La reina cuervo (libro 1)

Despertar

 

 

 

La reina cuervo

Capitulo 1

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Nuestro mundo está lleno de violencia y corrupción, de acoso, asesinatos he impunidad, vivimos en un mundo podrido y sumergido en una sombra de terror he inseguridad, indefensos ante los caprichos de la maldad que nos acedia, un lugar donde la justicia no existe y yo no dejo de preguntarme lo mismo una y otra vez, ¿Por qué no hay nadie que lo defienda? ¿Dónde están los héroes? ¿Por qué nadie hace nada? El mundo necesita un defensor, a alguien que lo salve, si tan solo de entre todas las multitudes saliera un héroe…quizás podríamos vivir en paz.

La etapa en la que me encuentro ahora, es un paso a la independencia, me he mudado a otro estado, lejos de mi madre y su nuevo esposo, todo por un sueño, terminar mi carrera universitaria y encontrarle un sentido a mi vida, esto es algo normal hoy en día, pero mi madre es un poco sobre protectora, puede que se deba a que soy su única hija, pero aveces me hace sentir un poco asfixiada, especialmente por su carácter dramático que se anticipa a cualquier situación, supongo que en eso nos parecemos mucho. 

Elizabeth se encontraba caminando tranquilamente en aquella enorme ciudad, hasta que una vibración le llamó la atención.

—Hace un rato que mi telefono esta sonando con insistencia, estoy segura de que es mi mamá, he estado evitándola un poco ya que las cosas no me han salido como esperaba…tal vez si lo silencio…

—¿Elizabeth? ¿me escuchas? —le pregunta la voz histérica del otro lado del teléfono.

—¿Mamá? —Elizabeth atendió la llamada por error y su corazón se aceleró al escuchar a su madre alterada.

—Hija, dime que ya conseguiste un departamento, anoche no pude dormir pensando en que quizás habías perdido todo el dinero y vivías debajo de un puente o estabas en alguna pandilla de vagabundos. —le dice su madre con exageración.

—Ay mamá…claro que ya conseguí un lugar para vivir…—le dice Elizabeth nerviosa.

—No sé por qué, pero parece que estas mintiendo. —su sexto sentido materno la puso alerta.

—Ummmm, no…es solo que hay mucha interferencia ¿no la escuchas? —Elizabeth comienza hacer ruidos con la boca.

—¡Ay por Dios santo Elizabeth! ¿No has conseguido nada verdad?

—Tranquila mamá, te prometo que pronto te mandaré fotos del lugar, todo está marchando según mi plan jeje, no te preocupes.

—Eso espero, estoy preocupada por ti, es la primera vez que vivez sola y en una ciudad tan grande, además no sabes cocinar…no sé por qué te fuiste de casa, no te faltaba nada aquí, además hay muchas universidades a las que podías asistir aquí, pero decidiste mudarte a un lugar donde ni siquiera tenemos familia. —expresa su madre con tristeza.

—Tranquila mamá, estoy bien, era algo que necesitaba… —le dice Elizabeth con nostalgia.

Mudarse de ciudad no fue una decisión fácil para ella, pero se sentía incomoda al vivir bajo el mismo techo que su padrastro, no es que fuera un hombre malo, de hecho, era muy amable y quería mucho a su mamá, pero ella sentía que no encajaba en su propia familia.

—Lo único que te pido es que me llames más seguido, me ayudarías mucho a no preocuparme como una loca, avísame cuando ya estes instalada, te amo mucha hija, no lo olvides, sé que ya eres una mujer grande, pero, para mí sigues siendo mi pequeña.

—Lo se mamá, ya no estaré tan desconectada, también te amo y te extraño, hablamos luego. —Elizabeth cuelga la llamada y de repente un fuerte golpe la sacude.

—¡Fíjate por donde caminas tonta! —le grita una voz con agresividad.

—¿Qué? Lo siento, pero… ¿qué le pasa? —Elizabeth se soba el hombro para después revisar sus bolsillos.

—Ay… ¡mi cartera no está! ¡no puede ser! ahí estaba mi celular…—Aquel tipo con el que había chocado le había sacado el bolso con rapidez.

— Maldición, ahí tenía anotada la dirección de ese departamento ¿Por qué me pasa esto a mí? No tengo dinero para otro celular, gaste casi todo en ese pequeño hotel. —se lamenta Elisabeth con gran pesar.

—Diablos, las profecías de mi mamá se harán realidad si no me ocurre un milagro, voy a terminar uniéndome a una comunidad de vagabundos.

Elisabeth había estado caminando por un largo rato, visitando todas las direcciones que había memorizado de posibles opciones para rentar, estaba de mal humor pues los pies le dolían mucho y el sol había causado que le doliera la cabeza, su mala suerte seguía acompañándola, pues cada lugar que visitaba la decepcionaba.

—¿Entonces vas a querer el departamento o no? —le pregunta el mal oliente casero mientras se saca la carne de entre los dientes con un palillo de madera.

—Espere… ¿esas son cucarachas? —pregunta Elizabeth asqueada al ver como los insectos recorrían libremente en el colchón.

—No, solo es un poco de tierra y talvez una que otra alimaña, nada que un buen desinfectante no mate ¿lo vas a querer o no?

—¡Claro que no! No soportaría tener a esas cosas corriéndome por la cabeza.

—¡Espera! ¡no te recargues ahí! —exclama el casero angustiado.

—¿Por qué?... ay no ¿eso es una mancha de sangre? —le pregunta Elizabeth sorprendida.

—¿Qué? no, es salsa de tomate jejeje…entonces que dices ¿lo tomas?

—¡No! Seguramente ahí mataron a alguien… ¡adiós! —Elisabeth sale corriendo de ahí azotando la puerta, la cual se cae por el mal estado en el que se encontraba.

(Siete departamentos después y mil decepciones más…)

—No puede ser, a este paso no conseguiré donde quedarme…muero de hambre… —se lamenta Elizabeth mientras yace recargada en la pared de un establecimiento clausurado, ella tenía un buen rato hablando sola sin saber que un hombre de la tercera edad la observaba con simpatía.

—Disculpe señorita, espero no molestarla. —una voz tranquilizadora y agradable la saca de sus lamentos y la regresa a la realidad.



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En el texto hay: romance, accion, heroes vs anti heroes

Editado: 02.08.2024

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