Durante un par de horas estuvieron cada uno por su lado, ella con sus amigas bailando y haciéndose fotos graciosas en el fotocall, y él intentando averiguar de qué hablaban los chicos que se habían acercado a Toni.
—Cambia esa cara hombre, que esto es una fiesta no un funeral—lo animó su amigo.
—No puedo Toni, y créeme cuando te digo que si no me fui ya de acá es por vos.
—Te he visto hablando con Álex un buen rato e incluso con Lola… ¿Tan mal ha ido? No me había dado esa impresión.
—No, esta vez ella no hizo nada… Fue el estúpido ese de su amigo, que por lo visto son más que eso ¿Sabés qué me dijo? Que ellos comparten habitación y que esta noche dormiría junto a él. Eso me tiene podrido Toni, no puedo evitarlo.
—No sé si sirva de algo, pero hasta donde yo sé, Álex tampoco quería—le informó—Según mi preciosa mujer, hace tiempo que la cosas entre ellos no están bien, hablo de su amistad, por supuesto. Quisimos solucionarlo, pero cuando preguntamos, no había más habitaciones libres. Y ya sabes cómo es ella, no quería causar más molestias.
—¿Desde cuándo comenzaron a no estar bien?
—Curiosamente, desde que volviste a su vida—Toni enarcó una ceja haciéndole ver lo evidente de la situación.
—Yo cada vez la entiendo menos a Álex—dejó el vaso sobre la una de las mesas altas que había a su lado—Si lo que todos piensan es cierto ¿Por qué no me busca? ¡Estoy acá para cuando quiera!—gruñó desesperado.
—Está en guerra consigo misma, y va perdiendo. Dice una cosa, pero luego eso, no cuadra con sus actos. Ni la propia Álex sabe qué es lo que quiere y justamente por eso a veces huye de ti y otras es capaz de hablar contigo civilizadamente. Sé que estás mal por no entenderla, pero ella estará aún peor viendo como las barreras que con tanto esfuerzo construyó para mantenerte lejos, se derrumbaron como un castillo de naipes—Toni suspiró y la vio hablando con su esposa—Y luego está el tonto del culo ese de Jaime que tampoco la deja tranquila…
—¿Qué puedo hacer yo? Que no sea delito, porque se me ocurrieron un par de ideas…
—Nada, seguir esperando tu oportunidad o…desistir. Te tengo que dejar, parece que me reclaman—Toni se reunió con Bea para seguir disfrutando de su fiesta.
De nuevo, una melodía inundó la estancia y sólo a dos personas de las allí presentes, se les erizó la piel al escucharla.
«El corazón que a Triana va, nunca volverá, Sevilla»
…
«Y al alba blanca, le contaré, lo que yo te amé, Sevilla. Bandido ¡Ay, muero yo por ti! Tu paloma fui, Sevilla»
A René le vino la imagen de Álex cantando esa estrofa en su coche, tan despreocupada, tan contenta…tan ella. La buscó con la mirada y cuando la encontró, Álex también lo miraba intensamente y esta vez, se la sostuvo.
La muchacha recordó la alocada idea de llevarlo de madrugada a visitar Triana sólo porque a René le hacía ilusión. Ya no aguantaba más, tenía que ponerle una solución a esa situación. Iba a hacerlo en ese mismo momento, pero Jaime al ser testigo de la conexión tan fuerte que estaban teniendo ambos, se la llevó al pasillo de malas maneras.
René no iba a consentir que la tratara así, quiso ir tras ellos, pero Juanmi se lo impidió.
—No le hace falta ayuda, créeme.
—¿Cómo podés estar tan tranquilo?—le gritó prácticamente en la cara—Si se atreve a lastimarla…
—No le va a hacer nada, ella no lo va a dejar. Confía—no dijo nada más y se quedó cerca para vigilarlo.
━━━━━━✧❂✧━━━━━━
—¿Quieres soltarme de una vez?—forcejeó hasta que Jaime finalmente lo hizo.
—Por fin entiendo por qué has cambiado tanto conmigo ¿Has vuelto con él?
—¿Qué? ¡No, no he vuelto con él!—le aclaró—¿Quieres saber por qué he cambiado? Por tu culpa, el Jaime que estoy conociendo no me gusta un pelo. Tienes pensamientos rancios, impropios para una persona de tu edad, y ya lo que te faltaba era ser un celópata. Sobre todo, teniendo en cuenta que no somos nada y tú me tratas como si fuera de tu propiedad ante todos. No Jaime, el único culpable aquí eres tú… Ya ni siquiera quiero tu amistad—por fin le había dicho todo lo que pensaba de él y se había quedado a gusto.
—Pero seguro que cuando René lo hacía, te parecía bien ¿Verdad?
—¿Qué dices? Él jamás ha hecho algo así—respondió muy convencida.
—Yo que tú, no metería la mano al fuego por él, igual te quemas—sonrió maliciosamente.
—Jaime, no te creo. Hablas así por despecho…
—Si no me crees, puedes preguntárselo tú misma… O si no a su madre o a su hermana—Álex lo miraba incrédula—Pregúntales que hizo René el día que fui a vuestra casa a recoger la chaqueta que te presté.
Recordaba aquella tarde, todos llegaron más silenciosos de lo normal y con gesto serio, ella les preguntó si pasaba algo, y ellos lo negaron.
—Todavía lo quieres ¿Verdad? Es por eso por lo que nunca pudiste darme una oportunidad… ¿Me vas a echar de tu vida por el tipo que te pegó la patada y se largó sin decir nada?
—¡Cállate Jaime!