La redención de un alma #2 (2025)

CAPÍTULO 7

—Vaya dííta ¿No?—Álex ni se giró—Al final te convenció para subir hasta allá—seguía sin decir nada—Te agradezco que trataras de defenderme.

—Yo no te he defendido—rompió el incómodo silencio que reinaba entre los dos—Pero no me gustan las injusticias y hoy Juanmi se ha pasado de la raya, así que no te vayas a creer que lo he hecho por ti, porque no es así.

—Igualmente, gracias—podía ver lo tensa que estaba por la rigidez de su cuello, ahora al descubierto debido a su cambio de look, y en sus hombros. Y luego estaba el hecho que no lo estaba ni mirando—¿Qué te hice para que me trates así?

—No te estoy tratando de ninguna manera en especial—tenía la vista centrada en Lola, no se atrevía a mirarlo.

—¿Por qué me odiás entonces? Algo tenés en mi contra y quiero saber qué es.

—Yo no te odio, René, no sé de dónde sacas eso…

—Mírame a los ojos y decime que no me odiás—la agarró del brazo y la obligó a mirarlo.

—Ya te he dicho que no te odio—aunque sólo duró un instante, sabía que esos ojos que llevaban persiguiéndolo años, no le estaban mintiendo—Suéltame René…—murmuró.

—¿Por qué me tratás así? ¿Qué hice?—repitió nuevamente.

—Nada… Pero no puedes pretender que las cosas siguieran tal cual las dejaste después de tanto tiempo. Todo ha cambiado, y tú ni siquiera estabas aquí para verlo…

El dolor que pudo percibir en sus ojos y en su forma de hablar, lo hizo callar. Le pareció más un reclamo hacia él, que un simple comentario.

—Yo no he cambiado con nadie Álex, sin embargo, vos…

—Sin embargo, yo—lo interrumpió—Sí lo he hecho, la vida una vez más, me obligó a hacerlo. Así que todo recuerdo que pudieras tener de mí, puedes tirarlo a la basura, esa persona ya no existe.

—Vos seguís siendo vos en cualquiera de tus versiones… Y por supuesto que todo recuerdo tuyo, va a seguir estando en el mismo lugar.

—Haz lo que quieras y piensa lo que te dé la gana…—suspiró mientras veía a Lola trepar.

—Me encantaría contarte lo que he hecho durante todo este tiempo y que vos también me cuentes todo lo que pasó por acá. Hablar como lo hacíamos antes… ¿Te acordás?

—Yo no quiero saber nada, no quiero hablar contigo René—estaba siendo muy difícil para ella rechazarlo, pero lo hacía por su bien—Soy una persona educada, o eso creo. Sé que nos vamos a encontrar en alguna que otra ocasión por obvias razones, trataré de ser cordial contigo, pero no esperes nada más de mí.

René iba a responderle, pero una persona acababa de llegar hasta ellos y no pudo hacerlo a pesar de estar ahogándose de la impotencia.

—¿Te importa echarle un ojo a Lola?—Juanmi le estaba pidiendo un favor—Nosotros tenemos que hablar.

—Por supuesto, yo la vigilo—respondió para después ver cómo los dos amigos se alejaban de él.

—Juanmi, yo…—la primera en hablar fue Álex.

—No, soy yo quién te tiene que pedir perdón, hoy me he pasado mucho con René. Ya me he disculpado con él, quiero que lo sepas.

—Has hecho bien. Ahora soy yo la que te pide perdón, no debí ponerme así… No sé qué me pasó.

—No importa—la estrechó entre sus brazos—Nos hemos gritado miles de veces, y seguramente lo seguiremos haciendo cuando seamos dos carcamales—ambos sonrieron—Pero por más que lo hagamos, los dos sabemos cuánto nos queremos—besó su frente con cariño—Te quiero mucho pelirroja, y eso no hay Dios que lo pueda cambiar.

—Yo también te quiero, aunque seas un gruñón tóxico—apoyó la cabeza en su pecho y Juanmi la volvió a abrazar—Tema zanjado.

—¿Qué tanto has hablado con él?—preguntó refiriéndose a René.

—Nada… Él actúa como si todo siguiera igual que hace años y yo ya no soy esa persona que el recuerda, ya se lo he dicho.

—Sé que lo que te voy a decir, te va a sonar raro, pero, en ese tiempo, parecías más feliz, más contenta… Siempre estabas de buen humor, y a pesar que él no es santo de mi devoción, tengo que reconocer que vuestra amistad te hacía mucho bien.

—¿Quién eres tú y qué has hecho con mi mejor amigo?—quiso bromear—Eran porque las circunstancias eran diferentes, no tiene nada que ver con René, te lo aseguro.

—Si tú lo dices, no me queda de otra que creerte, pelirroja—él siempre había sospechado que su cambio de actitud tenía que ver con él, porque la excusa de que fue por lo que le pasó a Gloria, no era del todo cierta. Álex ya estaba así antes de saberlo.

—Vuelvo con el resto—le informó—Por favor, comportaos delante de tu hija.

—Descuida, todo estará bien—se acercó a la zona de juegos donde había dejado a René a cargo de Lola—¿Todo en orden por aquí?

—Sí…todo bien—respondió con desgana.

—¿Papi, has venido a por mí?—Lola estaba sentada en todo lo alto de la torre.

—No, flamenquita. Sigue jugando y ten mucho cuidado.

—¡Vale, papi!

—Tienen una niña hermosa, y muy inteligente por lo poco que la conocí hoy—sonrió levemente.

—Lo sé, gracias—no podían decir que estaban incómodos, pero sí se sentían un poco extraños—Perdón otra vez por lo de antes, espero que no haya sido nada.



#2169 en Novela romántica
#78 en Joven Adulto

En el texto hay: redención, drama, amor

Editado: 21.09.2025

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.