La redención de Liam [serie Ice Daggers 5]

Capítulo 19

 

 

 

Inesperado

 

Tres días pasaron.

Y de Liam no supo nada.

Su corazón le impulsaba a preocuparse.

Pero su mente y su orgullo le dictaban lo contrario.

Sentada en el porche de la cabaña, Shelly miraba la nieve caer, lo que antes era barro y suciedad, ahora era una fina capa de nieve, blanca y pura que borró cualquier imperfección del terreno.

Debería haberse alegrado por su llegada, pero en vez de eso, ella no paraba de pensar en él, y en lo que sucedió después de que lo dejó solo en la camioneta.

Del asunto de los niños desaparecidos no supo nada más.

Y eso le inquietaba.

Jake hacía lo imposible por parecer positivo, aunque ella no le creía nada.

Y lo peor de todo era que Liam no había aparecido, ni siquiera a ver cómo estaba. De alguna forma le importaba mucho saber de él, tanto que seguía esperando afuera, observando el bosque cubierto de copos de nieve con la esperanza de ver su figura aparecer por algún lado.

El frío ambiente, el cielo gris, el manto blanquecino y la soledad que parecía engullirla no dejaban de hacerle creer que algo andaba mal. El invierno le parecía tan desgarradoramente sombrío, que ni siquiera la tentación de una guerra de nieve con Jake le hizo borrar sus preocupaciones.

Quería ver a Liam, para poder de una vez despejar todas esas dudas insanas que asolaban su mente.

¿Se perdió en el bosque? ¿Se fué a la ciudad? ¿Lo secuestraron los extraterrestres?

Todo era posible en tanto no lo tuviera en frente.

Aunque la sacara de quicio echándole en cara su condición de humana, tenía que admitir que extrañaba sacarle chispas a su mal humor.

Era eso, o el hecho de que se había hecho adicta a su presencia.

"Debo verlo. Necesito verlo"

Liam era independiente, si ni quería ir a ella, Shelly tendría que ir a él. Aunque no tuviese la más pálida idea de donde se había metido.

A su mente le llegó el recuerdo del único que podría ayudarle sin rechistar.

Su fiel amigo, Connor.

Acomodando su ropa, se levantó y caminó con la mayor prisa que sus piernas y el irregular camino le permitieron, hasta llegar a su cabaña.

Golpeó un par de veces en la puerta:

—¿Shelly?— dijo él al abrir— pasa.

Avanzó y permaneció de pie al lado de la puerta. Connor apenas estaba vestido con un suéter rojos y jeans gastados, andaba descalzo, como si los diez grados bajo cero no le afectasen para nada.

—Toma asiento— le ordenó amablemente, y con una sonrisa. 
Shelly no tenía tiempo para charlas.

—En realidad vine porque necesito algo.

Interés y curiosidad, ladeó su cabeza un poco y luego cruzó sus brazos sobre su pecho.

—Lo que quieras, lo haré. Pide.

Shelly titubeó, de alguna forma se sentía extraña al venir aquí y demandar información sobre el lugarteniente del clan. Tal vez parecería desesperada.

—¿Has visto a Liam?— soltó y esperó su reacción.

Connor borró con lentitud su perfecta sonrisa, hasta quedar serio. ¿Era imaginación suya o podía sentir una incómoda tensión?

—No, no lo he visto desde que llegó de Lake Saint Jerome ¿Por qué preguntas?

Estrechó sus ojos, Shelly se había acostumbrado tanto a su personalidad amable, que olvidó que Connor también era un leopardo de las nieves, un depredador.

—Necesito hablar con él.

Aunque lo que en realidad quería con desesperación era verlo, para al menos quedarse con la seguridad de que estaba vivo, y bien.

—Usualmente siempre anda por el territorio, o en la constructora o en el taller— se encogió de hombros— no pasa mucho tiempo en un sólo lugar, pero pronto vendrá. ¿Quieres algo de beber? 

Era evidente que a Connor no le gustaba hablar de Liam.

—No gracias.

—¿Necesitas algo más?

—¿Puedes ayudarme a encontrarlo?

—No te rindes fácilmente ¿No?— suspiró, se rascó la cabeza por un momento y luego volvió a mirarla a los ojos, de una manera tan profunda que le incomodaba— de acuerdo, le preguntaré a Alexei y Hunter si lo han visto.

—Gracias.

Él se fue a su habitación, y ella se quedó ahí, en la incomodidad de estar en casa ajena, sola, y con un hombre del cual sospechaba que veía en ella a algo más que una amiga.

"Me estoy volviendo paranoica"

—Hunter no me atiende— dijo al  regresar en un par de minutos— pero Alexei me dijo que lo vió irse al este de la cascada, hacia el límite con el territorio Moon Fighter que ocupan esos leopardos.

Su corazón latió con fuerza renovada, Liam estaba bien.

Ya tenía información, ahora podía regresar en paz a su cabaña. No, eso no era suficiente

—Gracias Connor.




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