La Regente (petrova)

Capítulo IX

CAPITULO IX

 

Elektra seguía sin poder creer lo que escuchaba, Mika le había traído un vaso con agua, pero apenas y lo había tocado.

-Eli... - Llamó Mika con dulzura – Si te sientes mal podemos dejar esto para otro día, no tienes por qué hacerlo ahora.

La chica meneó la cabeza, quería salir de todo eso cuanto antes, no quería tener que volver a hablar sobre eso más nunca. Deseaba que la dejaran en paz, sola, para poder guardar luto, no solo por la persona a la que había perdido, sino también por la vida que había perdido, la familia que había perdido, los amigos que había perdido; pero más importante aún, guardar luto por sí misma, porque ella, Elektra Petrova, había dejado de existir, todo lo que ella había conocido, o había creído conocer, estaba muerto.

-Quiero terminar el interrogatorio – Aseguró con voz ronca – Quiero terminar con esto de una vez.

El Gobernador la miró de soslayo, no era un detector de mentiras como Mika, pero sabía cuándo alguien le estaba mintiendo, y podía ver el asombro y la completa ignorancia de la chica sobre quién era Tai para ellos, lo que solo podía suponer que estaba diciendo la verdad, al menos referente a eso. Tomó asiento nuevamente tratando de retomar el hilo de la conversación; necesitaba descubrir tanto como pudiese sobre aquella chica.

-Siento mucho lo de Tai – Replicó solemnemente – Era una gran persona.

Elektra asintió, pero no dijo nada.

-Mika dijo que te encontraron en el bosque, cerca del territorio de las milicias, antier a mitad de mañana; justo para la fecha en la que varias aldeas vecinas habían sido saqueadas por los repudiados.

Elektra lo miró sin realmente prestarle mucha atención, no entendía qué tenía que ver eso con ella.

-Mi equipo logró capturar a uno de ellos y anoche lo interrogamos – Prosiguió – No fue capaz de proporcionarnos mucha información, al parecer ni siquiera él sabía exactamente lo que estaban buscando, o mejor dicho, a quién estaban buscando.

Esta vez le prestó completa atención, ahora comprendía a lo que quería llegar. Nunca debió haber subestimado a su padre, por supuesto que la estaría buscando y no descansaría hasta encontrarla.

-Creo que me ha perdido, Gobernador – Replicó tratando de sonar lo más cortés posible – No tengo idea de lo que está hablando.

Mika percibió la mentira en la voz de Eli, pero no dijo nada, intentó encontrarse con su mirada, pero la chica lo estaba esquivando.

-Buscaban a alguien en específico – Continuó como si nada – Lo que me hace preguntarme, ¿A quién puede estar buscando la milicia tan desesperadamente como para enviar repudiados a saquear todas las aldeas días antes de los tributos?

Elektra se tensó, los oscuros ojos del Gobernador estaban clavados en ella; no se había atrevido a desviar la mirada hasta Mika por miedo de que la dejase al descubierto, estaba segura de que había percibido la mentira una vez que la había pronunciado, pensó que la delataría, que diría que estaba mintiendo, pero en cambio había guardado silencio.

-¿Aun no sabes de lo que estoy hablando? – Insistió el Gobernador.

La chica le devolvió la mirada sin inmutarse, era como si aquel tipo de situaciones fuese algo común para ella. Elektra había hecho acopio de todas sus fuerzas para mantenerse calmada, sabía que no debía demostrar miedo, que no podía dejarse descubrir, no cuando no tenía ni idea de cómo reaccionarían aquellos hombres.

Viktor la había traicionado, había asesinado a la única persona a la que amaba, la había destruido, cierto; pero no podía negar que durante dieciséis años había sido un padre ejemplar, le había enseñado todo lo que sabía, y si de algo estaba agradecida en ese momento, era de lo mucho que le había enseñado a leer a sus enemigos. No conocía realmente a ninguno de ellos, pero sabía que no confiaban en ella, al menos los dos extraños no lo hacían; aquella charada no se trataba de un interrogatorio normal, era algo en específico lo que buscaban, su padre siempre había dicho que el poder lo era todo, y tal vez no se había equivocado, si aquellos hombres descubrían quién era realmente, entonces podrían o bien asesinarla, o intentar obtener algún tipo de poder por su captura; al menos eso sería lo que ella haría como combatiente, eso sería lo que su padre haría, se habría quedado con una ventaja sobre el enemigo.

-He de asumir que me buscan a mí – Replicó calmadamente – Siendo la única que ha escapado de Petrova, y viendo que nadie puede desaparecer de la ciudad amurallada sin que se note su ausencia; entonces no hay otro motivo que nos haga dudar de que a quien buscan es a mí.

Los ojos del Gobernador brillaron con emoción, como si hubiese descubierto algún cofre del tesoro justo bajo sus pies.

-La verdadera pregunta... - Dijo mientras apoyaba sus codos sobre sus piernas – Es, ¿Por qué te están buscando? ¿Qué hay tan importante en ti como para que toda la milicia esté tratando de localizarte?

Elektra se quedó en silencio por unos segundos sin apartar la mirada del Gobernador. ¿Qué podía decirle? "Porque soy Elektra Petrova, hija de Viktor y Katya Petrova, última en la línea sucesoria de la República de Petrova, futura Regente de todas las tierras, y he jurado que acabaría y aniquilaría todo lo que mi padre ama, hasta quemar sus cimientos, y finalmente llevarlo a la mismísima muerte". Respiró profundamente mientras se encogía de hombros.




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