30 de Diciembre de 1576
Para ti. Amado mío.
Me es imposible escribir lo que siento. Me hace sentir especial el hecho de que vos hayas abogado por mí con Carmen más te pido que no lo vuelvas a hacer. Habla por mis hermanas y madre, ellas necesitan más de ti.
Con respecto a lo segundo que me mencionado en la carta, así es, yo me siento igual más no me aflijo al pensar en tu sonrisa cada vez que cierro mis ojos al mundo que me rodea. Tú debes hacer lo mismo cuando yo me vaya. Cierra los ojos y ahí estaré, duerme y te arrullare...yo siempre te acompañare.
La reina encarcelada no siguió escribiendo, un mozo lambiscón de la Carmen soltó la lengua y de todo el material para escribir la despojaron, dejándola sola en el calabozo con una ventana que dejaba ver sólo un poco... Una luz de misericordia.