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El final del camino
El sol se había alzado aquella segunda vez que salí de la mina. Alan me mantenía sujeta por los brazos, evitando que volviera a caerme cómo pasó cientos de veces antes cuando me encontró entre los túneles. Ni siquiera tuvo oportunidad alguna de preguntar por Richy porque la exposición, que nos obligó a correr un tramo del camino, respondió las dudas que en ese momento tenía, aunque supuse que después tendría que contárselo todo. Estamos bien, sin heridas físicas visibles. No eran esas las que me habían inducido a tal estado, sino aquellas que a simple vista no podían verse. El cielo un helicóptero daba vueltas a los alrededores y sabía muy bien a quién buscaban, se lo pregunté a Alan a penas me encontró: «¿El FBI lo encontró?», pero su respuesta no me dio tranquilidad, tampoco preocupación, a decir verdad, no estaba muy segura de cómo me sentía. «No han encontrado a nadie. Quizá quieran hablar contigo después», fue lo que me respondió. Podía significar que seguía dentro de la mina que terminaba de colapsar o que huyó. En cualquier caso, ya no estaba, solo yo y sola, con la terrible verdad que no me parecía una buena compañera.
Hannah estaba sentada junto a un policía, cubierta por una manta térmica y bebiendo lo que parecía ser agua. Me vio en ese momento, levantó la vista que se encontró con que yo estaba mirándola de vuelta, debió saberlo ahí mismo, que era yo la persona detrás del número que le envió a Thomas. Pero no estaba segura de lo que veía en su expresión, viajaba entre la duda y la sorpresa, como si no le resultaba posible verme, o quizá creía que era una alucinación. O, en realidad lo que esperaba era que quien saliera de allí fuera Richy. Alan no se apartó de mí en ningún momento, terminó cobijándome también con una manta térmica mientras esperaba que aquel intercambio de miradas concluyera por fin.
—Debemos volver a la estación —murmuró al cabo de unos minutos—. La señorita Donfort será trasladada en una ambulancia al centro de salud. Veré que hables con ella cuando sea oportuno.
—Necesito irme de aquí, Alan —le respondí nada más y no me refería solo al Grimrock sino a Duskwood.
Parte del trayecto de regreso a Duskwood lo pasé llorando, acurrucada en el asiento del copiloto. El llanto se había desatado cuando traté de encontrar el chat de Jake en mi teléfono, pero me encontré con que no quedaba rastro alguno de que alguna vez habíamos hablado, Nym-os notificó de una «autodestrucción», pero en un principio creí que se refería al Bot en sí, no a todo lo demás, que al final ocurrió. Jake desapareció por completo y no me quedaban más que los recuerdos que ahora tenía. Hasta el sitio donde había acceso para vehículos una ambulancia esperaba por Hannah, que terminó pasándonos pocos minutos más tarde, además de eso, Alan me informó que una patrulla estaba trayendo a los chicos desde la cabaña y que nos reuniríamos en la estación de policía. Ni siquiera pude responderle algo de esa pesquisa preliminar, estaba recibiendo un torrente de información y recuerdos que no sabía cómo tomar. ¿Qué iba a decirle al grupo? ¿Qué Richy estaba detrás del hombre sin cara y que Michael, en realidad, no era más que una marioneta suya? ¿Debía decirles que era inocente y que murió en el incendio y posterior derrumbe de la mina tratando de salvar a Hannah de Michael? O en todo caso, esperar a Hannah y que fuese ella quién decidiera qué versión quería contar, sobre la participación de Richy en todo eso. El problema con el que me encontraba yo era Alan y la investigación que él dirigía, recordé la cámara que Richy mencionó, de la que ahora no sabía el paradero, pero sí se quedó en casa de Amy o si Hannah la quitó, significaba que en algún punto se iba a desvelar todo.
Duskwood seguía manteniendo la alegría folclórica, dejando ver que la noticia aún no se sabía. Aunque imaginaba que aquello no duraría mucho y, de alguna manera era casi utópico que, justo diez años después, el Festival Pine Glade volviera a terminar en una tragedia. Después de todo, la memoria de Jennifer recibió de alguna manera —la peor de todas, entre las opciones que no eran mejores— una rememoración tal y como lo habíamos supuesto. ¿Richy enserio planeaba dejar que Michael asesinara a Hannah? Había dicho que no, que planeaba huir con ella y terminar con él, encubriendo el crimen. Pero no podía creer en eso, porque desde un principio su intención era evitar que Hannah revelara la culpabilidad de los tres en el crimen, ¿qué le aseguraba que ella iba a quedarse callada después de eso? Quizá su plan sí era huir, pero dejándola atrás como una víctima de Michael y entonces él sería el pobre sobreviviente. Misma situación que terminó pasando, solo que los papeles se intercambiaron y ahora era él quién estaba muerto. ¿Cómo iba a tomar Dan el hecho de haberle disparado a su amigo?, ¿cómo iba a tomar Jessy que su atacante era su mejor amigo y también jefe? ¿Cleo qué diría de las amenazas que envió a su madre y de haberla atacado en el bosque? ¿Lily de que él estuviera detrás del secuestro de su hermana? Thomas, ¿qué pensaría Thomas de todo aquello?
—Michael Hanson no estaba muerto —dije mirando a Alan—. Al menos no hasta esta madrugada, pero eso ya lo sabías, ¿no?
Me devolvió la mirada, aunque no fueron más que escasos segundos. Íbamos ya alcanzando la comisaría y de pasada vi el auto de Cleo todavía estacionado en la calle donde lo dejé.
—Para el estado y para todos, lo está —respondió.
—¿De qué se acusa a Phil entonces?
—El testamento en el que era nombrado el nuevo propietario del Aurora no fue escrito por Michael. No te preocupes por él, Max, con una fianza pronto estará en la calle y resolverá estos problemas legales por su propia cuenta.