La redención

Capítulo 26

Cole  iba caminando a la mansión, llevaba un mes haciéndolo, caminar en lugar de ir en el coche le daba tiempo para pensar y también la soledad que necesitaba.

Últimamente no aguantaba las miradas indiscretas de su chófer, ni los reproches mal disimulados de Antoniette ni la censura implícita de Bart, y mucho menos que menos la presencia de Nelly, la nueva empleada de la casa. Parecía que Bart había elegido a propósito  a alguien totalmente diferente a Aby, era una muchacha morena y corpulenta, hosca y que sólo se ocupaba de la limpieza, sin entrometerse en nada más.

Seguramente su hombre de confianza había pensado que le hacía un favor al elegir a alguien tan diferente, pero se equivocaba. El contraste sólo lo hacía pensar más intensamente en Abigail, añorarla con más fuerza. Así que indefectiblemente terminaba ahogando sus deseos en alcohol. Esa era su rutina diaria, trabajar hasta el agotamiento, meterse en alguna pelea si lo provocaban y luego emborracharse hasta olvidar quien era, o mejor dicho quien no era. No era un hombre que la mereciera.

Iba sumido en aquellos sombríos pensamientos cuando llegó a pocos metros de su casa y la vio. Abigail estaba esperando debajo de una de las farolas del camino a la mansión.

Cerró los puños y apresuró el paso.

-Cole…- lo llamó ella cuando iba pasando a su lado.

-No tengo nada que hablar contigo, vete – dijo él casi gruñendo y siguió de largo.  Caminó sin mirar atrás y esperó sentir los pasos de ella alejarse, pero lo que escuchó fue un ligero trotecito y luego la sintió abrazándolo por la espalda.

 Sintió el impacto del cuerpo de ella contra el suyo, sus brazos enroscarse en su cintura y detenerlo. Iba a quitársela de encima, pero ella empezó a hablar y no pudo hacer nada más que dejarse abrazar con los brazos rígidos a un lado. Se quedó quieto deseando girarse y abrazarla y al mismo tiempo  incapaz de hacerlo. La voz de ella le llegaba como un eco y también lo atravesaba.

-Mi padre volverá con nosotras, gracias por eso. También la casa es muy hermosa. Cole, sé que mi madre habló contigo, y no puedo hacer nada, no puedo enfrentarme a ella. Ha sufrido mucho y no puedo contrariarla, pero voy a hacer que cambie de opinión, así que solo tienes que esperarme. Tampoco puedo contra ti y tu estúpida idea de lo que es mejor para mí, pero voy a convencerlos a ti y a ella. Mientras tanto, tienes que cuidarte, estás muy delgado. Come bien, duerme y deja de meterte en peleas, ¿me escuchas? No soportaría que te pase nada. Cuida de Trueno y Llovizna y por favor, no metas a ninguna mujer en tu cama, yo no soy Victoria, me lastimarías mucho si hicieras algo así. Te amo, Cole Bayley, y volveré a ti, así que sólo espérame.- soltó ella en un discurso rápido. Luego de la misma manera que lo había aferrado, lo soltó, como si lo dejara ir. Y Cole la escuchó alejarse. Fue incapaz de detenerla, o darse vuelta, sólo siguió avanzando hasta su casa.

Apenas cruzó el umbral, llamó a Bart.

-Por favor , síguela y ve que llegue segura a su casa, esa pequeña imprudente vino hasta aquí a estas horas.- dijo y apenas si podía controlarse.

-De acuerdo, me gusta esa niña. Tiene más valentía en su pequeño cuerpo de la que tienes tú que pareces llenar cada centímetro con estupidez. Me aseguraré que llegue a casa, trata de no desmayarte, estás completamente pálido –le dijo y salió.

Cole cerró los ojos y se quedó apoyado contra la pared

Antoniette se acercó sigilosamente a él.

-¿Va a estar bien si la pierde? ¿Si de verdad la pierde para siempre? – preguntó la mujer y Cole la miró dolido. No, no iba a estar bien si perdía a Abigail, pero tampoco iba a estar bien si la dañaba.

 

Abigail caminó un par de metros, aún sentía el calor de Cole al abrazarlo, aún lo añoraba como había hecho el último tiempo. Había sido desgarrador estar en medio de su amor por su madre y su amor por Cole, y lo más terrible era que entendía a ambos, pero eso no la ayudaba a sentirse mejor.

Y al abrazarlo, se había vuelto tan real su necesidad de él, que ahora se sentía mucho más triste.

Sin poder evitarlo empezó a llorar y se acuclilló, porque sentía que  el mundo le pesaba demasiado, que era más  de lo que podía soportar. Había prometido volver a él pero no sabía cómo hacerlo, quizás cuando su padre volviese con ella, podría rebelarse e ir con Cole aunque no tuviese la aprobación de su madre. Pero no quería eso, quería que todos entendieran que lo amaba y lo digno que era de ese amor, quería que él mismo supiera eso. Quería que él supiera lo orgullosa que estaba de ese amor.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.