Poder
Liam llegó a la cabaña de Aria, todavía pensando en el extraño vacío que sintió cuando Shelly lo dejó apenas estacionó la camioneta.
No tenía sentido.
Limpió su mente de cualquier pensamiento ajeno a su trabajo y con un saludo respetuoso hacia Aria, se acomodó en la barandilla derecha del porche.
Ella estaba sentada en una de sus mecedoras de mimbre, su corto cabello negro estaba humedecido, resaltaba la palidez de su piel.
Mila estaba de pie reclinada sobre la pared mientras que Chloe, una mujer de piel morena y cabello ondulado negro, rodeaba su espalda con uno de sus brazos.
—Mila ya me entregó su grabación— dijo Aria— ¿Qué tienes tú?
La mirada de la rubia era de suficiencia, o tal vez de arrogancia y altivez, en todo caso no le importaba. Liam sabía que la información que él tenía podía ser de igual importancia como la que ella obtuvo, incluso más.
Aunque específicamente no sabía el contenido de es grabación.
Y eso, al depredador perfeccionista y calculador, no le agradaba.
—Había un leopardo desconocido en el lugar donde estacionamos— habló sereno con su mirada fija en Mila— pude oír su conversación, en la cual decía que era el que tenía a los niños desaparecidos.
Aria permaneció en silencio, asimilando, pensando sus palabras.
—¿Alguien más escuchó lo mismo?— miró a Mila.
—Cuando fui al estacionamiento el lugar estaba vacío.
—¿Qué hay de Shelly?
—Estaba demasiado lejos.
Los ojos de su alfa se clavaron en él, podía ver la duda construirse en esa mente afilada.
Mila, por su parte, sonrió y se apegó al cuerpo de su pareja.
—Tengo un microchip— mantuvo el control de su voz a pesar del escalofrío que recorría su espalda— el sujeto rompió su celular pero olvidó deshacerse de esto.
Sacó del bolsilló de su pantalón el pequeño objeto.
—¿De qué nos serviría eso?— inquirió Mila.
—Tarah puede rastrear los contactos, nos puede dar ubicaciones de los leopardos.
—Tu desempeño disminuye cada vez más— se burló la rubia.
Liam ignoró sus provocaciones, pero no pudo resistirse a pincharle de la misma manera que ella le hacía. Centró su mirada en la mujer a su lado, sus ojos marrones mantuvieron su mirada mientras se acercaba aún más.
—¿Qué hace Chloe aquí?— le preguntó a Aria— ella no es parte del clan, no debería estar en una reunión como esta.
—Ella es un puma White Claw— intervino Mila— a diferencia de Shelly, tiene más derecho a estar aquí que ella.
—Tú no eres quien para decidir quién puede o no estar en mi presencia y escuchar asuntos del clan— Aria habló con frialdad— no voy a permitirte que insultes a un compañero de clan.
Mila se enderezó, sus ojos azules llameaban de furia, lo miró a él y luego a Aria, sin intimidarse, con un desafío que Liam jamás había visto en ella.
—Yo, Mila Winston, deserto del clan Ice Daggers para siempre.
El silencio agudo pareció detener el tiempo mientras él intentaba comprender la magnitud de sus palabras.
—Mila...
—Ya esta hecho— le interrumpió— este ya no es mi clan— luego tomó a Chloe de la mano y ambas se fueron.
Mila había desertado. No podía creerlo.
—Aria, haz algo, ella no puede irse del clan.
Su alfa masajeo su rostro con sus manos y dio un largo y cansado suspiro. Su mirada reflejaba tristeza y angustia.
—No puedo obligarla a quedarse— dijo con voz lejana— eso va en contra de mi poder, si ella no es feliz aquí no puedo detenerla.
—Eres un alfa— sonó más desesperado de lo que pretendía— de seguro que puedes hacerla obedecer.
—Así no funcionan las cosas Liam— se levantó y caminó hacia la barandilla— lo sabes bien, si doblego su voluntad por la fuerza me convertiré en lo que más odio, yo sé lo que hago, ella estará bien.
Él confiaba en sus decisiones, pero para alguien que había crecido con ella, que la había visto reír y llorar, le resultaba difícil la idea de no volver a verla.
—Desde hace semanas la he visto alejarse más y más ¿Crees que irá al clan White Claws?— ella preguntó mirando el bosque, al sitio por donde las dos mujeres se habían ido.
—Es lo más probable, le avisaré a Luke para que nos mantenga al tanto de sus movimientos si eso sucede.
—Ve a ver a Tarah— le ordenó, todo sentimiento abandonó su voz— entregale el microchip y dile que busque todo lo que nos pueda servir.
Decidió ir a pie hacia la cabaña de Hunter, las palabras de Mila rondaban por su mente, y a pesar de sus esfuerzos, seguía pensando que ella había actuado por capricho.
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Editado: 23.09.2018