30
Los racionales
—Jessy quiere irse de Duskwood —dije y Lily casi palideció.
—¿Qué?
—La marcaron y, como es natural, está asustada.
—Qué horrible —dijo y se tomó una breve pausa, pensativa—. Ya había pensado si sería bueno que estuviéramos todos en el motel mientras.
—Quizá sea lo mejor, de cualquier forma, debemos esperar la deliberación con los demás. ¿Te veo más tarde en el taller?
Lily dijo que sí y tras eso nos despedimos. No estaba del todo segura a donde iría ella, pero yo había quedado de reunirme con Cleo, Thomas y Richy en el taller, esperando que hablásemos antes de que se sumaran los demás. Jake permanecía en el motel, aparte de trabajar conmigo, noté que seguía vigilando de cerca a sus perseguidores y era palpable la preocupación que eso le generaba; no sabía qué pensar al respecto, sobre todo en el qué pasaría si llegasen a venir por él. ¿Huiría? Pero lo que más me pasmaba era ¿qué iba a hacer yo? Si es que lo seguiría o no conseguiría ser capaz de renunciar a mi vida. Por el momento lo mejor para mí y para la investigación, era no darle muchas vueltas y tratar de centrar toda la atención sólo en lo que pasaba dentro de Duskwood. Las tensiones dentro del grupo estaban en un punto álgido y cada vez resultaba más difícil mantener la neutralidad. Richy estaba cabizbajo, afectado aún por la discusión del día anterior con Jessy y me resultaba terriblemente extraño estar en el taller sabiendo que ella no estaría ahí. Antes de la llegada de Cleo y Thomas, nos tomamos un momento para hablar sobre los detalles del auto de Dan, que tal como lo esperábamos, no tenía ningún indicio de haber sido intervenido sino que fue un descuido producto del alcohol. Fue un alivio, en lo que cabía, no tener que sumarle más piezas a la investigación.
Los días cada vez pasaban más rápido y apenas sentía que alcanzaban para algo. Era difícil investigar de esa forma y quizá se debía al hecho de que teníamos muchas más pistas que seguir, que no parábamos de encontrar cosas y que los posibles señalados no escaseaban.
—Siento mucho tener que ser yo quién lo diga, pero puede que se haya marcado ella misma —dijo Cleo, una vez estuvimos los cuatro—. A Richy lo marcaron hace tiempo y no ha pasado nada.
—Toca madera —dijo Richy, casi sonriendo.
—Cuando las atacaron, Jessy no tenía una marca —continuó—. Para ella no es una opción que su hermano pueda haber hecho algo grave. Y le era importante que viéramos a Phil como inocente.
—Y esa marca es una prueba definitiva de que Phil es inocente —apoyó Thomas.
—No, Jessy no es así. Jamás y, en cuanto a lo de irnos, la idea me parece buena —intervino Richy—. No puede ser malo querer tener un poco de distancia de esta película de terror que estamos viviendo.
Continué en silencio, pero Cleo mostró enseguida su postura:
—¿Y dejar a Hannah sola?
—No. Yo no me marcharé de Duskwood —dijo Thomas decidido—. ¿Dan y Lily han dicho algo?
—Aún no, pero Lily no querrá irse —dije.
—Ya sé lo que haremos —dijo Richy y sonrió—. Cuando hablamos de dejar Duskwood, me había imaginado una isla desierta bien lejos de aquí. Pero supongo que tampoco tiene que ser tan drástico. Conozco al propietario de una casa en el bosque, a dos cuartos de hora de aquí. Es suficientemente grande para todos, bien aislada, y nadie sabrá que estaremos allí. Y como está cerca, podemos volver en cualquier momento.
Thomas y Cleo escucharon atentos la propuesta, que a grandes rasgos se encontraba en un intermedio entre el deseo de Jessy y el de los demás. Alejarnos de Duskwood, pero sin hacerlo en realidad; tomar un poco de distancia, lejos del alcance del hombre sin cara. Juntos, donde unos pudiéramos proteger a los otros. Solo que había una cuestión que yo no podía pasar por alto: Jake. No podía pensar en marcharme y dejarlo a la deriva, él tampoco lo aceptaría y dudaba mucho que se pudiera encontrar un punto intermedio. Ninguno del grupo sabía de su presencia en el pueblo, tampoco tenía como prever la reacción que tendrían si se llegasen a enterar. En todo caso, si lo mejor que había era esa opción, no iba a entrar en negativa con ninguno, porque el bien general primaba sobre el mío individual.
Era complicado de cualquier forma.
—¿Y se puede alquilar esta casa? —preguntó Thomas.
—¡Sí! ¿Es un buen plan?
—Lo parece —dije.
Richy sonrió.
—Bueno, ¿lo hacemos?
Cleo dijo que sí y Thomas se unió. Mi respuesta fue la misma. Richy se apresuró enseguida a llamar al dueño, contando con que no estuviera en alquiler aun. Aproveché el momento que aún teníamos para hablar con Thomas, porque con él había iniciado la pista de la pulsera y un poco de ayuda no me venía mal.
—Hannah sacó la pulsera de la casa de empeños —le dije—. Necesito saber a quién le pertenecía al momento de dejarla ahí.
—Mis padres son amigos del señor Oakley, el dueño —dijo Cleo, que estaba cerca—, a lo mejor puedo convencerlo de que me diga quién fue.
—Vamos ahora mismo, si vienen los demás diles lo de la casa.
Ψ
Dan fue el primero en aparecer por el taller y seguía siendo raro verlo en silla de ruedas. Estaba mucho mejor y no sería temporal, el accidente lo había dejado bastante machacado pero no llegaba a ser preocupante, o al menos eso decía él. Ambos terminamos sentados junto al camino que conducía al cementerio de coches, a la espera de la aparición de los demás. El silencio se impuso pronto en medio e iba más bien el exceso de cosas, que un momento como el que pasábamos parecía inaudito; aun así, noté que Dan sí quería hablar, pero no estaba del todo decidido a hacerlo.