Cuando todos volvieron a reunirse y sacaron la tarta para soplar la primera vela de Manu, el cumpleañero metió las manitas en su tarta mientras chillaba alegremente haciendo reír a todos.
—¡Este niño no tiene remedio!—comentó su madre mientras lo limpiaba—Menos mal que lo conozco y compré otra por si acaso.
—Bien hecho amor—Toni besó a su futura mujer en la cabeza.
—Pues habrá que ir a cambiar a este niño…
—Sigue tú con eso, yo lo puedo cambiar—se ofreció Álex.
—¿No te importa?—la joven negó con la cabeza—En el maletero tengo su bolsa con ropa, un termo con agua, su jabón, una esponja y una toalla… Haz lo que puedas—todos miraban a Bea boquiabiertos—¿Qué? Con mi hijo hay que salir bien preparados de casa, porque cuando no se tira algo por encima, es que ha tenido una digestión…explosiva. Yo lo parí y lo conozco a la perfección. Toma las llaves Álex.
—Gracias—se las guardó en el bolsillo y fue en busca del bebé—Enseguida volvemos.
—¿No aprovecharás para fugarte con el niño, no?—bromeó Juanmi.
—Pues mira, a lo mejor y sí—un atisbo de sonrisa amenazaba con posarse en sus labios.
Álex fue hasta el coche mientras Manu balbuceaba y se reía por las caras que la muchacha le ponía. Sacó del maletero el bolso del pequeño y se metieron en el asiento trasero del coche.
—No veas tú el calor que hace aquí—abrió un poco las ventanillas—Y a ti, ya te conozco y me vas a mear en cuanto te quite la ropa—ella se deshizo de su sudadera quedándose en camiseta de tirantes mientras Manu reía a carcajadas—Ya veo cómo te ríes de mí, princeso. Vamos a quitarte todo esto que te has puesto bueno de tarta.
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«Princeso» Él recordaba cuando usó esa palabra con Álex y todo lo que vino después. René la había seguido hasta el coche, pero ella no se había dado ni cuenta, y como había abierto las ventanillas, podía escuchar todo lo que decía.
Oírla decirle cosas bonitas al niño y ver cómo se reía, le dio esperanza de que esa Álex que todos echaban de menos, podría volver en algún momento.
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Una vez que la piel de Manu quedó libre de tarta, le cambió el pañal. Por suerte le dio tiempo a taparlo antes de que el bebé decidiera vaciar su vejiga sobre ella.
—¡Esta vez no me pillas, guapito!—en cuanto le puso el pañal, sacó la ropa del bolso—¿Cuánta ropa hay aquí? Desde luego tu madre es de lo que no hay—de todo lo que había, sacó un conjunto que le gustó—¡Cómo no!—sonrió. Era la equipación en miniatura del equipo de la ciudad—Cuando tu padre y tu tito René te vean con esto puesto, se van a derretir de amor—levantó la camiseta para verla bien—Para ellos este escudo es muy importante y lo aman, ya te enterarás cuando crezcas. Así que tienes que ser muy bueno y no mancharte ¿Vale?—lo terminó de vestir y lo apegó a su cuerpo—Me pongo esto y nos vamos—Álex se puso la sudadera, cerró las ventanillas y salió del coche con el niño en brazos.
René había sido testigo de todo y otra vez ella le había creado una nueva necesidad al verla con cuanto amor trataba al pequeño, aunque sabía que nunca se haría realidad.
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Una vez regresaron, ahora sí podían cantarle el cumpleaños feliz al niño sin que ninguna tarta saliera herida. Después de repartirla y devorarla, se dispusieron a recoger todo para dejar el lugar tal y como lo habían encontrado.
El primero en irse fue René, se sentía demasiado abrumado por todo lo sucedido aquel día, poco después Juanmi, Noe, Lola y Álex, hicieron lo mismo, tenían que dejar a la muchacha en su casa e ir a buscar a Miki a casa de su abuela. Manu se había dormido, y Toni y Bea decidieron quedarse un poco más allí.
—Al final todo ha salido bastante bien ¿No?—comentó el padre del cumpleañero.
—Sí, eso parece…—Bea estaba un poco desanimada.
—¿Qué le pasa a mi cabecita loca?—se sentó junto a ella y la tomó de la mano.
—Creo que Álex y Noe me ocultan algo… Y creo que está relacionado con René.
—¿Por qué crees eso?
—Desde que apareció hoy René, Álex ha estado más rara de lo habitual. Cuando le he preguntado, Noe ha salido en su defensa y quiso cambiar de tema. Esas dos saben algo que yo no, y me duele que me dejen fuera.
—Sus razones tendrán, no te preocupes por eso mi amor… Iba a esperar a llegar a casa, pero ahora que has sacado el tema… Tengo una información que ninguna de ellas conoce—Toni se hizo el interesante mientras Bea esperaba con impaciencia que se lo dijera.
—¿Me lo vas a contar o no?—farfulló malhumorada.
—Por supuesto. Pero antes me tienes que prometer por lo que más quieras, que no se lo vas a decir a nadie, y a Álex menos aún.
—Sí, lo prometo. Esto de aquí no sale, pero dime ¿Qué es?
—Tus sospechas sobre los sentimientos de René por tu amiga, siempre fueron ciertas—confesó dejando a su chica sin palabras.
—¡Lo sabía! Mi intuición jamás me ha fallado—lo abrazó eufórica—¿Y tú desde cuando lo sabes?
—Desde antes que el propio René se diera cuenta… Y si no te dije nada cuando me preguntaste aquella vez sobre eso, fue porque le prometí que no lo haría.