Unos toquecitos en la puerta la despertaron. Al principio no sabía dónde estaba, pero enseguida los recuerdos del día anterior acudieron a su cabeza. La puerta se abrió y dos chicas, una de ellas enfermera, le informó que venía a sacarle una muestra de sangre.
—¿Le puede decir que se despierte?—preguntó la mujer al ver que René dormía con la mano de Álex entre las suyas—Necesito acceder a la vía.
—Espere—no se había dado cuenta hasta que se lo habían dicho. Poco a poco, consiguió que la soltara—Está cansado, me da pena despertarlo—dijo mientras le extraían la sangre.
—Esto ya está. Gracias, pueden seguir descansando—las dos mujeres salieron de la habitación tan sigilosamente como habían entrado.
Álex bajó la mirada hacia donde reposaba la cabeza del muchacho y sonrió. Acercó su mano hasta su cara, pasando los dedos por su barba oscura y sus mejillas.
—Nunca te he dicho nada por no inflarte más el ego que tienes… Te queda genial… Pero ¿Qué no te queda bien a ti? Das rabia de lo guapo que eres ¿Sabes? Sólo espero que esta vez no estés despierto, y si lo estás, olvida lo que he dicho—pasó un dedo por sus cejas dibujándolas despacio—Gracias por no abandonarme, contigo aquí, toda esta pesadilla, da menos miedo—regresó su mano a la cama y la acercó hasta la de él, poco después volvió a dormirse.
━━━━━━✧❂✧━━━━━━
Escuchaba jaleo y Álex abrió los ojos, parecía que venía de fuera, del pasillo, y René no estaba allí. La puerta se abrió y un torbellino rubio y de voz aguda, entró.
—¡Dios mío Álex! Dime que estás bien, por favor…
—Estoy bien—respondió tranquilamente.
—¿De verdad? ¿Cómo se te ocurre no avisarnos? Si no fuera por René, no nos enteramos… Ya te vale, guapa.
—Esa era la idea, pero parece que otros no piensan igual—clavó su mirada en él.
—Te di la oportunidad para que vos lo hicieras, así que no te quejes.
—¿Cómo estás Álex?—Toni se interesó por ella.
—Para lo que ha sido, bastante bien—Toni la miraba de manera extraña, intuía lo que estaba pensando, sólo esperaba que no dijera nada—¿Se lo habéis dicho a alguien más?
—A Juanmi y Noe, por supuesto—dijo Bea—Así que ve preparándote porque me parece que te va a caer una buena y merecida bronca.
—Genial, justo lo que me hace falta…—resopló—Bea ¿Puedes acompañar a René a que le dé el aire?
—Estoy acá ¿Sabés?—se quejó el aludido—No soy un perrito que necesitan que lo saquen a pasear.
—Venga va, no gruñas más—Toni decidió ayudarla—Cariño, llévatelo fuera, lo necesita.
René se iba a quejar de nuevo, cuando una mirada cómplice de su amigo, lo hizo callar. Finalmente, Toni y Álex se quedaron solos.
—Gracias por la ayuda. René no ha salido de aquí apenas y…necesito respirar.
—Te entiendo perfectamente ¿Querías quedarte a solas conmigo para decirme algo, verdad?
—Sí…
—¿Es sobre lo que te pasó aquel día en la calle?—la muchacha asintió—No fuiste al médico ¿A qué no?
—No he tenido tiempo y…se me pasó—confesó algo apurada.
—¡Por Dios Álex! Tenías que haber ido, te dije que, si no ibas, yo iba a cantar como un pajarito.
—Esta mañana me han sacado sangre para hacerme unos análisis. Eso cuenta como ir al médico Toni, así que no puedes decir nada.
—No cuenta, por supuesto que no cuenta. Si sale algo en esos análisis, diré lo que sé, aunque eso signifique echármelos a todos en contra, la primera, mi señora.
—No va a salir nada Toni…o eso espero.
—¿Te ha vuelto a pasar?
—No, que va…
—Te ha vuelto a pasar… De verdad Álex que ahora estoy empezando a entender a René… ¿Por qué no has ido a que te vean?
—Ya te lo he dicho, se me olvidó.
—¿Ha sido eso lo que ha provocado tu accidente?
—No lo sé, no me acuerdo… Lo último que recuerdo es un dolor de cabeza horrible y que los brazos me pesaban mucho, no podía controlarlos. Después de eso, me desperté aquí.
—¡Joder Álex! Te podías haber matado, todo por no ir al médico ¿Te das cuenta de lo que te podía haber pasado?—Toni era bastante más paciente que su mujer y que su amigo, pero aquella chica lo estaba sacando de sus casillas.
—Pero no ha pasado, estoy aquí ¿Lo ves?—levantó su brazo sano—Eso tiene que seguir quedando entre nosotros ¿Vale?
—No, lo siento, pero no. Bea y René se van a enfadar conmigo por encubrirte, pero no pienso alargarlo más.
—Toni… Por favor, no lo hagas—le rogó.
—Lo siento—salió de la habitación para ir a buscarlos. Los encontró cerca de la cafetería y los invitó a salir fuera—Tengo que hablar con vosotros de algo importante.
—¿Álex está bien?—preguntó René.
—Sí, está bien. Ahora escuchadme bien los dos, lo que os voy a contar tiene que ver con ella.
Toni describió con exactitud lo que sucedió aquella tarde en la que fue a buscarla al trabajo. Las caras de su mujer y su amigo cambiaron radicalmente a medida que iba avanzando en la historia.