¿Puedes pelear?
Shelly todavía podía sentir la suavidad del pelaje de Liam, miraba su mano con una sonrisa tonta en su rostro. Jamás había tocado a un cambiante en su forma animal, pero eso era lo más suave que podría haber sentido.
Ni siquiera el pelaje del Señor Bigotes se le asemejaba.
Y eso que Liam también era un gato... Más grande, malo y peligroso que el dulce minino que dormía en su árbol artificial en la cabaña.
—¿Cómo va tu entrenamiento?
—¡Santo cielo!— se sobresaltó— Qué susto me diste.
Jake se encogió de hombros y se sentó en la cama a su lado.
—Ni que fuera el monstruo de Notre Dame.
Shelly quitó su vista de su mano sensibilizada y la dirigió hacia su hermano. Su labio estaba partido en un extremo y tenía un moretón en el pómulo derecho.
—Jake... ¿Qué pasó?
—Entrenamiento de combate— desvió su mirada— Connor dijo que era necesario aprender a pelear en caso de tener que enfrentar un ataque.
Sintió un nudo de rabia apretar su estómago, Connor le agradaba, pero no era necesario lastimar a Jake de esa manera.
—¿Tenía que lastimarte?— preguntó indignada.
—Esto no es nada, solo un par de golpes que no pude esquivar, estoy bien Shelly, pero me preocupas tú.
Jake tomó su mano y borró la antigua sensación para reemplazarla con su calidez.
Se sintió extrañada, porque sabía que Liam no volvería a dejar que lo tocara.
—El entrenamiento es igual para todos— dijo con preocupación— pero no quiero que te lastimen.
—¿Y a ti si te pueden herir?— sonó ofendida— Eso es estúpido, jamás podré demostrar mi fuerza si ni siquiera tú puedes verme como alguien fuerte.
—Eres fuerte, lo sé, pero mi necesidad de cuidarte es más grande.
Ella soltó su mano y se puso de pie, la frustración corroía su interior, y el enojo convertía su sangre en fuego.
—Jake, puedo defenderme— respondió entre dientes— necesito que me dejes ser lo que debo ser.
—Somos humanos Shelly— dijo con resignación— por mas que lo intentemos no podremos estar a su altura.
Volteó a verlo, había preocupación en cada tramo de su rostro, Shelly podía entenderlo, pero de ninguna manera iba a aceptar que su hermano creyera que eran criaturas débiles solo porque no tenían un animal con súper sentidos en el interior.
—Somos más que humanos, Jake, no somos inferiores.
Tomando su abrigo, salió de la cabaña y se subió a la motocicleta adaptada a la nieve que estaba en la casilla detrás. Arrancó el motor, y se dirigió por el sendero marcado que usaban para llegar a la carretera.
Después de manejar por media hora, se estacionó frente al gimnasio del clan. Debía seguir haciendo ejercicio para mejorar su físico y resistencia. Ese día le tocaba entrenar por la tarde con Liam.
—¿Sucede algo?— le preguntó Aiden apenas la vio entrar— no te ves como siempre.
—La furia corre por mis venas Aiden, necesito golpear algo.
—De acuerdo, ve a las bolsas de boxeo.
Shelly descolgó un par de guantes en la sección de boxeo, luego de colocarse uno por uno se enfrentó a una enorme bolsa negra. Por su tamaño todo le parecía enorme, pero esa estructura le resultaba demasiado grande.
Se parecía a un cambiante.
Eso la motivó a dar el primer golpe, que apenas logró moverla, pero lo sintió bien. Siguió dando golpes a la bolsa recordando todas las ocasiones en que le habían dicho que no podía, que era menos, inferior, inútil, débil, vulnerable... Cada golpe lo daba con mayor fuerza que el anterior y con cada uno lograba que la bolsa comenzara a oscilar, y luego a moverse, hasta que tenía el impulso suficiente como para ir y venir entre golpes.
Shelly se sentía poderosa al descargarse contra aquel elemento, podía creer que de verdad tenía fuerza.
—¿A quién quieres matar?— preguntó Aiden deteniendo la bolsa con ambas manos.
—A nadie.
—Estás golpeando esto como si fuera tu peor enemigo.
Ella siguió dándole golpes a la bolsa detenida con firmeza por él, tenía algo que preguntarle pero le costaba hallar las palabras adecuadas para hacerlo.
—Dime una cosa— dijo en el último golpe— y quiero que seas sincero conmigo.
—Soy todo oídos.
—¿Crees que puedo hacer lo que ustedes hacen?
Aiden la miró confuso.
Shelly todavía seguía agitada por el ejercicio y esperaba ansiosa su respuesta.
—¿A qué te refieres?
—Ustedes protegen y defienden lo que les pertenece ante cualquiera, ustedes luchan por lo que tienen y usan todas sus habilidades para hacerlo ¿Crees que un humano podría enfrentarse a un cambiante en caso de un ataque?
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Editado: 23.09.2018