La Regente (petrova)

Capítulo XX

  CAPITULO XX

 

  —¡Deja de torturarla! — Gritó Noah, abriéndose paso entre los presentes.

  —Creí haber pedido que salieras — Replicó el Gobernador, alejándose de Elektra — Si no puedes soportar el interrogatorio, no lo veas.

  —No la seguirás torturando.

  Esta vez había sido Mika quien había hablado. Irina se volteó enseguida al escuchar su voz, creía que después de todo lo que había pasado él sería el primero en desear obtener la verdad, costase lo que costase.

  —Mika, por su culpa tu madre está muerta — Replicó, enfrentándolo.

  —Este no es tu problema, Irina. Someteremos esto a votación.

  —¿Votación? — Repitió el Gobernador riendo — Todos estamos aquí por un interés en común, esta chica puso a toda la aldea en peligro, es una traidora, debe ser juzgada.

  —Esto no es un juicio, Robert — Replicó Mika, y todos lo miraron con asombro, nadie nunca llamaba al Gobernador por su nombre — La cacería de brujas acaba ya. Elektra está diciendo la verdad, mis sentimientos no han nublado mi juicio, pero parece que sí el tuyo. Esto no se trata de proteger a la Hermandad o la aldea, esto es una vendetta personal, la chica no sabe lo que sucede con los aldeanos que han sido secuestrados, no supone ningún peligro para la aldea o la organización; está siendo perseguida por la milicia al igual que todos nosotros.

  El Gobernador apretó los puños, nadie se atrevía a desafiarlo, sabía desde un comienzo que la presencia de la chica ocasionaría problemas, una mujer bonita siempre traía discordia.

  —Lo someteremos a votación entonces — Aceptó sin apartar la mirada de Mika.

  —Todos los que estén a favor de liberar a Elektra, digan "Yo".

  —Yo — Replicó Noah enseguida.

  —Yo — Dijo Marko para sorpresa del Gobernador.

  —Yo — Afirmó Mika sin inmutarse.

  Nadie más se atrevía a decir una sola palabra, Mika giró la mirada a su alrededor, Roger seguía viéndose las uñas sin prestar atención a lo que sucedía, Irina estaba cruzada de brazos con la mirada desafiante y Misha estaba encogido de hombros y con la cabeza gacha en el fondo de la habitación.

  —Bien — Dijo el Gobernador con una sonrisa al ver a Mika superado en números — Parece que la mayoría está de acuerdo conmigo, así que el interrogatorio continúa.

  —¡Yo! — Gritó Misha desde el fondo de la habitación, irguiéndose finalmente — Yo me opongo, Gobernador.

  El hombre lo miró con la rabia reflejada en los ojos.

  —Misha, piensa muy bien en lo que estás haciendo — Le advirtió — Tu padre era un buen amigo, él habría puesto la seguridad de la aldea por encima de todo.

  —Mi padre habría puesta la vida de los inocentes por encima de sus propias ideas y de su propia vida, Gobernador — Murmuró enrojeciéndose, no estaba acostumbrado a ser el centro de atención — No puedo dejar que la sigan torturando, Mika tiene razón.

  Mika le sonrió y Noah le dedicó una leve inclinación de cabeza, su voto era el decisivo, el único que necesitaban para salvar a la chica.

  —Creo que ha hablado la mayoría, Robert — Declaró Mika, acercándose a Elektra — La chica es libre.

  Mika se agachó hasta la silla donde estaba Eli, tenía los ojos cerrados y un fino hilo de sangre bajaba por la comisura de sus labios. Soltó sus piernas y la chica entreabrió los ojos con debilidad.

  —Gracias — Murmuró lentamente mientras el chico liberaba sus manos y la cargaba en sus brazos.

  —Lo siento — Susurró a su oído.

  —Los tres pueden quedarse en mi casa — Concedió Marko, acercándose al chico — Será mejor que la dejemos descansar.

  Mika asintió y siguió a Marko fuera de la fábrica, con Noah pisándole los talones. Caminaron atravesando el centro de la aldea, con todas las miradas de los aldeanos clavadas en ellos. Algunos los observaban con miedo, otros se llevaban las manos a la boca al contemplar el estado de la chica. Mika los ignoró a todos y anduvo con la cabeza erguida hasta llegar a la casa de Marko. Entraron y depositó el cuerpo de Elektra sobre la cama en uno de los cuartos de huéspedes.

  —Gracias por todo, Marko — Agradeció Mika, una vez que hubo dejado a Elektra en el cuarto — No tenías por qué enfrentarte al Gobernador por nosotros, pero lo agradezco.

  —Robert ha pasado el último año obsesionado con los secuestros, es en lo único que piensa. Hace meses que la Hermandad dejó de ser lo que era; no podemos dejar que esto continúe.

  —Encontraremos una forma de hacerlo entrar en razón — Aseguró.

  —No se puede razonar con él, tú mismo lo has visto. Solo hay una manera de acabar con esto — Replicó, mirando en la dirección de Noah — La Hermandad te necesita, tu padre creía en la libertad, en la lucha, incluso aunque eso le haya costado la vida. Comprendo por qué odias a la organización, pero si fuiste sincero hace unas horas cuando dijiste que querías el puesto que te correspondía dentro de ella; entonces tienes mi voto, Noah, y me encargaré de conseguir el resto.




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