La redención de un alma #2 (2025)

CAPÍTULO 22

Durante la semana, Álex volvió a tener otro de esos episodios, pero afortunadamente había sido en su casa y nadie la había visto.

Dudó mucho y cambió de opinión varias veces sobre si ir o no al partido de René, pero en el último momento decidió ir, era un día muy importante para él, era lo menos que podía hacer. Sacó su camiseta del armario y se la puso, sonrió al recordar cuando él la vio con ella puesta, siempre soltaba alguna de las suyas para hacerla reír.

Condujo hasta Sevilla y gracias a Toni, pudo dejar el coche cerca del estadio porque estaba todo abarrotado. Se reunió con él, Bea y algunos ex compañeros que habían compartido vestuario con ellos y con los que seguía teniendo amistad fuera del campo.

El acto que tenían preparado y del cual René no tenía ni idea, tendría lugar después del partido. Aún era pronto, la gente apenas estaba entrando y ellos habían reservado los asientos más cercanos al banquillo.

Los jugadores de ambos equipos habían saltado al césped para inspeccionarlo todo. René se dirigió en solitario a su portería y se plantó ante ella mirándola con nostalgia, sería la última vez que la defendiera. Acarició los tres palos y le pidió a quién correspondiera, que aquella noche lo ayudara porque estaba siendo más duro de lo que pensaba y eso que todavía no había comenzado el partido.

De vuelta al túnel de vestuarios, pasó por su banquillo y tuvo que mirar varias veces para creerse lo que estaba viendo. Se acercó lo más que pudo para poder hablar con ellos.

—No sabía que iban a venir—la pregunta era general, pero sus ojos estaban dirigidos a alguien en particular—Muchas gracias, ha sido una linda sorpresa.

—No podíamos faltar, así que más te vale lucirte esta noche porque es tu último tango querido—Toni habló en nombre de todos. Estaba muy triste, pero por su amigo, pondría buena cara.

—Voy a dejármelo todo acá esta noche, se los prometo—Álex no le dijo nada, pero no hacía falta, el hecho que estuviera allí por él, hablaba por sí solo—Tengo que irme ya, los veo después—le desearon suerte y se fue a cambiarse.

—¿Por qué no le has dicho nada?—Bea le dio un codazo a su amiga.

—No sabía qué decir, la verdad…—y era cierto, sólo podía mirarlo a él y supo que la había entendido a pesar de no decir ni una sola palabra.

—Un buena suerte, o no sé, buen partido, habría sido muy apropiado.

—¡Ay Bea, yo qué sé! ¡Ni siquiera sé qué hago aquí! No debí venir…

—Pues yo creo que has hecho bien, a René le ha hecho mucha ilusión verte aquí en su último partido. Necesita a la gente que lo quiere en un día como hoy. Así que espero que, para después del partido, se te hayan pasado la timidez y las dudas, y le dediques unas palabras de aliento porque las va a necesitar—la chica fijó la mirada en su marido, ella mejor que nadie sabía lo que significaba.

Bea se acercó a Toni, aunque trataba de disimular, sabía que estaba triste por su amigo y porque él nunca podría tener una despedida como aquella. Una noche se retiró lesionado de ese mismo campo y nunca más volvió a pisarlo como futbolista profesional.

—Ey ¿Estás bien?—la rubia apoyó la cabeza sobre el hombro de su marido.

—Sí… No pasa nada, a veces me invaden los recuerdos, ya sabes…—pasó un brazo por la cintura de su mujer y besó su cara—Me alegro que René sí pueda tener esto, se lo merece muchísimo.

—Y tú también, cariño… Todo esto fue idea tuya y sé lo mucho que te costó conseguirlo, y lo más difícil de todo fue convencer a Álex, seguro.

—Me dijo que lo pensaría, pero yo sabía que iba a venir. Está tan enamorada de René que, aunque finja indiferencia delante de todos, está aquí sólo para acompañarlo. Así que, no la atosigues mucho hoy.

—Me da tanta rabia y tanta pena que siga empeñada en reprimir lo que siente… Pero no es su culpa, lo que le hizo ese maldito no la deja en paz. Nunca entregará tan ciegamente su corazón a nadie, por mucho que René insista.

—Esperemos que eso algún día cambie—los dos la miraron de reojo—René puede devolverle todo lo que ese tipo se llevó en su día.

—Lo sé… Será mejor que vuelva con ella, tiene cara de querer salir corriendo, y la veo muy capaz de hacerlo.

Poco después, el partido estaba a punto de comenzar, el ruido de la afición apenas dejaba escuchar nada. El ambiente le puso el vello de punta a Álex, era emocionante a la par que cálido. Estaba empezando a comprender por qué a la gente le entusiasmaba tanto ir a ver un partido de fútbol.

Si tuviera que describir como estaba siendo el encuentro, la muchacha no sabría qué decir porque no se estaba enterando de nada. Estaba tensa y sus ojos sólo buscaban a una sola persona, el resto no le importaba en absoluto.

Una de las veces que levantó la vista hacia la pantalla, vio que iban 5-1 en el minuto 85. La megafonía anunció un cambio y lo vio correr hasta el banquillo ¿En serio lo iban a cambiar en su último partido? ¡Era de locos!

El portero suplente ocupó la portería que hasta ese instante había pertenecido a René, y de repente todos los ojos se posaron en él. Se estaba quitando los guantes y la camiseta que había estado usando hasta el momento para ponerse otra de jugador de campo ¡Iba a retirarse del fútbol fuera de la portería! Todos aplaudieron cuando uno de los delanteros le dio un abrazo antes de salir del campo.



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En el texto hay: redención, drama, amor

Editado: 21.09.2025

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