32
El hombre tras el nombre
—¿Y qué vamos a hacer ahora? —preguntó Lily—. ¿Vamos a ir a la cabaña?
La policía continuaba buscando a Richy, por lo que el siguiente encuentro del grupo fue en el refugio para mujeres de la iglesia. Lo único que hasta ahora habían encontrado era la gorra, desde ahí ni un solo rastro de huellas o más sangre con la que pudieran guiarse; al menos eso era lo que decían de cara al público porque bastante claro teníamos que guardaban información relevante de todo y quizá este caso no era la excepción. Desaparición o secuestro, eran las dos líneas de investigación que estaban siguiendo, lo que causó inevitablemente una sensación de zozobra en el pueblo. Ya eran tres las víctimas y no se conocía mucho más allá de eso, tres víctimas que podían estar relacionadas (Richy y Hannah seguro) tanto como no.
—No quiero ir a ninguna cabaña —dijo Jessy, se le notaba en el rostro que apenas había pegado un ojo en toda la noche. Aunque esa también era la cara de todos—. No sin él.
—Es lo que Richy hubiera querido —dijo Cleo—. Yo estoy en contacto con el dueño.
—¿Y luego qué? ¿Nos escondemos allí para toda la eternidad? —alegó Jessy—. ¡Está ahí fuera en alguna parte! Tengo que encontrarlo.
—Todos queremos eso, Jessy —dije.
Thomas y Dan se abstenían de hablar, en parte porque ya tenía una decisión tomada y, en otra, quizá porque no querían mostrarse afectados ante la situación, siendo el soporte que tenían ellas para sobrellevar aquella nueva tragedia que asolaba al grupo.
—El hecho de que la policía haya encontrado su gorra debe significar algo.
—Honestamente no puedo abandonar Duskwood con buena conciencia —dijo Cleo y se tomó una breve pausa, fue en ese momento que noté que estaba mirándome a mí, pero era una mirada diferente esta vez. Al cabo de eso añadió—: Pero para seguir adelante tengo que pedirte algo, Max. Quiero que todo lo que tú y Jake han descubierto sea compartido con todos. No puede haber más secretos.
Para mi propia sorpresa, que dijera aquello no me tomó desprevenida. Ya tenía la impresión que era cuestión de tiempo que algo así pasara, sobre todo porque Jessy también llevaba insistiéndome en lo mismo desde hacía mucho tiempo, los demás estarían ansiosos igual. Lo confirmé cuando Thomas se enderezó en la silla, levantando la mirada en mi dirección y casi parecía tener los ojos iluminados. Les eché un vistazo a cada uno, tomándome el tiempo que necesitaba para procesar la petición; lo que Jake y yo llevábamos de investigación no era poca cosa y él siempre había insistido en mantenerlo solo para los dos, dudaba mucho que hubiese cambiado de opinión. Lo bueno era que yo también tenía voz y voto, y sí quería compartirlo, no solo porque eran bienvenidas las nuevas visiones de todo sino también, y quizá más importante, eran mis amigos y confiaba en ellos. La desaparición de Richy dejaba una sensación de desdicha instaurada, de debilidad en cada uno, lo mejor que podíamos hacer era mantenernos unidos aunque sonara a una tontería. Quería que lo encontráramos tanto como a Hannah, que con ella pudiese librarme de la culpa que sentía, que no se aplacó menos con las palabras de Jake, pero que impulsaba mi deseo de seguir adelante y no rendirme todavía.
—Sabía que en algún momento pedirían esto —dije al cabo de unos segundos.
—No es solo eso —añadió—. Quiero también que traigas a Jake al grupo.
Sentí la boca seca, sobre todo porque los demás me miraba con la confirmación en los ojos, aquella que me rebelaba que había sido descuidada en mi intención de cubrir el hecho de que estaba conmigo. O solo estaba probándome, de cualquier forma, el caso que hubiese sido, por mi reacción solo podía verme descubierta y no me quedó más que mantener la compostura. Encogí la cejas y conseguí sacudir la cabeza como un impulso natural.
—¿Hablas en serio? —dije.
—Sí, nos lo debe —dijo Cleo—. Solo puedo hablar por mí, pero creo que los demás piensan lo mismo. Confío en ti, Max. Y quiero quedarme en Duskwood para encontrar a Hannah y también a Richy. Pero no solo conociendo la mitad de la verdad y sabiendo que hay cosas que se me ocultan deliberadamente, no es bueno para mí. Tengo que saberlo todo.
Asentí porque sabía que era válido su punto, que tenía razón.
—Hablaré con Jake.
Fue lo único que pude decirle, eso antes de despedirme y asegurarles a todos que una vez tuviera una respuesta los contactaría. Volví tan rápido como pude al motel, encontrándome con Jake en el mismo lugar donde lo había dejado un rato antes al marcharme, seguía frente a su equipo, aunque no estaba segura de que estuviera investigando algo sobre Hannah sino que vigilaba insidioso a quienes lo perseguían, asegurándose de que seguía manteniendo todo bajo control y por la sonrisa que apareció en su rostro al verme, me confirmaba que en efecto lo estaba. No hablaba mucho de eso, alegaba que era una manera de protegerme, que entre menos supiera era mejor; en realidad le asustaba que mi percepción sobre él cambiara y yo sabía que tenía razón, que existía la posibilidad, era esa también la razón por la que no insistía. Se pasaba gran parte del tiempo tecleando cosas y otros ratos conversando conmigo, cuando no era sobre la desaparición de Hannah se interesaba por mi vida antes de. Como si no la conociera. Por las noches no dormía mucho, menos de dos horas, vigilaba desde la puerta que todo estuviera en orden. Imaginaba que aquello era un constante en su vida, el mantenerse en estado de alerta, siempre esperando lo peor. Durante los segundos que necesité para alcanzarlo, me pregunté cuánto iba a costarme convencerlo o si es que al menos lo conseguiría. Jake era terriblemente decidido y yo, de un tiempo para acá, dejaba que él tomara las decisiones difíciles, esta era una de esas y debía mantenerme firme en mi disposición a abrir el caso.