QUINTA PARTE
18
Crímenes
—¿Tiene un minuto la mejor detective de Duskwood?
Observé a Richy tomando asiento a mi lado. Sin poder controlarlo se me escapó un suspiro pesado, guardando el teléfono y dejando sin responder los últimos mensajes de Jake. ¿Qué iba a decirle? Ya me sentía lo bastante imbécil como para continuar insistiendo, cuando él se empeñaba en poner en letras grandes este «no podemos». Era probable que tuviera razón, pero eso no significaba que la molestia o el desazón hubiera hecho acto de presencia una vez leídos los mensajes; no me quedaba más que esperar a porque la decepción pasara más pronto que tarde.
—Sí, bueno, pensaba seguir fracasando un rato más —dije, con un deje de amargura.
—Te quedaste, eso no es fracasar.
—Tampoco ganar, sin ofender, hay un loco amenazándome, puede que esté cometiendo uno que otro delito y todo por qué, ¿dime?, no veo la manera en que eso sea un premio.
Richy comenzó a reírse, negando y deseando poder haber tomado esa actitud y no la que ahora estaba machacándome.
—Ahora que lo mencionas, no tuvimos tiempo para hablar sobre la conversación con Phil —dijo unos segundos después—, te la enseño de nuevo, para refrescarte la memoria.
Acepté el teléfono cuando me lo ofreció pero no le dije que, pensar en todo lo que iba en relación con el caso no era lo que más me apetecía en ese momento. En realidad, lo único que quería era irme al hotel y dormir tanto que, para cuando despertara, me diera cuenta que aquello no era más que un sueño, que estaba en cualquier otro lugar lo suficiente lejos de Duskwood, no me importa cuál. Sobre todo que nunca apareciera Thomas en mi puerta y que, del mismo modo, Jake no era más que parte de ese mismo sueño que daba la impresión de ser una pesadilla. Ni siquiera quería pensar en él, ni en Hannah (tonta Hannah, ¿por qué confiarme su vida a mí? Una desconocida). Si llegaba a encontrarla iba a tener que darme explicaciones tendidas, no importaba cuánto tiempo le tomara. Me centré de nuevo en la conversación, leí una sola vez los mensajes y le devolví el teléfono a Richy que me miraba expectante.
—Parece que Cleo sospechaba de él —comenté—, no me había dicho que lo veía como sospechoso. Supongo que pensaba que así podía averiguar algo.
—Es probable. Lo que yo pienso es que, bueno, lo que dice sobre Duskwood y eso… me refiero a que, el cuervo pintado en mi garaje apareció justo después de la conversación que tuve con él.
—Por eso no has querido hablarlo frente a Jessy.
—También —suspiró, rascándose la barbilla—. Bueno, no digo que haya sido Phil, pero tiene razón en lo que dice, que Duskwood puede ser raro.
—Ya me he dado cuenta, Richy.
—Es que no me creo que Phil me advierta y al día siguiente me pongan este símbolo a la puerta del garaje, ¿o qué?
—La advertencia es plausible, lo entiendo.
—O tiene una buena intuición y sabía que lo haría otra persona —miró al frente pensativo—, por otro lado, nadie más sabe que estamos haciendo averiguaciones. Sobre todo del hombre sin cara. Y lo de mi garaje es definitivamente su símbolo.
—¿No dijo alguien que los rumores corren rápido en Duskwood? —Pregunté enarcando una ceja—. ¿No fuiste tú?
—Sí, no puedo creer que lo recuerdes.
Me encogí de hombros, sonriendo.
—¿Phil le invitó unas copas a Hannah?
—Es lo que escribió —ahora fue su turno de encogerse de hombros—. No lo sabía hasta ahora.
—¿Puede que le guste Hannah?, ¿a lo mejor ellos dos…?
—¡No! ¿o sí? —negó—. Ay, no quería darle importancia a ese tema.
—No, que me cuentes esto está bien.
—No estoy tan seguro —dijo haciendo una mueca y poniéndose de pie—, creo que mejor me voy.
—Richy, sabes que independientemente del tema de Hannah puedes hablar conmigo siempre que quieras.
—Lo sé —sonrió y se alejó por el pasillo.
Suspiré, pasándome las manos por el rostro. Volví a buscar mi teléfono, esta vez para revisar en el mapa donde quedaba el bar Aurora, quizá era bueno que yo misma me diera una vuelta por ahí e intentara hablar con Phil Hawkins. Levanté el rostro con ese pensamiento solo para encontrarme con que Cleo venía hacía mí y enseguida entendí que esa había sido la razón por la que Richy se había callado y marchado tan rápido como le fue posible. Comprendía que no tenían una relación muy estrecha y que seguía resintiendo las primeras insinuaciones de Cleo hacía Jessy, por la manera en que se tomaba el asunto.
Cleo me ofreció un café antes de ocupar el puesto a mi lado, justo donde había estado Richy. La escuché suspirar mientras negaba. El hospital se sentía mucho más solo que en un principio y volví a repetirme que debía volver al hotel e intentar descansar. Ni siquiera quería pensar en seguir hurgando en la nube de Hannah esa noche, estaba agotada tanto física como mentalmente.
—Solo quería decirte que no te tomes a pecho la votación de Lily —comentó sin mirarme—. Porque me puedo imaginar que te has sentido muy mal tratada.
—La puedo entender de alguna forma —dije y estaba siendo sincera—, no deja de ser que Hannah es su hermana.