16
El cuervo
En medio del estado de confusión, miedo y paranoia, en el que estábamos terminamos por llamar a Jessy y pedirle que por favor nos alcanzara en el taller. Que era importante. Se convenció por completo cuando le enviamos una foto del grafiti. Richy no había dicho nada más, solo estaba observando la marca del cuervo mientras se mordía la cutícula de las uñas, nervioso aunque intentara disimularlo. Yo tampoco sabía qué cosa decirle o hacer, me dedicaba solo a esperar la de Jessy, contando con que su perspectiva nos brindara una idea diferente, un panorama alentador. No dejaba de pensar en lo mal que debía estarlo pasando Richy. Estaba marcado y era mi culpa. Porque si resultaba que todo ese asunto del hombre sin cara era tan real como lo decía la leyenda, y que estaba detrás de la desaparición de Hannah… ahora nosotros estábamos jodidos. Era mi culpa, no podía dejar de repetírmelo, por no haber creído que esto fuera a pasar, por no haber sido precavida, por pensar en que solo eran amenazas sin peso o fundamento alguno y sobre todo por confiar ciegamente en lo que Jake me decía.
—Richy —dije al cabo de unos segundos y sin soportar más el silencio entre los dos—, yo de verdad lo lamento, esto no es…
La inminente llegada de Jessy me hizo guardar silencio al instante. Terminaba de bajarse de un taxi y, enseguida, lo primero que noté fue como iba cambiando la expresión a una de tragedia y sorpresa. Se acercó hasta nosotros sin apartar la mirada de la marca en la puerta.
—¿Cómo ha podido pasar? —preguntó, llevándose una mano al pecho.
—Acababa de volver del bosque —dijo Richy—, supongo que lo hicieron mientras tanto.
—¡¿En el bosque?! ¡¿Por qué diablos estabas en el bosque!?
—Es mi culpa —dije—, solo estaba enseñándome como es.
Hubo un intercambio de miradas entre los tres; Jessy casi parecía incrédula; Richy quizá agradecido o sorprendido porque me hubiese animado a decirlo. Y luego estaba yo, que comenzaba a sentirme de nuevo sobrepasada por la situación, porque cuando creía que algo podía resultar bien, eran más las cosas que resultaban mal.
—Vale, vale —dijo Jessy—, volviendo al tema: ¿Qué hacemos ahora?
—Creo que ha llegado el momento de ir por los demás y explicarles lo que hay —propuso Richy.
—Yo también lo creo, ¿Max?
—No lo sé, ustedes sabrán lo que hacen.
—Bien, llamaré a los demás.
Richy se apartó para hacer las llamadas. Preferí no hablar nada con Jessy, aunque sí me interesaba saber sobre el estado de Dan, porque aparte de la marca también me sentía culpable por el accidente. Me sentía culpable por todo, en realidad, como si mi presencia solo hubiese conseguido empeorar la situación. Por otra parte, dudaba mucho que los demás estuvieran felices de volver, sabiendo que no pasaban más de dos horas desde que se marcharon antes. Y, sobre todo, tenía el ligero presentimiento de que se iban a venir en mi contra, porque sí, toda aquella investigación del hombre sin cara me ligaba de forma directa. Alrededor de media hora después Thomas fue el primero en llegar. Se paró frente al garaje y soltó una maldición, después preguntó si se trataba de alguien que se quería meter con Richy. Cuando Cleo apareció, preguntó si estaba pintado con sangre. Y como los minutos seguían corriendo y no parecía que Lily fuera a presentarse, Jessy decidió seguir adelante. Aunque bueno, era más por Thomas, Dan y Lily, porque Cleo estaba un poco al tanto del tema.
—Max, Richy y yo nos hemos dedicado los últimos días a rebuscar entre las leyendas de Duskwood, pistas está claro —dijo Jessy un momento más tarde, preferí mantenerme callada y dejar que ella, como parte fija del grupo, fuera quién tomara la vocería del tema—. Todo empezó cuando Alfie le contó a Cleo que el hombre sin cara se llevó a Hannah al bosque.
—¿De qué estás hablando? —dijo Thomas.
—Te lo hubiera contado más adelante Thomas —dijo Cleo tranquilizándolo.
Lily apareció poco después, haciéndose al costado de Thomas. Molesta, cosa ya debía dejar de preocuparme porque no parecía haber en ella nada más allá de eso.
—Si no se había contado todo, era solo porque no queríamos preocuparlos —dije—. Seguía siendo algo sin mucha importancia, solo descartábamos opciones.
—Así es —apoyó Richy.
—A mí me ha involucrado Max, y yo he metido a Richy —dijo Jessy.
—Perdón, no me estoy enterando bien —Lily tomó la palabra, con una expresión de desconcierto—. ¡¿Qué están haciendo exactamente?!
Negué, soltando una exhalación. Una vez ganada su entera atención hablé:
—Encontrar a tu hermana, Lily.
—Creemos que el hombre sin cara tiene algo que ver con la desaparición de Hannah —añadió Jessy—, y estamos siguiendo una pista.
—¿Todos conocen la leyenda? Bueno, pues ese es el símbolo del cuervo en la puerta de mi garaje.
Sentí una punzada en el pecho, la culpa retornó hasta mí y lo hizo con mucha más fuerza. Y sentí que no tenía manera de librarme, me estaba cercando por todos lados. Me sentía sola, peleando una batalla que no era mía y que era probable terminara perdiendo.
—¿Richy está en peligro ahora? —preguntó Lily—. ¿Será el próximo al que se llevarán?, ¿es así?