La reina cuervo (libro 1)

Una probada de tu propia sopa.

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A pesar de haberme sentido en las nubes con Sam, tenía este sentimiento atorado en el alma, como una espina que causa un gran malestar, quería tener al agresor de Mikea para despedazarlo con mis puños, quizá ese tipo de pensamientos no sean propios de una heroína, pero confieso que pasé un gran rato imaginado rogar por misericordia.

—Jajaja, ya tengo que irme preciosa, tengo que regresar a casa, la inútil de mi esposa me espera, te veo mañana ¿si?—expreso Jack despidiéndose de su amante.

—Ya vete, estás muy borracho, mejor ve i vomítale el piso a tu esposa jeje.

—Que mala eres cariño, mala pero sexy jajaja.

—Espero que pronto puedas dejar a ese estorbo y me des mi lugar.

—No me des ordenes, no voy a obedecerte, tu no tienes voz ni boto en nada que tenga que ver conmigo.—le dijo Jack con enojo.

—Ok, esta bien, descansa.

—Mujeres, no sirven más que para una cosa y aveces ni eso hacen bien, ojalá que mi mujer este dormida, no tengo ganas de que me fastidie con su cara arrugada, aunque si lo hace la pondré en su lugar, la dejaré en silla de ruedas jejeje.

Jack estaba muy ebrio, manejaba de manera imprudente y rumbo a su casa, se estacionó un poco antes, no tenía idea de que alguien lo estaba esperando.

—Ay…tengo ganas de vomitar…

—Bienvenido a casa Jack.—le dijo una voz entre la oscuridad.

—¿he? ¿Quien esta ahí? No veo nada.—exclamó él tambaleándose.

—Escuché que te gusta golpear mujeres ¿es cierto?

—¿Quién me esta hablando? ¿Eres tu Mikea?

Elizabeth salió desde aquel oscuro callejón, haciendo que Jack retrocediera.

—No me haz respondido idiota ¿te gusta golpear a mujeres indefensas?

—¿Quién eres tú?—le preguntó Jack asustado y añadió.—no sé de que me estás hablando.

—Ah, yo creo que si, pero te haces el tonto, para tu mala suerte no vine a platicar.—Elizabeth lo golpeó tratando de moderar su fuerza.

—¡Ahhh! ¡Mi nariz!—exclamó Jack entre ritos.

—Ay por favor, solo te rosé con la mano, está será una simple bofetada.

—¿Que quieres de mí?—le preguntó el hombre conteniendo la sangre de su nariz, le había tumbado los dientes de enfrente.

—No corras, apenas te voy a golpear de verdad, ven, no me hagas perseguirte.

—¡Hay no! ¡pídeme lo que quieras y te lo daré! Pero por favor..no me mates…—sollozó entre lagrimas de desesperación.

—Quiero que dejes de ponerle la mano encima a tu hija y esposa…

—¡Pero yo no las golpeo!

—¡Deja de mentir! —Elizabeth lo aventó contra el basurero.

—Estás advertido idiota, la próxima vez te arrancaré la cabeza ¿entendiste?—le dijo mientras lo levantaba de la ropa.

—¡Lo siento! Perdón…no lo volveré hacer…perdóname…

—Ja, no eres tan valiente ahora ¿verdad? Jajaja, pareces un bebé.

Elizabeth se fue dejando al padrastro de Mikea en el piso y se fue a su casa, deseando no encontrase a Mikea despierta, pero una vez que entró a su casa, se percató de que seguía profundamente dormida.

—Descansa, ya no tendrás que preocuparte por él.

Elizabeth se fue a la sala a pensar sobre lo ocurrido y de repente, le llegó un mensaje que le iluminó el rostro.

—¿Aun sigues despierto?—exclamó Elizabeth meneando la cabeza, el mensaje decía lo siguiente:

—Hola, lamento haberles cancelado de ultimo minuto, mi padre insistió en cenar y bebió de más, esta derretido en el sofá y ronca como un oso :(

—No te preocupes Aris, espero puedas dormir jeje, mañana será otro día, estoy feliz de verlos a todos.

—¿Iras al desfile?

—Iré como una ciudadana más jaja.

—¿Por que no vamos juntos?

—Eso me gustaría ¿iras a la cena del señor Ming verdad?

—No me la perderia.

—Yo tampoco, la comida es buena siempre jaja.

—Descansa, debes estar agotada. (Fin de los mensajes)

Desde que conocí a Elizabeth mi vida ya no es la misma, nunca había estado tan cerca de morir como ahora y en repetidas ocaciones, sin duda mi vida se volvió caótica en muchos sentidos, aun así…no me imagino sin ella, prometo recorrer con ella este sendero y voy a cumplir mi palabra, nunca la dejaré, jamás la abandonaré.

Elizabeth s había quedado dormida en el sofá, le dió frió cuando la corriente entró por la ventana.

—Mikea no me quites la cobija…me estoy congelando…—Elizabeth abrió los ojos y se dio cuenta de que no estaba en su cama.—¿Mikea?

Su amiga se había ido temprano, le había llegado un mensaje de su madre que decía que le urgía que llegara a casa ya que a Jack lo habían asaltado anoche.

Mikea le había dejado un mensaje y un rico desayuno en la mesa.

—Ay Mikea, no era necesario, pero gracias a ti desayunaré como una reina, aunque es demasiado jeje, calvez debería invitar a Aris a desayunar conmigo, si no la recuerdo, su padre saldría temprano a trabajar.

Mikea le envió otro mensaje esperando que le hubiera gustado el desayuno y Elizabeth se enterneció.

—Ese tipo no volverá a lastimarte, nadie lo hará, yo voy a proteger tu sonrisa.



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En el texto hay: romance, accion, heroes vs anti heroes

Editado: 02.08.2024

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