Una madrugada el móvil de Álex sonó despertándola bruscamente y como no acertaba a leer bien lo que ponía, descolgó sin saber quién era.
—¿Diga?—respondió medio dormida.
—Álex, soy Pipe. Perdona que te moleste, pero no sabía a quién más acudir.
—Te noto muy nervioso ¿Te ha pasado algo?
—A mí no, pero a David sí… Creo que está metido en un lío, estoy en el hospital con mi hermano—le explicó—Me ha pedido que no llame a mis padres, pero la verdad es que estoy desbordado… ¿Puedes ayudarme por favor?—el muchacho estaba muy asustado.
—Claro que sí, nunca dudes de eso. No te preocupes, ya voy para allá, llegaré enseguida.
Después de colgar salió inmediatamente hacia el hospital para reunirse con sus sobrinos. Al llegar Pipe la estaba esperando en la puerta de la calle y lo primero que hizo fue echarse a sus brazos.
—¡Eh, Pipe! ¿Qué pasa?—a pesar de tener diecinueve años, no era más que un crio.
—Tengo mucho miedo por David, y no sé cómo ayudarlo…
—Tranquilízate, seguro que todo saldrá bien… ¿Dónde está?
—Está en una habitación… Álex, le han pegado una paliza a mi hermano—soltó de golpe.
—¿Qué? ¿Por qué?—ahora entendía mejor el sufrimiento de su sobrino mayor.
—David se juntó con gente que no debía y empezó a salir cada noche, su vida se basa en ir de fiesta y beber hasta perder el sentido.
—Pero eso ya lo sabíamos…
—Sí, pero lo que no sabíamos, hasta esta noche al menos, es que David…ha empezado a consumir cocaína—confesó aterrado—Mi hermano no era así, siempre fue un niño tranquilo, tímido e introvertido. No sé cómo ha llegado a esto—A Pipe se le caían las lágrimas mientras hablaba—Quiero sacarlo de ahí como sea… ¿Qué hago Álex? No he sido un buen hermano para él… Quizás si no me hubiera ido de casa, si no lo hubiera dejado solo…
—No digas eso—la mató escuchar cómo se echaba la culpa—Mírame, eres el mejor hermano del mundo—le apartó las lágrimas con sus manos—Lo estás haciendo de maravilla Pipe, si no fuera así, no estarías aquí intercediendo por él.
—Aún hay más…y es lo que más miedo me da—añadió el joven.
—Dímelo, ya pensaremos qué hacer entre los dos.
—Hace unos días, mi padre le cortó el grifo a David, quería castigarlo para que reaccionara. Pero él ya está enganchado a esa mierda y tenía que conseguir dinero para seguir consumiendo, así que esa gente lo metió en su negocio y se dedicaba a venderla.
—¿Qué? ¡No puede ser, David es sólo un niño por Dios!—Álex estaba horrorizada.
—Por desgracia, así es. El caso es que esta noche, en una de sus entregas, lo pillaron, le pegaron una paliza y le robaron la mercancía… Las personas para las que trabaja piden que se les pague lo que cuesta la droga o…lo matan.
—No puede ser verdad lo que me estás contando…—¿Cómo nadie se dio cuenta del rumbo tan horrible que estaba siguiendo su sobrino?
—Lo es… O le pagamos mil quinientos euros o…—no podía repetirlo.
—¿Mil quinientos euros?
—Sí… ¿De dónde voy a sacar ese dinero? En el banco sólo me quedan cincuenta.
—Lo siento Pipe, pero esto es demasiado grave como para que tus padres no lo sepan.
—Mi padre lo va a matar si se entera. Lo enviará al internado más lejano que encuentre y mi hermano va a sufrir un montón. Por favor Álex, no le digas nada.
—Está bien, veré qué puedo hacer, pero antes quiero ver a David.
—Muchas gracias Álex, sabía que podía contar contigo—los dos caminaron hasta la habitación del más pequeño de los hermanos.
Cuando entraron a la habitación, a Álex se le cayó el alma a los pies al verlo. Estaba tan golpeado que apenas podía reconocer al niño que tanto quería.
—¡Dios, David! ¿Pero qué te han hecho?—se acercó a la cama y le acarició el pelo suavemente.
—Álex…—levantó su mano en busca de la de su tía—Tengo mucho miedo…
—Lo sé cariño, pero no te preocupes, lo vamos a arreglar—besó su mano—David, espero que te des cuenta de lo que has hecho, te has puesto en peligro y esto debe acabar.
—Te lo juro Álex que yo ahí no vuelvo… Lo siento mucho, yo no…—los sollozos no lo dejaron continuar—No tengo el dinero, ni Pipe tampoco…
—Escuchadme bien los dos, os diré lo que vamos a hacer—los dos muchachos prestaron toda su atención—Os voy a llevar a mi casa, uno de vosotros llamará a vuestro padre para decirle que David se queda esta noche conmigo ¿Vale? Así no se preocupará. Después, tú te pondrás en contacto con esa gentuza y les dirás que voy a llevarle el dinero hoy mismo.
—Pero es peligroso que vayas sola, yo te acompaño—se ofreció Pipe.
—No, tú te quedas en casa con tu hermano, no hay discusión posible. O lo hacemos a mi manera, o llamo a Bruno a ver qué dice él—los amenazó.
—Está bien…pero ¿De dónde vas a sacar el dinero? Es muchísimo.
—Tengo ahorros, lo sacaré de ahí y acabaremos con esta pesadilla ¿Lo habéis entendido, no?—los dos asintieron—Empecemos con lo fácil, conseguir el alta de David.