OCTAVA PARTE
31
La pérdida
No podía respirar cuando alcancé por fin el taller y fue una fortuna que todos ya estuvieran allí como lo había pensado en su momento, incluso Jessy. No había tiempo para ningún tipo de mediaciones, era una situación de suma urgencia y no podía perder tiempo. Tenía la sensación de que iba a desvanecerme en cualquier momento, que no alcanzaría a decir nada antes de haber perdido el conocimiento. Richy necesitaba ayuda.
—¡Por favor, necesito ayuda! —grité, llamando la atención de todos—. ¡Tienen que llamar a la policía!
—¿¡Qué pasó!? —Thomas fue el primero en venir a mi encuentro.
—¡Richy sigue en el bosque! ¡El hombre sin cara estaba ahí! Está con Richy y…
—Max necesitas calmarte —dijo Cleo.
Entre ella y Jessy me tomaron por los hombros, llevándome hasta la banca del taller y casi me obligaron a sentarme ahí. Trataba de respirar y hacer lo que me pedían, pero la urgencia por saber que Richy estaba en manos de aquel tipo apenas me lo permitía. No era como cuando atacó a Jessy que había dado vuelta y se marchó sino que ahora no podía estar segura, sobre todo porque los minutos iban adelante y tras el camino no quedaba rastro alguno de que Richy hubiese conseguido librarse. ¿Por qué hui? Me pregunté entonces, por qué no haber enfrentado la situación con él; la culpa vino como un torrente lo suficiente grande y fuerte como para doblegarme al instante. La marca estaba ahí, sabíamos que vendría por él, aun así no hicimos nada para detenerlo sino que contrario a eso fuimos directo al único lugar que conocía más que cualquiera de nosotros, donde llevaba escondiéndose todo este tiempo: el bosque. Caminamos por su terreno sin mediar la peligrosidad de esos movimientos y eso también era culpa mía, porque pude haberlo convencido de volver a tiempo.
Cleo me sujetó el rostro, volviendo a traerme del ensimismamiento.
—Por favor, intenta decirnos exactamente qué pasó —dijo.
—Richy y yo estábamos hablando, íbamos siguiendo el sendero del bosque, fue una conversación sin importancia. No se sentía bien y necesitaba despejarse —hablé aun cuando la voz me temblaba—. Dijo que escuchó gritos de auxilio, le pedí que volviéramos, pero pensaba que quien quiera que fuera necesitaba ayuda. Entonces apareció entre los árboles, me pidió que corriera y él… todavía hay esperanzas, ¡pero debemos darnos prisa!
—Voy a llamar a la policía —dijo Lily.
—Sí —concedió Cleo—, esta vez no está en nuestras manos.
—Mierda —murmuró Dan.
Lily me preguntó también si recordaba algo más, algún distintivo de la zona donde había ocurrido el incidente, algo que pudiese darle a la policía como referencia para que llegaran más rápido, pero no había nada. Debía ser a raíz del miedo y el estado de shock en el que continuaba porque lo único que recordaba eran un sinnúmero de árboles y el camino. Al final preguntó si podía decirle a la policía que me encontraba con él al momento del ataque, pero le pedí que no lo hiciera, estaba ya en el foco de ellos y un incidente como ese no haría más que perjudicarme, pero sobre todo a la estancia de Jake en Duskwood.
—Tengo que verlo —dijo Jessy de pronto, haciendo el ademán de caminar hacía el bosque, apenas y conseguí sujetarla por el antebrazo.
—Por favor, Jessy, no hagas esto —pedí.
Lily soltó una maldición al aire.
—Esto no puede estar pasando —dijo—, nadie contesta.
—¡Ya vez, depende de nosotros, como siempre! —exclamó Jessy.
—No, el riesgo es demasiado grande.
Jessy soltó un sollozo, apartándose bruscamente de mí.
—¡Richy necesita nuestra ayuda! Lily, Cleo… ¡Thomas, Dan! ¡Por favor!
—¿Max? —dijo Thomas, dando un paso adelante—. ¿Puedes describirme el lugar? ¿En qué parte del camino estaban? Yo iré al bosque.
—Thomas, no —intervino Lily—. Vamos a dejar esto a la policía.
—No me han marcado. Y nunca atraje la atención del autor.
—Ese no es un argumento —dije.
—Por favor, créeme. Puedo hacerlo.
Lo miré aterrada, no podía pedirme aquello cuando terminaba de dejar a Richy a la deriva. Era como enviar a alguien más a un destino trágico y no estaba en mí determinarlo; quizá Thomas ayudaría, pero el riesgo que estaba corriendo siempre iba a hacer más grande. No conseguí formular ninguna palabra más, sobre todo porque tenía la mirada de Richy, de aquel último momento, cruzándome los pensamientos y se sentía como una puñalada directa al pecho.
—¡Tengo a la policía al teléfono! —exclamó Lily y sentí que me quitaba un peso de encima—. Por favor, espera un momento.
—¡Ya no confío en la policía! —dijo Jessy.
Lily se apartó del grupo para hablar con la policía, no sin antes mirarme como suplicándome que no permitiera que ninguno cometiera la estupidez que meterse al bosque. No tenía que pedírmelo, porque no iba a permitir tal sin sentido, no perderíamos a nadie más, no soportaría cargar con esa culpa. Por fortuna, Dan, que era uno de los más calmados y centrados en ese momento, tomó partida en la situación: