La red [duskwood]

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DÉCIMA PARTE

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La equivocación

Thomas consiguió volver a restablecer la electricidad unos minutos. Estaban al corriente de la llamada, sobre todo porque Jessy había escuchado parte de la conversación, que no lo fue en realidad sino que se trató de una nueva amenaza. El miedo volvía a hacerse presente y la sensación de inseguridad estaba tomando lugar cada vez más rápido, podía verlo en el rostro de cada uno de ellos; Lily se preguntaba por qué había dicho que sabía dónde estábamos, a Dan le parecía que solo estaba alardeando. Aunque yo ya no estaba segura y pronto comprobé que mis presentimientos no estaban tan errados, sobre todo cuando Jake me pidió hablar en privado.

—Max, volví a comprobar el tráfico de datos del teléfono de Hannah —dijo Jake y por el tono de secretismo que utilizó, supe que no podía ser bueno—. Al abrir la aplicación de mapas, se envió la ubicación de la cabaña a Michael Hanson.

—Santo cielo, esto no puede ser… —conseguir decir.

Cerré los ojos, sintiendo que me quedaba sin aire.

—¡Fue un accidente, lo juro! No era mi intención.

—Eso lo sé.

—Tengo que decírselo a los demás de inmediato.

—Se los diré yo, asumiré la culpa por esto —dijo Jake.

—No, Jake —dije interponiéndome entre él y la puerta—. Están empezando a confiar en ti.

—Recibiste las instrucciones de mi parte para abrir esas aplicaciones. Además, sé lo mucho que significan para ti.

Continué negando.

—No, aun así no quiero que lo hagas. Sabes que nunca habría hecho eso a propósito y lo único que puedo hacer ahora es responder por mis errores.

Jake seguía estando en desacuerdo, pero dijo que era una decisión respetable. Por primera vez sentí que la culpa estaba machacándome tanto que incluso sentía que las piernas iban a flaquearme en cualquier momento, lo peor de eso era que no podía tomarme el tiempo para tratar de tranquilizarme y pensar con calma lo que debíamos hacer. Michael Hanson estaba en camino, dicho por él mismo, y era importante que los chicos estuvieran al tanto de lo que nos esperaba. Jake caminó tras de mí hasta la sala donde estaban reunidos, aun hablando entre ellos de lo que pasaba. Escuché a Jessy recordar las primeras llamadas de amenaza que había recibido tras mi llegada, por ello creía que quizá ahora buscaba lo mismo que entonces, asustarme y que nos sintiéramos inseguros. Una vez nos plantamos ahí, guardaron silencio y centraron la atención en mí.

—Sucedió algo. Me equivoqué —dije sin más porque no tenía sentido sino solo ir al punto—. Michael Hanson sí sabe dónde estamos. Fue un accidente y de verdad lo siento.

Silencio.

—Pero Max, esto no puede ser —murmuró Lily pasmada tras unos segundos.

Misma actitud que noté en Cleo, que soltaba una exhalación confundida por lo bajo.

—¿Cómo ha podido ocurrir esto? —preguntó Thomas.

—Michael Hanson ha comenzado a compartir la ubicación en el teléfono de Hannah —respondió Jake en mi lugar—, entonces debió desconectar la señal del GPS, deteniendo así la autorización. Pero cuando Max y yo buscamos en el teléfono móvil, volvimos a activar la señal de este. Con lo que la autorización de localización podría ejecutarse de nuevo.

—Entiendo —dijo Thomas.

—No te preocupes, Max. Algunas veces las cosas pueden salir mal —dijo Jessy—. Te necesitamos.

—Es decir, Michael sabía que veníamos —dijo Thomas.

—Y también que nos llevaríamos el teléfono de Hannah —respondí—. Él lo había planeado. Quizá estuvimos demasiado seguros de la victoria como para anticipar algo así.

—Pero, ¿qué debemos hacer ahora?, ¿volver a Duskwood? —preguntó Lily.

—Probablemente sea lo mejor —dijo Cleo.

—Antes de que Richy sugiriera esta cabaña, yo sugerí el motel. Como un lugar temporal para que nos quedemos —dijo Lily.

—En cualquier caso, será mejor que nos decidamos rápido —dije.

Durante unos segundos hubo un intermedio de silencio y contemplación. Volvíamos a estar en el mismo peligro del que huíamos y quizá en un punto mucho peor pues ahora estábamos en medio de la nada, sin idea alguna de qué cosa estaba planeando Michael, más allá de que iba por nosotros. Él conocía el bosque y cómo moverse a través de la espesura, incluso en ese momento podía estar vigilándonos y nosotros seguíamos allí sin tener más certeza que el miedo.

—Tengo una mejor idea —dijo Dan de pronto—. Nos quedamos.

—¿Nos quedamos? —pregunté confundida.

—Exacto. Que venga, lo esperaremos aquí de forma agradable y acogedora.

Lily y Jessy fueron las siguientes en reaccionar a la proposición, por supuesto, incrédulas. No creían que estuviera hablando en serio, pero era Dan y aquello era bastante en serio, podía verlo en los ojos suyos. Thomas, Cleo y Jake continuaban en silencio, atentos nada más a la situación y quizá esperando a un mejor momento para intervenir. Al final me encontré sin saber qué cosa decirle.

—Escúchenme —continuó Dan—. Esta casa tiene cuatro entradas. Las dos entradas a la terraza de abajo, la puerta de la terraza aquí en la sala de estar y, por supuesto, la puerta principal. Si las vigilamos, no hay forma de que puedan entrar aquí sin que lo sepamos. El bosque alrededor es una ventaja para él, lo admito, pero no podemos cambiar eso. En esto somos claramente mayoritarios.




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