La redención de un alma #2 (2025)

CAPÍTULO 11

El sábado por la noche, Noe, Álex y Juanmi pusieron rumbo a Sevilla después de dejar a los niños a cargo de sus abuelos paternos. La muchacha se sentía un poco fuera de lugar, sus amigos habían vuelto al modo empalagoso que tenían antes de ser padres, pero los entendía. Hacía demasiados años que no habían tenido tiempo para ellos solos.

En la cena estaban, aparte de Bea, Toni y ellos tres, los hermanos de la novia con sus respectivas parejas, algunos primos y amigos de los dos, y por supuesto René. Después de sincerarse con él, lo último que le apetecía era encontrárselo, pero por alguna razón, ni siquiera había intentado acercarse a ella, cosa que agradeció y le extrañó a partes iguales. Por fin había entendido su mensaje, aunque muy en el fondo, le doliera su indiferencia.

En cambio, René pensaba que todo eso no le estaba sirviendo para nada, ahora era él quién estaba tenso y nervioso. Cuando la vio aparecer en compañía de sus amigos, no pudo evitar mirarla. Llevaba una falda plisada de cuadros marrón que quedaba por encima de sus rodillas y un jersey negro. Algo bastante sencillo como era habitual en la joven, pero demasiado tentador para él.

Trató de integrarse en la conversación y, gracias a su agilidad mental y su labia innata, consiguió hacerlo. Una de las veces de las que salió al baño, se encontró con Juanmi, el cual le hacía señas para salir fuera.

—Te veo muy paradito esta noche.

—No sé qué querés decir—el chico se rascó la oreja.

—¿Cómo que no sabes? ¿Ya se te olvidó lo que hablamos el día del campo?

—Ah, era eso… Creo que esta noche no va a ser.

—¿Por qué? ¿Acaso has mentido en todo lo que me dijiste?—Juanmi lo fulminó con la mirada.

—No, no mentí. Y sí, ya intenté acercarme a Álex… ¿Sabés que hizo? Me volvió a mandar al carajo.

—Nadie dijo que iba a ser fácil…

—Lo sé, pero yo también tengo mi orgullo ¿Sabés? Y quizás con esto me estoy dando cuenta que lo de ella y yo, no tiene futuro, ni tan siquiera como amigos ¿Entendés?

—Sí, claro. Pero créeme, ella vale mucho la pena e intuyo que tú eres el único que puede traerla de vuelta. Por favor, no te rindas—le pidió el muchacho.

—Yo sé lo que vale Álex, no hace falta que vos me lo vengas a decir. Pero soy un ser humano y me duelen sus continuos rechazos—se lamentó.

—Está bien, no volveré a presionarte, pero piénsalo ¿Vale?

Juanmi volvió dentro. Él realmente confiaba en René, ya una vez consiguió que su amiga de juventud, volviera a ser ella misma. Sabía que, si él se lo proponía, lo haría de nuevo.

—¿Dónde estabas?—preguntó Noe con una sonrisa en los labios.

—Fuera, tomando el aire—le pasó un brazo por la cintura.

—¿No habrás vuelto a fumar?—su mujer olió su ropa haciéndolo reír.

—Claro que no… Pero reconozco que me gusta que me olfatees—la besó tiernamente.

—¡Mira que eres tonto!—dijo entre risas.

—Pero soy tu tonto personal e intransferible…

Álex observaba la romántica escena sin decir nada y, sigilosamente, se levantó de su sitio. Al llegar a la puerta se chocó con René.

—Disculpá, no te vi—eran las únicas palabras que le había dicho en toda la noche.

—No importa—ni siquiera se detuvo, necesitaba tomar un poco de aire. René quería salir con ella fuera, pero no debía hacerlo, tenía que ceñirse al plan de Toni.

Esa mínima interacción con René había alborotado todos sus sentidos ¿De verdad que iba a tener que estar así el resto de su vida cada vez que se lo encontrara? Álex resopló. Esa noche estaba muy guapo, en realidad siempre lo estaba y él lo sabía. En más de una ocasión le había dicho que era un coqueto y estaba orgulloso de serlo. Ese recuerdo la hizo sonreír.

—El que se ríe solo, de sus maldades se acuerda—Bea estaba a su lado—¿Qué haces aquí tan solita? ¿Esperas a alguien?

—No, que va…—bajó la mirada hacia sus pies—Es que se me estaban cansando los brazos de sujetar tantísima vela esta noche.

—¿Por qué lo dices?

—Por Noe y Juanmi ¿Por quién si no? Pero yo lo entiendo, para una vez que están solos y sin niños, tendrán que aprovechar.

—¡Qué me vas a contar! Desde que Manu llegó, a Toni y a mí nos ha cambiado la vida, las rutinas, ya me entiendes... Ahora todo es a prisa y corriendo y cuando se puede. Y vale que puedo parecer una exagerada, pero echo de menos esos largos días de…

—¡Vale, me hago una ligera idea!—la interrumpió—Huyo de Noe y Juanmi, y ahora me sales tú con esto.

—¿Te da envidia?

—¿Envidia de qué?

—Álex, ya ha pasado mucho tiempo desde lo del innombrable, creo que deberías buscarte un hombrecito que te haga feliz y satisfaga todas tus fantasías más oscuras.

—¿Qué dices Bea?—se le subieron los colores sólo de pensarlo.

—Y sé que Jaime no es ese hombre, por mucho que te quiera y por muy buena persona que sea. No te mueve nada, lo sé—Bea se colocó frente a Álex y la miró a los ojos—Sabes que puedes confiar en mí ¿Verdad?



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En el texto hay: redención, drama, amor

Editado: 21.09.2025

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