La redención de un alma #2 (2025)

CAPÍTULO 65

Unas cuantas noches después, el teléfono de Álex vibró de madrugada. Al ver quién era, se metió en el baño para no despertar ni a René ni a Aura. Cuando salió, se encontró con la luz de la lamparilla encendida y a René sentado en la cama.

—¿Quién te llama a esta hora?—al ver la cara desencajada de Álex, se asustó—¿Qué pasó mi amor?

—Era…David—se sentó junto a él sin soltar el teléfono—Su madre…está muy grave en el hospital. Cristina…ha intentado suicidarse.

—¿Qué? ¿Pero cómo? Bueno, ya sabíamos que esa mujer no andaba muy bien de la cabeza… No me alegro, obvio, pero no puedo decir que me apene…

—Ha sido por mi culpa…

—¿Qué decís? ¿Cómo va a ser tu culpa? Si Cristina siempre fue una loca demente.

—René… Hay algo que no te he contado…

—Lo sé, no soy tonto. Llevas días muy extraña, pero vos no me lo decís por más que yo pregunte.

—Lo siento, no quería preocuparte… Verás, desde hace un tiempo, alguien empezó a merodear por aquí. Rocío se dio cuenta y los niños también… Y cuando Aarón me la describió, supe que era Cristina—le explicó mientras veía como poco a poco René se iba enfadando.

—Debiste decirme, también son mis hijos, Álex. Ustedes son lo más importante para mí, merecía saber lo que estaba pasando y poder protegerlos ¿Qué tal si esa desquiciada les hubiera hecho algo a ellos o a vos? No sabés cuánto me jode enterarme el último de todo lo que pasa en esta casa.

—Tienes razón… Lo siento, de verdad—se apartó de él para acercarse a la cuna donde dormía su hija—Hace unos días, Aarón volvió a verla mientras estábamos en el parque y vino a avisarme. Fue entonces cuando la enfrenté, le exigí que se alejara de los niños y… Le dije que se largara, que aquí nadie la quería… Cristina no dijo nada, ni siquiera trató de defenderse, fue todo muy raro… Yo no quiero a esa mujer en mi vida, pero tampoco quiero que se muera… Si ella ha hecho esto por lo que le dije, jamás me lo perdonaré…

—Ya sé…—fue junto a ella para abrazarla—Esa mujer no merece que vos te preocupes por ella. Si Cristina tomó la decisión de quitarse la vida, no creo que sea por tus palabras, mi amor.

—No puedo sacármelo de la cabeza… David me ha dicho que perdió mucha sangre y necesita una transfusión… Ninguno de mis hermanos es compatible y en el hospital no hay de su tipo de sangre… La única de todos que la tiene, soy yo… Y no sé qué debo hacer…

—Vení, mi amor, sentate—la acompañó hasta la cama—Sé que es una decisión difícil, y sea lo que sea que vos hagas, te vamos a apoyar ¿Ok? Pensalo con calma, escuchá a tu corazón, ese nunca se equivoca—René se sentía impotente por no poder ayudarla, y obvio que sabía lo que Álex terminaría haciendo.

—Voy a donarle de la mía… No soportaría tener su muerte sobre mi conciencia, saber que pude haberla salvado y no lo hice… No podría vivir con eso—se acurrucó junto a su cuerpo en busca de consuelo.

—Tenés un corazón enorme, flaca—la besó en la frente—Ella no merece nada que venga de vos, pero entiendo por qué lo hacés… ¿Querés que te acompañe?

—No puedes, tienes que quedarte con los niños—entrelazó una mano con la suya—Mis hermanos están allí, no voy a estar sola.

—En cuanto llegue Rocío y deje a los niños en la escuela, iré para allá ¿Ok?

—Gracias—acarició su mejilla y se fue a cambiarse. Antes de irse, pasó a ver a sus hijos, los tres tenían la costumbre de dormir juntos a pesar de contar cada uno con un dormitorio propio. Cuando comprobó que todo estaba en orden, volvió al suyo y besó a su hija—Hoy están en la habitación de Adán—le informó—Bueno, me voy, el taxi ya ha llegado.

—Cualquier cosa, me llamás—la abrazó por última vez—No importa si tengo que irme para allá con niños y todo.

—Va a estar todo bien—sonrió forzosamente—Suerte con las fieras.

—Gracias…la necesitaré—se despidieron y Álex salió rumbó al hospital.

Cuando llegó, encontró rápidamente a sus hermanos en compañía de Raúl, la pareja de Pipe.

—Bueno, pues ya estoy aquí… ¿Con quién hay que hablar?

—Ven, yo te acompaño—se ofreció David.

Juntos fueron a buscar al doctor. Al parecer, tendría que esperar aún unas horas, no bastaba con llegar y decir que era compatible, debían hacerle una serie de pruebas para comprobar que todo estuviera bien tanto con ella como con Cristina.

A las nueve de la mañana, hicieron pasar a Álex a la sala de extracciones. Trató de no mirar más de lo necesario, no era muy amiga de las agujas. El tiempo que tuvo que estar ahí, estuvo en compañía de una enfermera muy agradable que trataba de distraerla para que pensara en otra cosa.

Una vez terminó, la muchacha le indicó que tenía que esperar unos minutos antes de dejarla ir. Cuando el tiempo pasó, la acompañó a la sala de espera donde estaban sus hermanos y René que ya había llegado.

—Así que ya sabe, debe comer inmediatamente, beber mucho líquido y descansar—le indicó la enfermera—Si se marea, no se asuste, es algo completamente normal.

—Muchas gracias por todo—le sonrió débilmente.

—¿Cómo estás?—René la sujetó, no tenía buena cara.



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En el texto hay: redención, drama, amor

Editado: 21.09.2025

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