Apunta y dispara
Estaba en la arboleda próxima al límite con el territorio Moon Fighter, un entorno natural, decenas de árboles recubiertos de densa nieve en sus copas y en sus raíces, el perfecto paisaje invernal.
Sereno y tranquilo.
Estaba sola, en un sector donde no había ninguna señal de vida en metros a la redonda.
Al principio se sintió indefensa, como una niña perdida en medio del bosque, y es que a primera vista, ella podría parecerlo, pero la diferencia era que ese lugar era su casa ahora, por lo tanto debía cuidarlo.
Y cuidar un territorio para el clan significaba un largo turno de vigilancia por día.
Era la primera vez en una semana que le asignaban una tarea de vigilancia. Se había sentido honrada y orgullosa cuando Aria le dio la orden, luego al verse sola únicamente con las dos armas cargadas en su cinturón, se sintió muy intimidada.
Algo que no debía hacer.
Shelly debía permanecer tranquila, con sus escasos sentidos en alerta máxima. No es que esperaba tener acción en su primer trabajo, las relaciones entre clanes estaban en una relativa paz, pero tanto tiempo en silencio comenzaba a aburrirla.
"Espero que esto no sea así todos los días" pensó mientras recorría con su vista a esos enormes y altos árboles a su alrededor.
De pronto pensó en lo que estaba haciendo, ahí, en medio de la nada, parada en posición de vigilante sin ver nada mas que árboles y nieve. ¿Eso era lo que quería para ella?
Las dudas revolotearon en su mente, pero las despejó de inmediato, había luchado tanto por formar parte del clan y ahora que era un miembro oficial no podía dar marcha atrás, esa inseguridad que sentía al verse inútil en su puesto era producto de su enfrentamiento con Mila.
Casi detestaba a la rubia, que siempre tenía un par de palabras mordaces para hacerle dudar.
No debía darle importancia.
Respiró el frío aire invernal una y otra vez, para tranquilizarse, su turno terminaba al mediodía y apenas eran las once de la mañana.
Todo estaba en una calma y un silencio que podía ser aterrador, pero de pronto, escuchó un extraño crujido a su derecha. Shelly evitó alarmarse, y siguió el consejo que le había dado Connor, no debía entrar en pánico, un vigilante debía actuar a conciencia fría.
Girando lentamente en dirección de aquel sonido, sostuvo el arma con sedantes mientras miraba a su alrededor, buscando cualquier señal de posibles intrusos.
Su vista alcanzó unas huellas en la nieve, por poco no las notaba a causa de la emoción, eran pequeñas, y extrañas, similares a la de un perro.
Tal vez era eso, pensó calmando su corazón, quizás un perro se extravió y andaba solo por ahí.
Un borrón gris destruyó su inocente hipótesis, de inmediato saco su arma y avanzó, alejándose mas de su puesto, siguiendo las huellas, hasta que la enorme figura de un animal que distaba mucho de ser un perro, se giró hacia ella.
Levantó el arma contra el lobo y sin pensarlo dos veces disparó, el sedante le dio en un omoplato, y el animal cayó al suelo.
Shelly temblaba, se acercó al cuerpo y enfundó su arma, el sedante era de efecto inmediato por lo que el lobo estaba dormido.
Justo cuando se sintió a salvo, advirtió la figura de una mujer detrás de ella. Sin darle tiempo, desenfundó su arma con balas y se giró antes de que ella le cayera encima con la rabia marcando su rostro.
—¡Alto!— gritó apuntando a su pecho— En el nombre de mi alfa ¿Que demonios hacen aquí?
La mujer, de intensos ojos oscuros y cabello plateado, extendió unas garras largas y le mostró en una mueca que asustaría hasta el más duro, sus feroces dientes.
—¿Qué hace una humana— dijo inhalando profundo— al lado del cuerpo de mi alfa?
¡¿Alfa?!
—Este es territorio Ice Dagger— respondió sin inmutarse ante aquella peligrosa mirada— que pertenece a mi clan, ustedes dos son intrusos.
Le quitó el seguro a la pistola, lo que hizo que la mujer dejara de mirarla como si fuese su cena.
—Al que acabas de dispararle— dijo ella con voz menos agresiva— es el alfa del clan Moon Fighters, Derek Miller.
Ella vio cómo la mujer de cabello plateado veía al cuerpo del lobo con mucha preocupación.
—Esta sedado— le aseguró— despertará en un par de horas.
—¿Por qué le disparaste?— inquirió.
Shelly se encogió de hombros.
—Hoy vigilo las tierras cercanas al límite de su territorio, cualquier intruso debe ser neutralizado.
La mujer gruñó, y dio un paso al frente, Shelly retrocedió, su pulso estaba a punto de empezar a temblar.
—¡Detente!— le ordenó— ¡Ni un paso mas! Esta arma tiene balas.
Sacó el arma de culata roja y le apuntó.
—Y esta tiene los sedantes.
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Editado: 23.09.2018