La redención de un alma #2 (2025)

CAPÍTULO 52

Después de la ducha, Álex se miró en el espejo. Notó que su mirada había cambiado, tenía un brillo que ya había olvidado que existiera en ella, y junto a sus mejillas sonrosadas, la hacían verse más guapa ¿De verdad todo eso se debía a un poco de sexo? No, claro que no. No fue un poco de sexo, de hecho, había sido el sexo más increíble de su vida, y eso que no había hecho más que empezar.

Rápidamente volvió a su habitación para terminar de vestirse y bajar a desayunar a enfrentar las consecuencias del loco frenesí en el que estaban envueltos René y ella. Ya estaba casi lista cuando su móvil sonó.

—Hola Pipe ¿Cómo estás?—se sentó en la cama.

—Hola hermanita. No mejor que tú, eso seguro ¿Qué tal te tratan al otro lado del charco?

—Muy bien, son todos un amor, no me puedo quejar… Y lo poco que he visto de Argentina, parece sacado de una película—suspiró—Es todo precioso.

—Uy, a ver si te vas a querer quedar allí para siempre—ambos rieron—¿Y René, qué?

—René…muy bien, la verdad—se mordió el labio inferior nerviosa.

—No preguntaré por respeto a vosotros… Aunque me hago una ligera idea de lo que significa ese, muy bien

—¡Pero si no he dicho nada!—se indignó.

—Puede que yo no sepa mucho de mujeres, pero ese tonito de voz, no te lo había oído nunca. Pareces contenta, feliz… ¿Satisfecha quizás? Y de verdad que me alegro por ti Álex, ya te tocaba.

—Gracias…supongo. No te entretengas más y dime para que me llamas—lo que menos le apetecía era hablar de su grado de satisfacción con su hermano.

—Han venido a ver tu casa unas cuantas personas interesadas, pero sólo una de ellas quiere hacerte una oferta—le explicó—Te llamaba para preguntarte cuando te viene bien para que habléis.

—Pues cuando quiera, ahora mismo estoy libre.

—Vale, pues hablaré con él y a ver qué me dice.

—Perfecto Pipe. Gracias por hacerte cargo de todo, eres un sol.

—Sigue disfrutando de tu viaje… ¡Aguante Argentina, carajo! Nos vemos, cuídate hermanita.

Sin dejar de reír ante las ocurrencias de su hermano, colgó el teléfono. Esperaba que la oferta fuera justa para ambas partes y por fin vender su casa. A pesar de tener sentimientos encontrados, Álex sabía que empezar de cero, era la mejor opción.

Finalmente, bajó a desayunar y como ya se temía, allí estaban Mía y Valentina, acompañadas de un silencioso René.

—Buenos días—saludó sin mirarlas demasiado.

—Buen día—respondieron madre e hija a la vez.

—Se te hizo largo el baño a vos—comentó René tratando de disimular su amplia sonrisa.

—Estaba hablando con mi hermano.

—Disculpá que me meta—intervino Valentina—Pero, hasta yo recuerdo, vos tenés una hermana solamente… ¿O estoy mal?

—No, tienes razón. Es sólo que hace muy poco descubrí un secreto familiar muy desagradable y no me gusta tocar el tema—Álex se tensó mientras bebía de su vaso.

—No tenés que contarlo si es algo doloroso para vos—comentó Valentina consciente de que tal vez no debería haber preguntado—Entendemos perfecto.

—Puede que sea poco agradable para mí, pero la verdad siempre sale a la luz y vosotros me tratáis como si fuera de la familia, lo justo es que sepáis todo lo que ha pasado en los últimos meses.

—Álex, como dice mi mamá, no tenés que hacerlo.

—Lo sé, Mía, pero os lo contaré—la joven sevillana respiró hondo y miró a René de soslayo para tomar valor—Os lo resumo un poco. Los que toda la vida pensé que eran mis padres…no lo eran, y la que pensaba que era mi hermana, resulta que tampoco lo es. Ella es…mi madre biológica… Soy producto de un calentón adolescente con un hombre que en ese tiempo estaba casado.

—¿Qué? No puede ser ¿Es joda, verdad?—Mía no era capaz de creerlo.

—Ojalá, pero desgraciadamente no. Los hijos de esa mujer, ya no son mis sobrinos, son mis hermanos—les explicó—Ellos, al igual que yo, también han estado engañados toda su vida. El que siempre pensaron que era su padre, tampoco lo es… Cristina le era infiel a su marido con el mismo hombre que la abandonó cuando se quedó embarazada de mí… Es todo bastante confuso en realidad… Esa mujer ha destrozado la vida de todos nosotros…

—No puedo creer lo que acabo de oír, Álex…—la mujer no salía de su asombro—¿Cuándo pasó todo esto?

—Poco después de la muerte de mi madre… Ella murió hace un par de meses.

—¿Cómo que se murió tu mamá? ¿Por qué no nos dijiste?—se indignó Mía.

—Digamos que, desde entonces, no he tenido cabeza para nada… Si no hubiera tenido la ayuda necesaria, no sé qué hubiera sido de mí—alzó la cabeza para mirar a René con una sonrisa triste—Todo se lo debo a él, supo acercarse a mí, comprenderme, aguantarme cuando menos lo merecía…—estaba a punto de derrumbarse frente a todos. Pero una oportuna llamada, la salvó—Es importante, tengo que contestar…—Álex salió de la cocina y volvió a la habitación para tener más privacidad.

—Estuvo medio fuertecito el tema de Álex ¿No?—Mía no sabía cómo romper el hielo.



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En el texto hay: redención, drama, amor

Editado: 21.09.2025

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