Él no es mala persona, no pienses en eso.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.