La redención de un alma #2 (2025)

CAPÍTULO 6

Cuando Álex volvió con los niños, traía muy mala cara y todos sabían por qué. Poco después, regresó René y se fue directamente a la barbacoa junto a Toni.

—¿Cómo se van a comer eso así? ¡Está crudo! Ustedes no tienen idea de cómo hacer un buen asado.

—Lo que yo no sé es el afán vuestro de comer la carne prácticamente carbonizada que parece la suela de un zapato—le devolvió la gentileza a su amigo—¿Cómo ha ido?

—Creo que Álex me odia—suspiró resignado—Y ni siquiera sé por qué.

—No creo que te odie, seguro que sólo es que no te esperaba hoy y la has dejado un poco descolocada. Tú no le has podido hacer nada, dale tiempo ¿Habéis hablado?

—Está muy a la defensiva conmigo, no hemos hablado mucho. Me contó sobre la nena, sus celos y lo que pasa con el hermanito. Después le dije que la había visto el día del partido y lo del beso con el tipo ese.

—¡Ay, René! ¿Otra vez delatándote?—sonrió Toni.

—No pude evitarlo, esa imagen de ellos besándose, no deja de dar vueltas en mi cabeza y me tiene podrido… Aunque ella me confirmó lo que vos me dijiste, que sólo son amigos.

—¡Hombre de poca fe!

—Me siento como un estúpido sin saber qué hacer. Mi plan no está saliendo como quería—se lamentó.

—¿Y cuál es tu plan exactamente?

—Volver a acercarme a ella como antes. Ya sabía que al principio no iba a ser fácil, pero confiaba que, poco a poco, pudiéramos recuperar lo que tuvimos y ahí…confesárselo todo. Pero me parece que me va a llevar más trabajo del que yo creía… Aunque…—se calló y se quedó pensativo.

—Aunque… ¿Qué?

—¿Crees que, si le cuento a tu futura esposa, ella me ayude?

—¿Bea? Si se lo cuentas, Álex tardará en enterarse como mucho unos días.

—¿Vos crees? Igual me vendría bien… Pero no, Álex debe saberlo por mí, no por otras personas.

—Si me das permiso, yo se lo puedo decir a Bea por mi cuenta, y tratar de que no se vaya de la lengua con su amiga.

—¿Harías eso por mí?

—Por supuesto, pero no te prometo nada. Anda, unámonos al resto a ver que se cuentan.

Durante un rato, todos estuvieron hablando en mayor o menor medida, aunque hubo un par de silencios incómodos, no lo estaban pasando tan mal.

—¿Alguien juega conmigo?—Lola con su inseparable pelota, se plantó ante ellos—Es que me aburro.

—Yo juego contigo—se ofreció Toni. Echaba mucho de menos tocar un balón y aunque fueran unos pases con la niña, le quitaría el gusanillo.

—Si me dejan, yo también me uno a ustedes—se animó René.

—¿Pero tú sabes jugar al fútbol?—la pequeña lo miraba con gesto desafiante.

—Un poquito, no mucho… ¿Qué decís? ¿Puedo jugar?

—¿Sabes quién es él, Lola?—le preguntó Toni.

—Un viejo amigo de la tita Álex ¿No?

—Bueno, eso también—el exfutbolista sacó su móvil y le enseñó un resumen de su último partido. Cuando lo vio, a la niña se le iluminaron los ojos.

—¿Tú eres ese?—preguntó asombrada.

—Eso parece…—le sonrió y Lola, sin que nadie lo esperara, se abrazó a su pierna.

—¡No sabía que eras tú! ¿Has visto papi? ¡Un futbolista de verdad! ¡Que guay!

—Sí cariño, sí…—la cara de Juanmi era un poema. Ahora su hija se iba a interesar mucho más en el fútbol y, por si fuera poco, también en René.

—Me tienes que enseñar a jugar ¿Eh? Ya que mi tita es tu amiga…habrá que aprovechar…—todos menos la aludida y su mejor amigo, rieron la gracia de la niña.

—Pero vos lo hacés muy bien, te vi el otro día… No necesitás que yo te enseñe.

—Vale, entonces puedes jugar con nosotros… Papi ¿Juegas?

—Juega con tu hija en lugar de estar ahí rumiando maldiciones—le instó Noe.

—Voy cariño…—se levantó resignado, no quería hacerle un feo a su pequeña, pero no le apetecía nada tener que lidiar con René y su inflado ego gracias a Lola.

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—¿Y a ti qué te pasa?—le preguntó Bea a Álex—Estás muy rara desde que él ha aparecido.

—No esperaba verlo hoy… Pero eso no significa que me tenga que pasar algo.

—¿Tú te lo crees?

—Si dice que no le pasa nada, será verdad, digo yo—respondió Noe.

—Hubiera sido todo un detalle que alguien me lo hubiese contado.

—Álex, llevas años sin querer saber nada que tenga que ver con René ¿Para qué te lo íbamos a decir?—se defendió la rubia.

—¡Yo jamás he dicho algo así!

—Puede que tu boca no haya pronunciado esas palabras, pero tus malas caras, y la forma de tensarte al escuchar su nombre, no dejaron lugar a dudas—le explicó—Por eso preferimos dejar de hacerlo.

—¿Qué tal si cambiamos de tema?—intervino Noe para ayudar a su amiga.

—¿Qué fue lo que pasó entre vosotros antes que te fueras de su casa?—Bea seguía insistiendo.



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En el texto hay: redención, drama, amor

Editado: 21.09.2025

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