Abigail corrió a la habitación de Antoniette, la cual ocupaba temporalmente, y apenas entró se quedó apoyada contra la puerta. El corazón le latía agitado. El sentido común, las enseñanzas de su madre y sus propios valores, le decían que debería haberse ido de aquella casa después de lo sucedido, pero su corazón decía algo muy diferente.
Jamás había tenido un contacto tan intimo con un hombre, aún sentía el peso del cuerpo de Cole sobre el de ella, su respiración, sus manos aferrándose a sus muslos para mantenerla quieta. Recordaba su mirada intensa y sus palabras casi susurradas. Sin embargo, aunque estaba turbada, no había sentido miedo, había sabido que él no iría más allá, que no haría nada para lastimarla.
Confiaba en él.
Y además, en aquel instante de tanta cercanía, cuando sólo había deseado calmar lo que lo atormentaba, había descubierto que se había enamorado de él.
Lo sensato hubiera sido regresar a su casa y no regresar jamás, pero no lo hizo.
Se acostó y se acurrucó entre las mantas, esperando que el nuevo día trajera un poco de esperanza, para ella y para él.
Al día siguiente la despertó Antoniette sacudiéndola levemente, acababa de regresar a la casa.
Ya era media mañana y Abigail se dio cuenta que había dormido mucho más tiempo del habitual, parecía ser que el incidente con su jefe la había dejado agotada.
-¿Ya estás aquí? – preguntó somnolienta.
-Sí, ya regrese.
-¿Cómo está tu tía?
-Muy bien, gracias al cielo. Así que pude volver un poco antes, estaba preocupada por ustedes. ¿Todo está bien? ¿No sucedió nada?
-Nada .- contestó Aby de prisa y sin darse cuenta se sonrojó. Antoniette notó su reacción pero no dijo nada.
-Iba a preparar el desayuno, pero Bart me dijo que el señor salió muy temprano, así que creo que sólo descansaré un poco.
-Sí, buena idea, yo me levantaré. Tú descansa – dijo saliendo de la cama.
-¿Abigail?
-¿Sí?- preguntó la chica mientras se vestía.
-Nada importante – dijo la mujer y le sonrió levemente.
Habían pasado tres días desde aquel encuentro con su empleada, pero Cole aún no podía dejar de rememorar el momento. Sobre todo porque ese día había sido consciente de que la muchachita lo afectaba más de lo que creía y de que incluso la deseaba.
Esos tres días la había evitado tanto como era posible, pero cada día se le hacía más difícil, porque así como intentaba alejarse, se sentía más atraído hacia ella.
Y eso lo ponía de mal humor, necesitaba sacarse la de la mente.
Necesitaba una mujer, o una buena pelea, y pronto. Sin embargo no se sentía tentado por buscar compañía femenina, porque estaba seguro que la voz de Abigail llamándolo por su nombre se interpondría. Así que se inclinó por la segunda opción, una pelea.
Salió a buscar al hermano menor de Malone que se había vuelto un verdadero fastidio, y necesitaba un freno.
La calle tenía sus propias leyes, y Malone las estaba desafiando al provocarlo una y otra vez, no sólo se había metido con sus negocios y sus clientes, incluso la semana anterior alguien habían intentado robarlo cuando salía de ver a un inversor , y sabía muy bien que eran sus hombres . El ataque no había llegado a buen puerto, pues él se había defendido, después lo había comentado con la policía, pero era hora de ponerle un coto a esos ataques.
-¿Va a algún lugar? – preguntó Bart al verlo encaminarse hacia la salida.
- Voy a tomar aire – dijo y su hombre de confianza no le creyó pero no dijo nada.
Era temerario, pero el mejor ataque era ir de frente cuando no lo esperaban, así que fue donde era la guarida de Jeffrey Malone.
Derribó a los guardias que vigilaban el lugar y entró. Obviamente no lo esperaban
-¿Qué haces aquí? – le preguntó sorprendido.
-Terminemos con esto de una vez, no tuve que ver con la muerte de tu hermano y quiero que dejes de interferir en mi camino, empiezas a resultar molesto- dijo Cole