34
Líneas de peligro
Darkness mordió el anzuelo por la mañana, cuando apenas terminaba de levantarse el sol. Dejó en el foro para mí, la misma respuesta que en su momento le dejó a Amy: «MP» y, en ese mensaje privado que señalaba, adjuntaba un número telefónico. En un principio dudé si debía llamarlo o enviarlo solo un mensaje, pues la situación era un tanto complicada, sobre todo porque mi base era una mentira y necesitaba que la creyese para responder a mis preguntas. Jake sugirió los mensajes y pronto comprendí que era la mejor alternativa, porque bastó solo el saludo para qué Darkness iniciara con lo que parecía una especie de interrogatorio. «No es frecuente que alguien se interese por el hombre sin cara. Y nunca antes había ocurrido que en tan poco tiempo haya dos personas. ¿Quién eres, Nymos?», fueron los primeros tres mensajes que me envió, mi respuesta se extralimitó en decirle que solo era una mujer en busca de respuesta, que irónicamente iba muy acorde con la verdad. Pero la respuesta no le resultó suficiente y pidió que le contara otra cosa sobre mí, le dije entonces que era una amiga de «Avali» y que lo sentía porque no podía decirle nada más que eso. Y funcionó, lo que me dejó la oportunidad de preguntarle de manera directa qué cosas había hablado con Avali.
«Sobre la leyenda, quería oírlo todo, y se lo conté… El hombre sin cara es un vengador, típico de las viejas leyendas e historias. Comete un pecado grave y te matará», respondió. «Eso ya lo sé», le dije. «Por supuesto, ya lo sabes. Porque es lo mismo en todas partes, una y otra vez. Haz el mal y te pasarán cosas malas. Peca y el diablo te llevará. ¿Por qué les interesa tanto esa historia?», «Porque es real». Darkness respondía al instante, tratando al mismo tiempo de encontrar respuestas a sus propias preguntas y Jake lo dejó a mi consideración, las cosas que podía o no decirle. «¿Ah? Hay personas que han visto al diablo y hay gente que no lo reconocería ni aunque lo tuviera delante. Me pregunto a qué categoría perteneces», «Yo lo vi, ¿es suficiente?» «¿Te ha cambiado?», preguntó y por un momento lo pensé en serio, porque no se trataba de la figura tradicional de ese diablo al que hacía mencionó sino que lo veía yo como el instante en que decidí que venir a Duskwood era una opción para mí: «No tanto como habría pensado no hace mucho tiempo» «Nymos. ¿Qué significa ese nombre?» «No lo entenderías. ¿Le hiciste tantas preguntas a Avali como a mí?» «No. Sabes que tu amiga Avali no volvió a escribir nada en el foro después de su entrada. A algunos no nos gusta que los nuevos se apunten sólo para aprovecharse de nosotros.» «Voy a ser honesta contigo, Avali está muerta. La gente del foro se queja de que ya no responde. Ahora sabes por qué, ¿entiendes la gravedad del asunto?» «¿Cuál fue la causa de la muerte?» «Eso sigue siendo mantenido bajo secreto policial. Por eso estoy aquí.» «Estaba avergonzada. Aseguró que solo preguntaba por el hombre sin cara para una amiga», respondió. «¿Te dijo el nombre de la amiga?» «No. Tampoco le creí. Venga ya, ¿una amiga? Es lo que siempre se dice cuando uno se avergüenza del tema.» «Pues creo que en su caso decía la verdad», me aseguró entonces que aún seguía sin saber el nombre de esa amiga, que yo fácilmente inferí que se trataba de Hannah, Darkness tampoco sabía por qué la amiga estaba interesada, no se lo había preguntado, pues creía que no hacía falta alguna explicación para sentirse atraído por la oscuridad. Le pregunté si hablaron directo en el foro, pero dijo que no, que le había pedido el número, aunque no me dio una razón puntual de por qué. «¿Puedes darme el número de Avali?», pregunté. «¿Quieres el número de una mujer muerta? ¿No dijiste que eras su amiga? Lo entiendo. Te sentirás muy cómoda en nuestra comunidad. Te enviaré su contacto.» «Gracias. Si se te ocurre algo más házmelo saber.» La conversación se extendió poco más, a Darkness le parecía interesante compartir la historia de Amy en el foro: una mujer que pregunta por el hombre sin cara y después aparece muerta. Le dejé saber que aquello me parecía irrespetuoso, pero insistió con que lo pensara.
Esa mañana vino con más sorpresas, porque una vez concluí con la conversación, noté que Alan Bloomgate me había enviado dos mensajes más no hacía sino unos dos minutos: «Una conversación sobre el asunto sería muy importante. Estaría encantado de hacerlo en persona en mi oficina. Sólo dígame la hora que desea y estaré esperándola con un café» «¿Sabe dónde se encuentra la estación de policía de Duskwood?» No respondí, tal y como Jake me había indicado. La distancia de tiempo entre ambos mensajes era muy poca y me pregunté cuánto más insistiría antes de plantarse en persona en el motel o, en el peor de los casos, con una orden de detención en mi contra. Sabía que estaba surcando una línea peligrosa con la reticencia al encuentro y más temprano que tarde debía darle la cara, lo único que esperaba es que no fuera en destiempo para mí.
—¡Max! —dijo Jake, desde el escritorio apenas unos minutos más tarde. Atendí a su llamado enseguida y señaló la pantalla del ordenador, después la pared con la investigación—. El número de Amy. Es el último en la lista de llamadas de Hannah.
Observé el número enviado por Darkness y el que aparecía en el listado, dígito por dígito y, para sorpresa ya de ninguno, era el mismo. La última llamada, de la que hasta ese momento no teníamos ningún indicio, era a Amy Bell Lewis, quién apareció muerta junto a la piedra conmemorativa de Jennifer Hanson, misma de la que Hannah hablaba e investigaba. Era la prueba definitiva que sí tenían relación, que la desaparición de una y el asesinato de la otra estaban relacionados, ahora la cuestión estaba en descifrar por completo el mayor asunto: «Jennifer» y, por supuesto, quién estaba detrás del hombre sin cara. El mensaje de Alan ahora tenía mucho más sentido, donde mencionaba los dos casos e insinuaba a grandes rasgos que yo podría tener respuestas. La cuestión era que yo no estaba en Duskwood por Amy sino por Hannah, entonces porqué debía preguntarme por ella si no sabía ya que estaban relacionadas.