La Reina con mascara

Capitulo XIV. La ruta hacia el reino oscuro

—¿Algún plan?—preguntó Brenda subiéndose las gafas. Llevaba su camiseta blanca de manga corta y sus pantalones cortos de color azul cielo.

—Mientras nos quedemos aquí no avanzaremos en nada, tenemos que llegar hasta ella—dijo Claudio.

—Em, bueno ¿y cómo pretendes entrar en el castillo?—preguntó Lark.

—¿Quien ha dicho de entrar al castillo? No, vamos a ir al reino oscuro.

—¿Qué? ¿Por qué?

—Para saber cómo ayudarla y hacerla entrar en razón, tenemos que saber su historia desde el principio. Seguro que encontramos algo de su pasado en el reino oscuro.

—Es el reino oscuro Claudio, es muy peligroso—dijo Lark.

—¿Por qué? ¿No os habéis preguntado que han hecho los del reino oscuro?

—Se llama reino oscuro por alguna razón—dijo Brenda.

—Bueno—se levantó. —Pues yo pienso averiguarlo ¿estáis conmigo o no?—Lark y Brenda se miraron y aceptaron acompañarlo al reino oscuro.

Claudio llevó su espada de piedra, mientras que los otros dos, se armaron con lo que podían, Lark tenía un bastón grueso y largo, y Brenda con un cuchillo. E iniciaron el viaje, el primer obstáculo eran los tallos espinosos de los rosales, que encerraban a todo el pueblo.

—Bien ¿cómo pretendes que salgamos de aquí?—preguntó Brenda.

—Haremos un agujero con la espada—dijo Claudio. Tenía puesta una camiseta verde de manga corta con un chaleco sin mangas encima, de color azul oscuro a juego con sus pantalones cortos del mismo color.

—Adelante, todo tuyo.

Claudio cogió su espada e intentó cortar los tallos, al principio le costó cortarlos, parecía que no lo iba a conseguir, pero poco a poco estaba creando un pequeño túnel por la parte baja de los tallos.

—¿Brenda?

—Mamá ¿Qué haces aquí?—Brenda no sabía que decir, pues se iba a escapar sin decirles nada a sus padres, al igual que Lark con sus tíos, pero a él le daba igual.

—¿Os vais?

—Em… nosotros…

—No me lo digas, no pasa nada, espero que sepáis lo que estáis haciendo y que tengáis cuidado. Solo quiero entregarte esto—dijo enseñando un collar con una piedra azul.

—¿Un collar?

—No es un simple collar Brenda, es una herencia familiar, quiero que lo tengas, te protegerá de todo.

—Gracias, mamá—dijo mientras se lo ponía en el cuello. —Lo cuidaré como mi más preciado tesoro.

—¿Chicos? Tenemos que irnos ya—dijo Lark al ver que volvían a crecer los tallos. Tenían el tiempo encima, asi que llegaron al otro lado por los pelos. —Creo que se me han roto los pantalones.

—Bueno chicos ¿preparados? Vamos a por la verdad.

Mientras que los tres iban hacia el reino oscuro, un reino que aparentemente tenía poca luz, el castillo real era totalmente negro y las calles estaban oscuras hasta por el día, decían que ahí vivan espíritus malignos.

—Pues si que está oscuro ¿cómo es posible? Es de día.

—Estamos debajo de los arboles Brenda, estamos en la sombra—dijo Lark.

—Llegamos—El castillo negro, visto desde tan cerca sí que daba la impresión de ser  tenebroso. —Vamos. Cuidado con todo, no toquéis nada, seguiremos juntos ¿de acuerdo?—dijo Claudio.

—Vaya… que castillo, la verdad, nunca había entrado en uno, asi que, es normal que alucine ¿verdad?

—Totalmente normal Brenda.

El castillo por dentro tenía tonos oscuros como violeta y azul oscuros. No entraba mucho sol aunque fuese de día. Había cristales rotos, flores de jarrón por el suelo, algunas alfombras rotas y ventanas destrozadas.

—Parece que aquí ha habido una pelea—dijo Brenda.

—Y la ha habido.

—¿Quién ha dicho eso?—preguntó Lark.

—¿Hay alguien ahí?—preguntó Claudio.

—Por favor, no temáis—salió de la sombra. —Me llamo Wyatt. Soy el mayordomo de la reina de las sombras.

—Nunca te había visto ¿vives aquí?—preguntó Brenda.

—No, vivo con la reina, soy el cuervo, me transformo en él cuando quiero.




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