26 de Diciembre de 1576
Los calabozos son malolientes, fríos y húmedos. En ellos se convive con ratas y otros bichos rastreros.
Ahí se encontraba Padme. La reina, ahora prisionera, al igual que la reina viuda y las princesas menores. Todas en celdas separadas. Un toque de piedad, quizá, era el privilegio de tinta, una pluma y papel en la "habitación" de Padme.
Durante las largas y frías noches, la reina derrocada escribía poesía, escribía cartas que no serían enviadas, pensamientos no compartidos.
La concentración de Padme fue interrumpida durante una madrugada en tan modesta celda, un mozo hablo desde el otro lado de la puerta.
Tenía una carta secreta de Arturo para Padme. Inocente joven que lloro en silencio, no era tan fuerte y nada frágil. No espero más y una carta de respuesta al remitente envió.