La Redención de la Bestia

Capítulo 5: Contrato

JULIA

Cierro la puerta de la habitación. Mantengo la postura e intento recordar el camino hacia la lavandería para dejar las prendas húmedas que se encuentran entre mis manos. Esta se encuentro vacía y finalmente puedo liberar el aire que he retenido desde que lo despoje de su ropa.

Mis rodillas tiemblan y mi cabeza es un caos.

¿Por qué?

¿Por qué no pudo ser un niño o un señor amable? Incluso no habría tenido problema con cuidar al mismísimo Cedric. Pero no.

Intento controlar mi respiración. Jamás habria imaginado encontrar semejante escena en mi primer dia, sin contar el hecho de proporcionar respiración boca a boca al paciente que seguramente me ha maldecido de mil formas desde que abandone la habitación.

No puedo evitar dejarme llevar y pensar en el abuelo. Lo que significó aquel cambio en él, las miradas y adaptarse a un nuevo estilo de vida. Asumo que el sobrino del señor Allard debe encontrarse en la misma situación. Aunque suene extraño es mucho más complicados para ellos, la abuela solía decir que las mujeres somos capaces de resistir cualquier mal, en cambio, los hombres no lo llevan de la misma forma. 

Intento empatizar un poco, no solo por él, sino por mi y la seguridad de este empleo.

—Señorita —hablan y me sobresalto. Volteo hacia la puerta y encuentro a la señora que Cedric me presento hace unos momentos. Es la cocinera —. El señor Allard quiere hablar con usted.

¡Demonios! Espero que el señor Cedric no considere mis acciones como una impertinencia.

 —Gracias —digo y ella se retira dejándome sola nuevamente.

Reviso mi apariencia y bufo cuando inconscientemente intento desaparecer las arrugas y humedad de mi traje. Suspiro y acepto mi destino al dirigirme a la oficina del señor Allard, toco dos veces y me adentro luego de obtener una respuesta.

—Señorita Mills —saluda

—Señor Allard, lo siento mucho —empiezo apenas entro a la habitación—. Yo solo cumplía con mi deber y quería demostrarle que soy lo suficientemente capaz para el trabajo.

—Señorita Mills…

—Se que estoy siendo demasiado honesta, pero realmente lo necesito y su sobrino parece amigable, prometo que hare mi mayor esfuerzo. Por favor, no me despida.

—Señorita Mills ¿Me dejara hablar? —pregunta con una pequeña sonrisa y cierro la boca instantáneamente debido a la vergüenza —. Señorita Mills, no la he llamado para despedirla.

Mis extremidades se relajan y el peso en mis hombros disminuye. Escuchar aquello me supo a gloria, puede que entre en periodo de prueba, pero no me interesa, realmente necesito el trabajo.

—¿Entonces porque me ha mandado a llamar? —pregunto con timidez.

—Comprendo que la situación de mi sobrino es delicada, tanto físicamente como psicológicamente, y desconozco si ha escuchado los rumores, pero una gran cantidad de enfermeras y cuidadoras han pasado por esta casa, pero ni una ha sido capaz de tolerar el carácter de Magnus.

—Para mí no es problema, comprendo el comportamiento y estoy segura que con el tiempo ambos nos adaptaremos a la presencia del otro —aseguro con esperanza de que no se retracte de su decisión a último momento.

—Creo que será una tarea demasiado difícil, pero me daré el privilegio de la duda —asegura y se levanta del escritorio para buscar algo en el archivero de atrás —. Este es su contrato, me gustaría que lo revisemos.

La ropa comienza a molestarme, quiero tomar una ducha y colocarme algo seco, sin embargo, los próximos minutos definen el futuro de mi abuelo y Ben, mi vida y mi futuro.

Mis ojos viajan por las líneas y encuentro puntos normales en un contrato de ese tipo. Intento contener la reacción cuando llego a la suma que se me otorgara por mis labores. Con esa cantidad podre conseguir un sitio para Ben y los medicamentos del abuelo.

Pese a que nunca logre desenvolverme con totalidad, soy consciente de la suma que generalmente se paga por los servicios de una enfermera auxiliar. Es entonces que comprendo lo que aquella suma significa.

—Me sorprendió cuando se refirió a mi sobrino como una persona amigable —ríe—. Magnus es un reto, debo admitirlo y es por eso que el contrato cuenta con varios beneficios.

Alimentación, estadía y seguro médico. Continúo leyendo y quiero llorar. ¿Quién demonios deja ir algo así?

Sera un trabajo difícil y estoy segura que si me quedo ese hombre me hará la vida imposible hasta que me marche. Es una lástima para él que mi tenacidad y necesidad sean aún mayores que su amargura, una que estoy segura puedo hacer desaparecer con el tiempo.

Mi abuelo y Ben se encuentran primero y es por ello que dejo mi firma sobre las líneas punteadas del documento.

—Debido a que es mi primer día, podría facilitarme los documentos necesarios para conocer el estado del paciente —pido entregándole los papeles.

—No pierdes un minuto —añade satisfecho y busca entre sus cajones—. Por cierto, no utilices señor Allard o paciente con él, ya está rabioso así que llámale Magnus desde un inicio.




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