La reina cuervo (libro 1)

El descenso de la reina cuervo

 

Elizabeth estaba perdida en el ambiente romántico de su cabeza, cuando de pronto, Sam se quejó haciendo una mueca de dolor.

—Ay…

—¿Estas bien? —le preguntó Elizabeth preocupada.

—Creo que se me dislocó el hombro, pero estaré bien, no te preocupes por mí…hay personas que te necesitan más que yo.—Sam le señaló a un grupo de personas que corrían sin saber donde refugiarse.

—Te dejaré en un lugar seguro.

—Gracias.

—Voy aterrizar ¿estás listo? Quizá sientas algo de vértigo.

—Si, estoy listo.

—¡Aquí voy! (Elizabeth descendió a gran velocidad) la gente miraba el cielo a sombrados.

—¿Que es eso?—Se preguntaban sorprendidos.

—Parece un ave…

—No… miren bien ¡Es la reina cuervo!—gritaron unos fanáticos que la reconocieron de inmediato.

—¡Esta viva! Jajaja ¡esta viva! —gritaban los civiles llenos de alegría.

Elizabeth se acercó a un grupo de paramédicos que estaban atendiendo a los heridos.

—Oye ¿puedes curarlo?

—Si claro, déjalo aquí, lo revisaremos enseguida.—le respondió el paramédico sin quitarle los ojos de encima, ella era imponente, parecía una diosa del cielo.

—Gracias, lo dejo en tus manos.

—¡Si señora!

—Gracias por salvarme.—le dijo Sam antes de verla partir.

—No hay nada que agradecer.—Elizabeth pegó un salto y se fue volando como un cuervo a media noche, elegante y poderosa.

—Elizabeth…—murmuró Sam confundido.

—¿Dijo algo joven?—le preguntó el paramédico tratando de entenderlo.

—No, solo me recordó a alguien, eso es todo…

—Ella es increíble ¿verdad?

—Lo es.

Elizabeth se dirigía al centro de la ciudad en busca de Aris y la gente la miraba con admiración y esperanza, Elizabeth aterrizó en una pila de escombros para declararle la guerra a Anfernee, la prensa estaba esperando el momento de que apareciera.

—¡Oye! ¡Oye! Ahí esta la chica de la mascara.—exclamó el camarógrafo emocionado, lleno de tierra y polvo.

—Graba todo lo que puedas, esta es la oportunidad que estábamos buscando, la nota es toda nuestra, el señor Reymon nos dará el aumento que tanto pedimos.—declaró Evelyn Mars la reportera novata.

—¿Y que tal si nos lanza un rayo láser?—pregunto su asistente con miedo.

—¡Cállate y no dejes de grabar!  ¿Quieres comer fideos toda la vida? ¿Acaso no quieres carne o medallones de cordero?

Elizabeth se dirigió a ellos con voz fuerte.

—¿Ustedes son de la prensa verdad?

—¡Si señora!—respondieron como soldados, tiesos y firmes.

—Asegurense entonces de grabar bien…

—Cuente con eso.

La reclamación estaba por comenzar, la declaración de la reina cuervo había iniciado.

—¡Escúchenme bien todos! Por mucho tiempo esta ciudad estuvo sumergida en la violencia y la injusticia, pero eso se acabó ¡esta advertencia es para todos sus opresores y principalmente para Anfernee! Esta ciudad ya no esta sola, hoy le declaro la guerra a todo aquel que se atreva a interferir con la paz y la integridad de esta ciudad (Elizabeth subió al cielo quedando encima de la gran multitud) ¡Escúchame bien Nueva York! ¡Yo soy su protectora! ¡Yo soy la reina cuervo! ¡No olvidaran mi nombre!

Elizabeth se fue dejando a todos atónitos.

—Esta mujer tiene carácter…los tiene bien puestos, le ha declarado la guerra al criminal más buscado del país, es tan imponente…—dijo Evelyn temblorosa por la emoción.

—Es una diosa.—declaró el camarógrafo tratando de controlar sus manos.

Inmediatamente después, la gente comenzó a gritar de jubilo, ovacionando su nombre.

Ya había amanecido cuando Elizabeth piso tierra, había ayudado a todos los que estaban bajo los escombros, agotada aterrizó en una pila de escombros y autos aplastados.

—Hey, bonito discurso cuervo.—le dijo Ansel quien se encontró con ella.

—Ay, pero si sigues  vivo.

—Hierva mala nunca muere.

—Es lo que veo que haces aquí? ¿Quieres la revancha?

—Na, por ahora te dejaré descansar, estas echa un desastre y hueles feo.—Ansel se quitó el casco revelando su verdadera identidad.

—¡Espera! ¿Que haces?—le preguntó Elizabeth alarmada.

—Me da igual si vez mi rostro, eres mi rival, lo digo con orgullo.

—Tu cara es…

Ansel era muy hermoso, tenía el cabello largo y rubio más abajo de los hombros, sus ojos eran verdes, un estilo rudo, nórdico, alto y de cuerpo atlético, era de esperarse que Elizabeth se quedara sin palabras, pues era muy varonil y atractivo, de los nervios no supo más que decir.

—Ah…creí que tenías la cara deforme, por eso el casco jaja, espero no arrepentirme.—Elizabeth decidió también quitarse la mascara y revelar su identidad y después de una pequeña pausa, Ansel respondió.

—Mmm, creí que eras bonita…le dijo mientras se reía.

—¡Ash! ¡Ni creas que te he perdonado por intentar matarme!

—¿Así? Entonces la próxima vez que te vea, te daré la revancha.

—Ve reservando un buen hospital.—le dijo Elizabeth con molestia.

—Nos vemos muñeca.—Ansel le guiñó el ojo, se subió a su moto y se fue.

—¿Como puede ser guapo he idiota al mismo tiempo?

—¡Elizabeth!—gritó Aris al verla de lejos.

—¿Aris? ¡Estas bien!

—Gracias a Dios…estas viva…

Elizabeth y Aris se abrazaron fuertemente.

—Creí que…como es que sigues…(Aris no pudo contener más las lagrimas y se puso a llorar)

—Aris ¿por que lloras? ¿Te duele algo?

—Creí que habías muerto…—decía sollozando.

—No, aquí estoy ¿ves? Mírame, estoy bien.

—Me asuste tanto…te busqué por horas pensando lo peor.

Elizabeth vio las manos lastimadas de Aris, seguro había estado buscándola bajo los escombros y se conmovió mucho.

—Gracias por no abandonarme.—Elizabeth le dio un beso en la mejilla que lo dejó quieto.

—¿Que haría sin ti?—le dijo ella mientras lo abrazaba.



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En el texto hay: romance, accion, heroes vs anti heroes

Editado: 02.08.2024

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