La redención

Capítulo 16

Cole acarició el cabello corto de la joven, ciertamente era rubia, no era la  princesa de la alta sociedad que llevaba años persiguiendo, pero no recordaba que Victoria, o ninguna otra, lo hubiera hecho sentirse así.

Y eso lo ponía frente a un dilema, frunció el ceño.

-Cole…- lo llamó Abigail algo cohibida.

-Es tarde, mejor regresas a tu casa , pajarillo – le dijo y ella bajó la mirada.

-Está bien.

-Que Eugene te lleve – dijo él con suavidad.

-No es necesario, señor, puedo regresar sola.

-No preguntaba, pajarillo. Y sigue llamándome por mi nombre – dijo él y ella elevó la mirada sin saber qué encontraría. El ceño fruncido había desaparecido y la mirada masculina era suave.

-Sí-  respondió ella sin saber muy bien a qué se refería aquella afirmación. Desde el beso, había perdido su capacidad de razonar

Cole la tomó de la mano y la sacó de su estudio.

-¡Bart! – llamó y el hombre apareció inmediatamente, también se había limpiado y cambiado de ropa.

-Dígame.

-Que Eugene la lleve a su casa.- ordenó sin notar que aún la sostenía de la mano, cuando Bart  bajó la mirada, Cole la soltó.

-De inmediato, señor – asintió y Aby lo siguió alejándose.

 

Cole Bayley había buscado un tipo de mujer determinado y se había establecido esa meta en su vida, como adulto se había acostumbrado a tener lo que quería, a cobrarse todo lo que le había sido negado en sus primeros años. Pero ahora estaba confundido, porque lo que quería era a Abigail Myrtle Owen, aunque no sabía qué papel darle en su vida. No era la esposa que buscaba, no podía imaginarla como novia o prometida, mucho menos  como amante. Era una joven totalmente inocente y no pensaba hacer nada que la dañara.

Parecía que Bart había seguido el mismo rumbo de pensamientos, pues se presentó en su habitación para interpelarlo.

-¿Qué piensa hacer con ella? Sabe bien que no es alguien con quien pueda jugar – le dijo casi reprendiéndolo y Cole  imaginó que su amigo se sentía responsable por la muchacha ya que él la había contratado.

-Lo sé, Bart. Sé qué no es alguien con quien pueda jugar y no es mi intención hacerlo.

-¿Entonces, Cole, qué harás? – le preguntó y él lo miró sorprendido. Hacía años que Bart no lo llamaba por su nombre, desde su vida en las calles. Cuando se habían reencontrado y había aceptado quedarse a su lado, había empezado a tratarlo formalmente, como si quisiera ser parte de aquella charada en la que Cole Bayley era verdaderamente un gran señor y no un advenedizo. Pero ahora, por Abigail, volvían a dejar las distancias de lado.

-No lo sé Bart, no sé qué haré. No lo tengo en claro, pero mi única certeza es que quiero tenerla cerca por ahora.

-¿Y después? ¿Vas a dejarla ir?- preguntó mirándolo fijamente y él devolvió la mirada , aquella pregunta se la hacía también. Quería tener cerca a Abigail, pero no estaba seguro de poder dejarla ir luego, tampoco sabía si iba a poder darle un lugar en su vida, sin embargo la necesitaba. El beso había sido como una revelación, un sentimiento posesivo y de anhelo se había instalado en su interior.




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