Los pasos se volvieron más pesados pero no se podía distinguir ninguna figura, con cautela aquella mujer se acerco hasta las caballerizas tratando de buscar a quien le estaría esperando
—Llegas tarde —se escuchó aquella voz —, ¿Has conseguido aquella carta?
—No he podido, la puerta estaba cerrada por dentro —aseguro —, me fue imposible sacarla
Aquella figura salió mostrándose ante aquella mujer y el temor se hizo presente
—Eres una inepta —dijo con rudeza —, de nada sirve que me haya deshecho del ministro Aragón. Si la maldita carta está rondando por hay
—Lo siento, trataré de buscarla lo más pronto posible
—Más te vale —la tomo por la barbilla haciendo presión —, por que te puede costar caro
Ella solo soltó una gemido de dolor antes de soltar una lagrimas
—Lárgate
Ordeno para luego verla huir hacia el castillo
—¿Crees que ya el rey haya abierto la carta?
—Lo más probable —dijo aquella figura que salía de la oscuridad
—¿Que haremos, si descubre la verdad?
—Lo mismo que hiciste con la reina Cleo —se miraron a los ojos —. Matarlo
—Lo que hicimos —le dijo —, tu fuiste quien la envenenó
—Pero tu fuiste quien mandó asesinarla —sonrió cínicamente
—Pero la causa fue tuya
—Que más da quien lo haya hecho —negó —. El punto es que esta muerta, y así lo estará él si llega a descubrir la verdad
[...]
La mañana se hizo presente tan rápido que no se dieron cuenta. Y como se suponía que aún estaban de luna de miel decidieron salir a merendar en los jardines
—Aún no puedo creer que me hayas convencido de merendar aquí —dijo Anastasia cuando se detuvo el carruaje
—Antes te gustaba estar al aire libre —le dijo Sandro mientras la ayudaba a bajar
—Tu lo has dicho antes, cuando era una joven debutante —sonrió —, ahora me parece algo absurdo
Escucho como otro carruaje se acercaba, soltó una pequeña risa al ver a una doncella y un guardia
—Hasta carabina trajiste —lo miro —, ahora si parezco una debutante a la cual tienes que cuidar su reputación
—¿Te gusta? —le pregunto mientras observaba el paisaje —, aún recuerdo que veníamos a este prado cuando éramos prometidos
—No lo recordaba
Sonrió forzadamente antes de caminar por el prado tocando la hiedra con su mano. Entonces la vio aquella vieja cabaña, alzo su vestido para ir corriendo hasta haya. Subió los escalones mientras venía imágenes a su cabeza, ella leyendo mientras Kaios cazaba, la primera vez que ellos cazaron juntos. Su primer beso y su declaración de amor
—Sabia que vendrías aquí —sonrió Sandro —. ¿Recuerdas estés lugar? Fue aquí donde nos conocimos
Anastasia parpadeo varias veces ante esa confección, ya que si era cierto pero ella solo tenía recuerdos de Kaios. En es ella quedo pegada a la pared de aquella cabaña mientras él la acorralada contra su cuerpo. Acerco lentamente su rostro hacia el de ella, rozando sus labios
—Quiero que este matrimonio funcione —le susurró sobre los sus labios
—Sandro... —poso su mano en su pecho tratando de apartarlo
—Quiero darle una oportunidad a este matrimonio Anastasia, pero para ello necesito de tu parte
Ella no contestó, no podía, sentía que estaba traicionando a Kaios. Pero no tuvo tiempo de protestar cuando se vio presa por sus labios. Hace muchos años se había preguntado ¿Que se sentiría al besarlo? Pero ahora que lo hacía no estaban aquellas mariposa así como tampoco estaba aquella explosión que llegó a sentir cuando él depositaba un beso en el dorso de su muñeca tras aquellas caminatas. Solo sintió la incomodidad de aquella legua entrara en su boca tratando de explorarla. Sandro se separó apoyando frente con la de ella mientras soltaba un suspiro con los ojos cerrados. Tras unos segundo por fin los abrió encontrando el rostro incómodo de ella
—Vamos, ya debe de estar la merienda
Caminaron en un incómodo silencio, hasta llegar al mantel que estaba puesto en el suelo
—¿Te apetecería cazar? —preguntó Sandro —, ¿O talvez cabalgar?
—Si no te molestaría, preferiría caminar. Hace mucho que no vengo por este lugar
El solo asintió y después de que los dos terminaron de degustar sus alimentos el se montó en su caballo donde tenía equipado su arco y sus flechas mientras ella le sonreía caminado por aquella pradera, habían sido bastantes años desde la última vez que estuvo hay junto a Kaios. En ese entonces las flores estaban por todos lados, ahora solo la hiedra estaba soltó un suspiro mientras los rayos del sol acariciaban su piel. Entonces volteó y lo vio hay parado con una gran sonrisa observándola
—Kaios —susurró
Entonces el corrió a su dirección pero cuando ella empezaba a moverse alguien pasó a su lado con un hermoso vestido color marfil para abrazarlo. Cuando por fin observo vio que era ella cuando era joven, se vio feliz junto a él y no pudo evitar soltar una lágrima
《—Mi padre quiere que me vuelva reina —le dijo mientras miraban el atardecer
—Eso es maravilloso
—Claro que no, estaría presa en un castillo —negó —, yo quiero ser libre. Como aquellas aves
Señalo las aves que sobrevolaba arriba de ellos
—Pero puedes ser libre al mismo tiempo que eres reina —beso su frente —. Yo creo que serías una excelente monarca
Ella lo observo con una sonrisa
—Solo si estas a mi lado
Él la abrazo antes de decir
—Conmigo o sin mi quiero que seas feliz. Por qué solo así lo podré ser yo》
Ella sonrió con las lágrimas aún mojando sus mejillas. Entonces escucho el sonido de las aves sobre ella antes de escuchar el relincho del caballo donde venía Sandro. Con una hermosa sonrisa lo miro y él le correspondió antes de bajarse del caballo agarrando las riendas, ella alzo su vestido para caminar hasta él
—Hagámoslo —le dijo una vez que estuvo frente de él —. Intentemos que este matrimonio funcione