La Regente (petrova)

Capítulo X

CAPITULO X

 

-¿Qué haces aquí, Irina? – Inquirió Noah poniéndose de pie.

La chica paseó la mirada de arriba abajo entre los dos; era alta y delgada, sus largas piernas estaban cubiertas por un ajustado pantalón de tela negra con varios cuchillos filosos guardados en sus fundas; unas largas botas de cuero, del mismo color, se alzaban desde sus pies hasta sus rodillas, y a pesar del frío solo llevaba una fina camisilla blanca que hacía resaltar su pronunciado escote. Elektra observó los fríos ojos grises de la chica, que hacían resaltar aún más su cabello rubí amarrado en un moño sobre su cabeza.

-Vine a hacer lo que se supone deberías estar haciendo tú – Replicó sin apartar la fría mirada de Noah.

-Estoy pescando – Espetó.

-Sí, definitivamente estás pescando algo, pero dudo mucho que sea lo que queremos.

-Creo que será mejor que me vaya – Murmuró Elektra poniéndose de pie, aquella chica le ponía los pelos de punta.

Noah quiso detenerla en cuanto comenzó a caminar, pero Irina se interpuso entre ambos.

-Pensé que habías dicho que no te apetecía compañía la última vez que estuvimos juntos – Espetó la chica.

-Dije que no me apetecía tu compañía – Corrigió educadamente dándose la vuelta para marcharse.

-Me pregunto qué diría Mika de todo esto.

Noah se detuvo en seco y dio la vuelta para encararla; nunca le había gustado que lo chantajearan, nunca lo había aceptado, pero debía actuar con precaución, sabía muy bien cómo reaccionaba Irina cuando no obtenía lo que quería.

-No sé a qué te refieres – Replicó tranquilamente clavando su mirada en ella.

-Acabo de hablar con el Gobernador, al parecer tu nueva noviecita fue interrogada esta mañana. Aún no están convencidos de su historia, por si sentías curiosidad – Agregó paseándose distraídamente por la orilla del río – Pero lo que le preocupa aún más al Gobernador es la actuación de tu hermano; al parecer Mika no ha resultado del todo objetivo con referencia a tu chica, ¿O debería decir su chica? – Inquirió dándole la mirada con una sonrisa maliciosa – Según lo que escuché, tu hermanito tiene sentimientos por ella.

Noah contuvo el aliento, no era algo nuevo lo que le estaba diciendo, pero por alguna razón, escucharlo finalmente lo había hecho sonar más real, haciendo que la pequeña esperanza que crecía en él, de que todo podía ser mentira, se desvaneciera enseguida.

-Has leído suficientes libros como para saber cómo termina esto, Noah – Replicó Irina acercándose a él, de forma que sólo los separasen unos cuantos centímetros – Los triángulos nunca son buenos, siempre uno de ellos sale perdiendo, y conociéndote... digamos que estoy haciéndote un favor.

Noah apretó fuertemente la quijada, con la rabia bullendo dentro de él.

-No necesito tus favores o tus consejos. Lo que suceda entré ella y yo no es tu problema.

Irina retrocedió un paso, nunca antes había escuchado a Noah hablarle así, ni mucho menos mirarla de aquella manera. Ella siempre había sido su chica, era a ella a quien recurría cuando estaba solo, cuando estaba triste, aunque no lo dijera, cuando ganaba, cuando perdía... siempre había sido ella, pero ahora veía algo más en los ojos de Noah, algo que tenía que ser imposible.

-No me dirás que estás enamorado de ella – Espetó con mitad incredulidad, mitad burla – Tú no te enamoras, Noah, no eres de esos; no sabes lo que es el amor.

-Tú no sabes nada de mí.

-Sé que alejas a todos los que te quieren – Siseó furiosa – Sé que eres incapaz de reconocer un solo sentimiento, nunca has amado y nunca amarás en tu vida, porque lo único que siembras es desprecio y miseria sobre aquellos a los que tocas. ¡Di todo por ti y me rechazaste, como rechazaste a todas las que se acercaron! ¡No estás hecho para pertenecer a alguien!

Noah temblaba de rabia, aquellas palabras habían dado en el blanco, Irina siempre había sido buena encontrando las debilidades de los demás y usándolas a su favor; pero ella no sabía nada de él, se equivocaba, él había amado a sus padres, había amado a Peta y amaba a Mika.

-El que no te haya amado nunca, no quiere decir que no sepa lo que es el amor – Replicó calmado – Lo siento Irina, lo intenté, intenté amarte, pero no había nada que me gustara en ti salvo tu cuerpo.

Irina golpeó fuertemente la mejilla de Noah, sus ojos estaban inyectados en sangre y la furia la estaba consumiendo; ella lo amaba, siempre lo había hecho, y él nunca le había correspondido, había pensado que era incapaz de amar, y ahora odiaba con todas sus fuerzas a la intrusa que estaba alejando a Noah de ella.

-Volverás – Replicó con furia contenida – Una vez que se haya cansado de ti, como todas lo hacen, volverás a mí.

Noah la contempló con lástima, no había sido su intensión lastimarla y sabía que se había merecido aquella bofetada, pero Irina había cruzado la raya, no había medido sus palabras y él había utilizado su misma carta en contra.

-Yo que tú no esperaría despierta.

***

Elektra se había alejado tanto como podía, necesitaba respirar. Corrió tanto como pudo hacia la aldea, dejando atrás a Noah y a aquella chica; solo se detuvo cuando vislumbró frente a ella la primera de las casas que le daban la bienvenida nuevamente a Aztlan.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.