La redención de un alma #2 (2025)

CAPÍTULO 62

A la mañana siguiente, fue la primera en despertarse. Al verlo durmiendo plácidamente, comprobó que no lo había soñado, René estaba allí con ella. Después de haberlo echado de menos durante meses, recordando cada instante vivido en Argentina con él, incluso durmiéndose mirando sus fotos en el móvil, ahora era una realidad que ocupaba toda su cama.

No quería despertarlo, pero era hora de sacar a Golfo a la calle, el perrito no podía esperar, era apenas un cachorro, a pesar de ser tan grande sólo tenía cinco meses de vida. Diez minutos más tarde, sonó el teléfono de Álex y no hizo falta que mirara quién era, lo sabía perfectamente.

—¿Cómo amaneció el princeso hoy?

—Sólo y malhumorado… ¿Cómo podés ser tan cruel de salirte de esta cama sin permiso?—preguntó fingiendo estar indignado.

—Golfo tenía cosas que hacer… Lo primero es lo primero.

—¿Ahora es más importante él que yo?

—Son amores distintos…—bromeó—Él es prácticamente un bebé y tú un hombre hecho y derecho, él me necesita.

—Yo también te necesito, mi amor… No tarden, por favor.

—¡Qué exagerado eres! Estoy aquí mismo… Por cierto, quiero enseñarte una cosa, pero me da un poco de vergüenza…

—¿En serio? Ahora me dio curiosidad… Vamos a tener que hacer algo con esa vergüenza tuya…

—Ya te lo he enviado, nos vemos ahora. Adiós—colgó rápidamente.

Fue un impulso totalmente inesperado, pero estaba segura que le iba a gustar. Después de habérselo pedido unos cuantos años atrás, por fin le había concedido el capricho. Al fin y al cabo, se lo debía, era parte de aquel trato que alguna vez hizo con René pensando que nunca se iba a cumplir, ni por su parte, ni por la de él.

━━━━━━✧❂✧━━━━━━

No tenía ni idea qué sería aquello que Álex quería mostrarle. Al colgar la llamada, recibió un archivo de audio. Con curiosidad, subió el volumen y unos acordes que él bien conocía, comenzaron a sonar. En el momento que el intérprete de la canción debía empezar a cantar, René se llevó la sorpresa de su vida, era la voz de Álex cantando su canción favorita.

Sin duda nunca hubiera esperado que ella se animara a cantarle algo, y no sólo lo había hecho, sino que eligió el tema perfecto porque, cada vez que lo escuchaba le recordaba a Álex irremediablemente.

La reprodujo una y otra vez, no quería perderse ni un detalle de su voz, pero cuando escuchó el ascensor, lo detuvo. Al abrir la puerta, Golfo fue en su busca y René lo acarició con cariño, era un cachorrito adorable.

—Anda, si has sobrevivido—se mofó de él mientras se lavaba las manos.

—No me quedó de otra…—fue hasta ella y la besó con ternura—Buen día, hermosa.

—No me malacostumbres a darme los buenos días de esta forma, que después, lo echo de menos y la que lo pasa mal soy yo.

—No me vas a volver a extrañar nunca más, lo juro—la tomó de las manos—Vení, hay algo que te quiero decir.

—¡Uy, miedo me da!—lo siguió y se sentaron uno al lado del otro—¿Has visto lo que te he enviado?

—Por supuesto…me dejaste sin palabras… Es lo más lindo que escuché jamás… De hecho, ya está en mi lista de favoritos, por encima de la original.

—Eso es un pecado enorme…la original es mucho mejor…

—El pecado es que no cantes para mí cada día de mi existencia… Pero eso lo veremos más tarde—se aclaró la garganta—Álex, mi amor… Me gustaría preguntarte una cosita, pero no quiero que te agobies o pienses que vine hasta acá para imponerte algo ¿Ok?

—Vale…pues, dímelo…

—Ahora que yo regresé y que todo está bien entre nosotros… ¿Qué es lo que pensás hacer? ¿Te querés quedar acá, volver a Sevilla o mudarte a la China? Sea cual sea tu decisión, te seguiré al fin del mundo, ya no te podés deshacer de mí…

—Si te digo la verdad…no lo sé. Hasta ayer, tenía muy claro lo que quería, pero tu regreso a mi vida, lo ha dinamitado todo, y yo tengo ni idea de qué voy a hacer, René—se levantó para sentarse en sus rodillas—¿A ti se te ocurre algo para ayudarme a resolverlo?

—Se me ocurren unas cuantas cosas…—besó su cuello y descendió hasta su hombro—Si te soy muy sincero, me encantaría que volvieras a Sevilla y te quedaras a vivir conmigo sólo durante el resto de nuestras vidas, poca cosa—bromeó haciéndola reír—Pero lo que yo quiero saber es lo que a vos te gustaría hacer.

—No quiero ser una mantenida, René, no quiero vivir a tu costa como un parásito… Y ya, sé lo que me vas a decir, pero yo no me siento cómoda con eso.

—Por mí, no hay problema… Podés hacer lo que vos quieras, pero, te suplico si es necesario que no me dejes volver solo a esa casa, por favor…—le puso su mejor cara lastimera para que aceptara.

—Está bien…volveremos a ser compañeros de piso como en los viejos tiempos…

—No, no, no…ya tuve mucho de eso… Quiero que seamos compañeros de cama—la besó rápidamente—Y, sobre todo, compañeros de vida, que es lo verdaderamente importante.

—Eso me parece aún mejor—rodeó su cuello con sus brazos—¿Estás seguro que es lo que quieres?

—Obvio, no había estado tan seguro de algo jamás—y como siempre que estaban lo suficientemente cerca, no pudieron quitarse las manos de encima.



#2169 en Novela romántica
#78 en Joven Adulto

En el texto hay: redención, drama, amor

Editado: 21.09.2025

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.