SEGUNDA PARTE
7
Un cuerpo
—¿Pensabas irte? —preguntó Jessy, señalando la maleta a medio hacer en la cama.
No supe qué responderle, porque ya antes le había dicho que iba a hacer todo lo posible por ayudarle en esto. Pero, estaba asustada y eso era lo que ninguno parecía entender, la verdadera gravedad de lo que significaba todo alrededor de la desaparición de Hannah. Sobre todo que me daba cuenta que era solo yo quién parecía estar recibiendo amenazas, yo era el objetivo.
—Max… —tocaron la puerta justo cuando comenzaba a hablar, me miró preocupada—. Ya están aquí.
—Te lo contaré después —murmuré y ella asintió—. No se lo digas a los demás, es mejor así.
Guardé la maleta en el armario y solo después de eso Jessy abrió la puerta. Cleo fue la primera en entrar y tras ella venían Richy y Dan. Para mi sorpresa estaba ahí, teniendo en cuenta que unas horas atrás me había dicho que me fuera al diablo. Aunque no fue de extrañarse que, de los tres, él fue el único que no se acercó a saludarme, pareció más bien interesado en detallar todo dentro de la habitación, como si buscara una señal de mi crimen. Traté de disimular la incomodidad de lo insidiosa que parecía la manera en que miraba todo, Dan era un caso aparte, además, el Número desconocido me había sugerido fijarme en él como sospechoso y debía tener cuidado.
—No fui capaz de avisarle a Thomas y Lily —dijo Jessy, con una notable angustia.
—Lo entendemos, Jessy —dije.
—Sí. A nadie le gusta dar malas noticias —dijo Richy, intercalando miradas entre Jessy y yo—. Que nos lo hayas contado a nosotros ya es mucho.
—Digamos que Jessy no ha hecho mucho hasta ahora con lo de la búsqueda de Hannah —dijo Cleo y pareció verdaderamente fastidiada—. Así que no sé a qué podrías estarte refiriendo con decir que «ya es mucho».
No solo era el tono de la voz sino que al mirarla se le veía en la cara que estaba molesta con Jessy; aunque debía admitir que antes cuando hablamos, ya me había hecho saber que la forma en la que Jessy estaba actuando desde la desaparición de Hannah seguía resultándole sospechosa. Pero para ser honesta, no era lo que a mí me parecía, quizá si era poco prudente en cuanto a lo que hacía o decía, pero no iba mucho más allá de eso.
—Bueno, tiene otra actitud. Es todo —dijo Richy.
—¡Cleo, esto está muy fuera de lugar ahora! —dijo Jessy.
—¿Se puede saber qué es lo que les pasa? —Dan habló por fin, haciéndose más cerca al grupo, como si temiera que una se lanzara sobre la otra.
—¡Paren ya las dos! —exclamé, pasándome las manos por el rostro.
Traté de apartar a Jessy, pero se mantuvo tan firme que ni siquiera pude moverla. Me regaló una mirada, en la que podía leer un: «Es que estoy tan enojada. El comentario ha estado fuera de lugar». Yo moví la cabeza, tratando de darle consuelo, con un: «Tienes razón, pero déjalo estar». De cualquier forma, que el grupo se dividiera en este momento no parecía factible, de ninguna manera.
—Max tiene razón —dijo Richy—. Está claro que estamos todos un poco de los nervios. Pero venga, ahora tenemos otros problemas.
—Les recuerdo que igual el cuerpo puede ser de otra chica —dijo Dan, encogiéndose de hombros.
—Está claro, gracias por decirlo.
—De nada, Richy. —Dan le enseñó el dedo del medio.
Y de nuevo el ambiente volvía a ponerse tenso.
—¿Pueden parar ya? Por favor —pedí una vez más, soltando un suspiro.
—¡Ha empezado él! —exclamó Dan.
Guardamos silencio un momento con la firme intención de que al menos los zumos bajaran. Me moví hasta el escritorio y me recosté ahí, cruzándome de brazos; no era la única que estaba asustada y, tras pensarlo un poco, entendí que quizá quejarme sobre la llamada y la amenaza no era algo tan grave, no como lo que ellos estaban pasando. Porque una cosa era cierta, había un cuerpo, un cuerpo que podría ser el de Hannah.
—A lo mejor Dan tiene razón —murmuró Jessy, al cabo de unos minutos—, y quizá es mejor que no se lo digamos a los dos. De hecho, tampoco tenemos mucha información.
—Ya sabes, los rumores en Duskwood corren demasiado rápido —dijo Richy, cruzándose de brazos—. Imagina que se enteran por alguien como Sully.
—Sería horrible. —Jessy puso cara de pena.
—Se lo contaré a Lily —dijo Cleo dando un paso atrás y sacando su teléfono.
—¿Estás segura? —preguntó Richy.
—Sí.
—De acuerdo, gracias Cleo.
Cleo salió de la habitación enseguida.
—¿Y qué pasa con Thomas? —preguntó Jessy.
Hubo un lapso de silencio en que todos nos mirábamos a la cara, pero ninguno se atrevía a dar el paso, me pareció bastante obvio que insinuaban, aunque incorrecto también, porque yo, entre todos, era lo menos indicado a escoger.
—Yo se lo diré a Thomas —suspiré cansada.
Noté el alivio de Jessy y Richy.