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Grimrock
Jake [2:11 a.m.]:
Max.
He llegado a la mina de hierro.
Para ser precisos, estoy en medio de ella.
No te preocupes si de repente me desconecto.
La conexión aquí abajo es más que poco fiable.
Max [2:12 a.m.]:
Muy bien, Jake.
Podemos alegrarnos de que haya algo.
Jake envió una fotografía del túnel que iba transitando, un lugar oscuro, estrecho y apenas iluminado con la linterna que él mismo sostenía. Continuaba sentada en el exterior de la casa, no hacía más de cinco minutos que Thomas había terminado de colocar el neumático de repuesto y ahora se encontraba dentro de la casa. Lily se había quedado dormida en el sofá, bajo la vigilancia de Dan. No tenía la menor idea de qué cosa estaban haciendo los demás, de cualquier forma, no estaba pensando en ellos sino que mi miraba se intercalaba entre la pantalla del teléfono y el auto de Cleo, con un pensamiento comenzado a martillar cada vez con más fuerza.
Max [2:12 a.m.]:
Acogedor.
Jake [2:12 a.m.]:
Jaja.
Como en los viejos tiempos.
Antes de haberme informado que ya estaba ahí en el Grimrock me había compartido parte de la información que tenía sobre la mina de hierro, según él, solo quería estar preparado y que creía que, por las condiciones de la mina, Michael tendría razones para esconderse ahí de entre todos los lugares posibles. La mina tenía una longitud aproximada de cien kilómetros, en la entrada principal ubicada en Terrandale había ahora un museo y una zona de túneles que se había hecho accesible a los visitantes. Sin embargo, la mayor parte de la zona que había detrás estaba cerrada y considerada de grave peligro de derrumbe. Lo que, en un cálculo rápido, le daba a Michael por lo menos unos cincuenta kilómetros de esa red de túneles, en el que podía esconderse sin problema alguno.
Jake [2:15 a.m.]:
Llegué al pozo.
Del «pozo», en el documento decía que las escaleras para descender a este cubrían alrededor de setenta metros de profundidad. Además de eso, muchos de los pozos y túneles corrían el peligro de derrumbarse, pues en las minas ya no había actividad minera.
Jake [2:15 a.m.]:
Si una de las escaleras se daña o incluso falta, mi plan ha fracasado.
Max [2:15 a.m.]:
Me lo has ocultado deliberadamente hasta ahora.
Jake [2:16 a.m.]:
Ya tienes suficientes razones para que no te guste este plan.
Bueno, necesitaré mis dos manos para bajar. Tan pronto como llegue abajo te escribiré.
Junto a ese mensaje adjuntó una foto del pozo, cómo si hiciera falta la confirmación de que estaba corriendo un riesgo mayor. El espacio era mínimo y cada escalera debía tener una dimensión de apenas una cuarta, estaban además oxidadas y se iban marcando los niveles, parecía ser resistente para el peso de una persona con algo de suerte. No estaba muy segura cuanto tiempo iba a tomarle bajar, pero transcurridos los primeros diez minutos ya no conseguí quedarme sentada esperando, a decir verdad, continuar en la cabaña sabiendo que él estaba arriesgando su vida en el Grimrock me estaba carcomiendo el pecho. Y sí, Jake había dicho incansablemente que aquella era su elección, la de ponerse por delante de mí e intentar protegerme, ¿cuál era mi elección? Porque yo aun no la tomaba. Había hecho todo por cuidar el grupo, aun así, no podía contar con que entendiera mis razones y me dejaran actuar sin intentar intervenir o, en un caso más complicado, alguno o todos querrían ir conmigo. Y no había nada que alguien pudiera hacer para ayudarme, solo una persona tenía esa posibilidad y cuyo mensaje de respuesta aún no recibía.
Caminé hasta alcanzar el vehículo de Cleo, pero tras un primer escaneo me di cuenta que las llaves no estaban ahí. Comprendí que si quería hacer aquello, no podía seguir dándole vuelta, que la oportunidad estaba allí mismo y debía tomarla. Tras soltar un suspiro y guardar el teléfono, volví dentro de la cabaña; Dan y Lily seguían en el mismo lugar, a Jessy no la vi por ninguna parte, Thomas y Cleo estaban hablando en la cocina, no avancé sino hasta la mesa donde vi las llaves. Vi las dos ahí, las de ambos, pero no estaba muy segura cual correspondía a qué auto y dado a que no tenía intención de preguntar, tomé las dos, tratando de no llamar la atención de nadie. Una vez más salí, rápido, casi corriendo y me subí al asiento del piloto probando la primera llave justo en el momento que vi a Thomas que se asomaba en la puerta de la entrada; conté con la suerte de que mi elección fue certera y el auto respondió enseguida. Estaba conteniendo el aire al momento en que arranqué y lo último que conseguí escuchar era como gritaba mi nombre, ni siquiera miré atrás y antes de siquiera considerarlo, ya no quedaba rastro alguno de la cabaña y delante de mí solo estaba aquel camino de tierra, iluminado nada más por las luces del auto. Los mensajes de los chicos comenzaron a llegar unos cuantos minutos más tarde, pero no presté atención a ninguno y solo mantuve la atención fija adelante hasta que conseguí salir a la carretera. Recorrido un tramo corto de camino, el siguiente mensaje que recibí fue de Jake y me vi en la necesidad de bajar la velocidad para poner atenderlo, que no sospechara de pronto de la repentina ausencia, que no fuera un tema que no preocupara mientras tanto.