Este entrenamiento resultó ser más arriesgado de lo que Elizabeth pensó, el señor Ming le había ordenado a Jaime que usará a Aris como conejillo de indias para incentivar a la heroína a sacar todo su potencial y tomarse las cosas más enserio, así que la amarró con varias cadenas tan apretadas que le era difícil moverse.
—¿Espera que me libere en tiempo récord? —le preguntó Elizabeth extrañada al ver su expresión, parecía que ocultaba algo.
—Por su puesto querida, si es que te interesa salvar a Aris y evitar que caiga de un quinto un edificio.
—¿De qué habla? ¿Dónde está Aris? No me diga que…
—En estos momentos tu querido amigo está colgado de aquel edifico, pende de una cuerda que no soportará mucho su peso y cuando esta se rompa, el chico caerá cuesta abajo con tal violencia que quedará despedazado, no tienes mucho tiempo Elizabeth, te sugiero que en lugar de hablar uses tu fuerza para liberarte, Faltan pocos segundos para que Jaime apriete el botón que hará que ese edificio se derrumbe. —le dijo el señor Ming con seriedad.
—No puede ser… ¿Por qué hace esto? ¡no dejaré que lo lastimen! —gritó Elizabeth llena de frustración, el señor Ming se estaba tomando su papel de villano muy enserio, tanto que Elizabeth no sabía si era una actuación.
—¡Usa toda tu fuerza! No dejes que tus emociones nublen tu mente y te debiliten, parte de tu entrenamiento es prepararte para todo tipo de escenarios, especialmente cuando las personas que te importan están involucradas, depende de ti salvar a Aris de una muerte inminente.
—¡No puedo romperlas!
—¡si puedes! ¡despeja tu mente! El tiempo corre.
—¡por favor deténgase!
—¡Adelante Jaime! —exclamó el señor Ming sin remordimiento.
—No…
Mientras tanto…
—Maldición, la cuerda se esta rompiendo, es imposible que me sostenga por más tiempo, voy a morir…. —manifestó Aris con angustia.
La cuerda comenzó a separarse y romperse haciéndose cada vez más delgada y los nervios se apoderaban completamente de Aris
—No,no,no ¡ayúdenme!
—No voy a rendirme ¡yo soy más fuerte! ¡ahhhhh! —Elizabeth rompió las cadenas usando su increíble fuerza, concentrándose en su objetivo, pero la cuerda que lo sostenía terminó de romperse y Aris comenzó a caer cuesta abajo a gran velocidad.
—¡Aris!
—Tu puedes Elizabeth… —se dijo el señor Ming así mismo depositando toda su fe en ella.
Aris cerró los ojos con fuerza, completamente aterrado, esperando el momento en el que su cuerpo impactara contra el pavimento, las ráfagas del viento resonaban en sus oídos y los fuertes latidos de su corazón lo ensordecían, pero no era el momento de perder la esperanza, pues de pronto su cuerpo fue recibido por Elizabeth y ambos quedaron suspendidos en el aire.
—Elizabeth…viniste… —exclamó Aris quien permanecía en sus brazos.
—Lamento llegar tarde.
—Mi corazón sigue agitado, creí que iba a morir.
—Te dije que yo te protegería ¿lo olvidaste? —exclamó Elizabeth con una sonrisa.
—Elizabeth ¡de nuevo estamos flotando! ¡ahora puedes controlar tu poder!
—¡Eso es maravilloso! ¿ya viste Jaime? ¡Elizabeth esta volando! —manifestó el señor Ming por radio mientras brincaba emocionado.
—Por supuesto que lo veo…es increíble…
—Indiscutiblemente, es una chica extraordinaria jajaja.
El miedo de estar volando tan alto hizo que Elizabeth se desconcentrara y terminaron cayendo en una montaña de cartones y reciclados.
—¡Ay!
—¿Se encuentran bien? —les preguntaron Jaime y el señor Ming apurados para revisar que no tuviera heridas.
—¡Lo lamento! Me dio vértigo, es extraño no pisar el suelo ¿te lastimaste Aris?
—No, estoy bien, pudo ser peor ¿verdad señor Ming? —exclamó Aris irritado.
—Jajaja, sin resentimientos muchacho, todo salió de maravilla.
—Creo que aun no puedo controlarlo. —agregó Elizabeth sacudiéndose la ropa.
—Aprenderá hacerlo, sus habilidades tendrán que ser pulidas, pero lo logrará. —le dijo Jaime ayudándolos a salir.
—¿Por qué me hicieron pasar por este trauma? ¿fue muy extremo no cree? —refunfuño Aris aun con adrenalina.
—Ups, lo lamento jaja, sabía que Elizabeth mejoraría su rendimiento si usábamos a alguien a quien estimara y se ve que te tiene mucho cariño jeje.
—¿Qué dice? Por lo menos devio avisarme, prevenirme, sobornarme, que se yo.
—Coincido con Aris, este entrenamiento fue muy extremo, pensé que no dejaría su papel de villano, me asusté. —manifestó Elizabeth aliviada de que todos estuvieran a salvo.
—Si, creo que me emocioné jeje.
—Joven Aris, lamento haber amarrado su frágil cuerpo, espero pueda perdonarme. —exclamó Jaime con sinceridad.
—¡Mi cuerpo no es frágil!
—Pero pude escuchar como lloraba ¿no le dolia?
—¿Qué? No era yo…
—¿Qué les parece si tomamos un descanso? ¿Me perdonarían si les compro un helado y todo lo que quieran comer?
—Yo quiero un helado doble. —exclamó Aris.
—y yo una caja de donas. —añadió Elizabeth hambrienta.
—Me parece justo.
Ya en la heladería…
—Yo necesito saber algo ¿siempre seré el conejillo de indias?
—Jajaja, no, no siempre.
—¿Es una broma? Hasta Jaime se esta riendo, él nunca se ríe, esto es cruel…
—¿Creen que hice un buen trabajo? ¿Cómo podría mejorar mi concentración? —les preguntó Elizabeth dispuesta a mejorar.
—A decir verdad, estoy muy sorprendido, es la primera vez que te veo en acción, pero es evidente que aún no conocemos todo tu potencial, tienes que pensar en solucionar los problemas a tu alrededor y no tanto en lo que puedes o no hacer, ya tienes super fuerza y además puedes volar ¿eso no te parece maravilloso?
—Solo te falta lanzar rayos láser con los ojos jaja. —le dijo Aris con una sonrisa hermosa.