La redención

Capítulo 9

Cole había ido a comprar el anillo, había elegido uno con un diamante inmenso, algo llamativo y caro, la verdad era que no se ajustaba a su gusto pero  imaginaba que impresionaría a Victoria. Podría no tener el linaje adecuado, pero tenía mucho dinero para compensarlo.

Imaginaba que a su novia le gustaría y esperaba que también la convenciera de aceptar convertirse en su esposa finalmente, su casa necesitaba una mujer, aunque sólo el cielo sabía qué iba a hacer con una esposa, porque si era sincero consigo mismo, no tenía la más mínima idea. No tenía ninguna experiencia sobre tener una familia, a veces imaginaba que la convivencia con alguien como la Srta. Fernsby sería terriblemente aburrido. Pero seguramente sería diferente cuando se casaran. Seguramente.

Tras salir de la joyería, se dirigió a ver a un viejo tahúr que tenía las mejores conexiones de Londres con el bajo mundo, se conocían de los días del pasado y si uno necesitaba información , Liam McKey era la persona adecuada.

A pesar de tener dinero, poseía una pequeña  y cochambrosa oficina en el principal mercado de la ciudad, decía que era el lugar ideal para estar al tanto de lo que pasaba en todo Londres.

Y él necesitaba información,  olía problemas y tenía que saber de dónde y de quiénes vendría el ataque para estar preparado.

Estuvo una larga hora hablando con Liam, incluso tomó un par de tazas de su horrible café, pero había tomado muchas cosas peores, su paladar ya era inmune.

Al salir, vio , entre los numerosos puestos, a Abigail  con una canasta demasiado grande para ella.

-¿Qué haces aquí? – preguntó y pensó que últimamente repetía mucho aquella pregunta.

-Comprar – respondió mirándolo asombrada- ¿Y usted?

-¿Comprar? Nos llevan las provisiones a la casa cada semana, ¿por qué vendrías a comprar aquí?

-Nos llevaban, hasta ayer. Antoniette tuvo una disputa con el proveedor, algo sobre la calidad de los productos y la frescura de los huevos y la leche. Y por si usted no lo sabe, ella tiene un lado feroz cundo se trata de la calidad de los productos que usa en su cocina, y también defendió muy bien el dinero que usted gasta, pero me temo que nos quedamos sin proveedor. Bart prometió conseguir alguien nuevo, pero necesitábamos algunas cosas hoy, así que me envió a comprarlas.

-¿Sola? – preguntó y luego reflexionó que era una pregunta muy absurda. Pero se la veía tan indefensa en aquel lugar atestado de gente y llevando una canasta que obviamente una vez llena sería difícil cargar.

-Sí, no es mucho igualmente. Antoniette dijo que era para hoy y mañana hasta que se arregle lo del proveedor.

-De acuerdo, vamos.- dijo él.

-¿A dónde?

-A comprar, ¿no viniste a eso, acaso?

-Pero…usted…

-Ya terminé lo que tenía que hacer – dijo zanjando el tema y luego la tomó por  el codo y la acercó a sí para evitar que la chocaran los transeúntes. También le quitó la canasta -¿Tienes una lista o algo? – preguntó y se arrepintió inmediatamente, quizás la muchacha no supiera leer, no sería extraño.

-Sí, tengo una lista – dijo ella rebuscando en sus bolsillo – Tenemos que ir por la verdura primero, finalmente por el pescado y la carne.- dijo ella leyendo el papel. Cole asintió y fueron a buscar lo  que estaba anotado.

Abigail iba a decirle que regresara a la casa, además con aquella ropa tan cara se lo veía extraño, más cuando él llevaba la canasta para los víveres, pero imaginó que no iba a persuadirlo, así que se resigno a aquella inusual compañía.

Y un rato más tarde se sorprendió al verlo discutir precios, o  elegir cuidadosamente lo que iban a comprar, supo que no era la primera vez que él hacía compras en el mercado y también que probablemente en sus incursiones anteriores no era el Sr Bayley que era en la actualidad.

-¿Es todo? – preguntó él una vez que tuvieron el pescado.

-Sí, ya tenemos todo.

-Bien, vámonos entonces. Iremos por un coche para ir a la casa- dijo él y ella lo siguió, aunque se detuvo un momento al pasar por un puesto de dulces. Sin embargo no estaba observando la mercadería sino a unos niños que rondaban el lugar.

Cole se acercó a la vendedora, compró una buena cantidad de golosinas y luego se aproximó a los niños, quienes retrocedieron un poco al verlo.




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