Cinco, cuatro, tres, dos, uno ¡Ring! ¡Ring!
¡¡Si!! Sonó la campana para receso.
Me paro de inmediato de mi asiento y salgo del aula directamente a la cafetería. Esta mañana no desayune y tengo un hambre como si hubiera durado tres meses en el desierto de Sáhara sin comida ni agua.
Hago la fila para tomar mi comida la cual consiste en una hamburguesa, papas fritas, una batida de fresa y una banana... para la salud.
Cuando estaba en primer grado de secundaria, los estudiantes que estaban en último año hicieron una huelga para que la comida de este Instituto mejorara y gracias a ellos comemos buena comida.
Tomo mi bandeja y voy a mi mesa de siempre.
Ni siquiera le doy una mordida a mi hamburguesa cuando Trevoll y su grupito se sientan en mi mesa.
Yo solo los observó para luego darle una mordida a mi hamburguesa.
Saco mi teléfono de mi bolsillo trasero, tomó mis audífonos y me pongo a escuchar música mientras todo el grupito de Trevoll me mira, incluso está la perra de mi hermanastra y su amiga Sofía.
En estos momentos estoy escuchando Ariana Grande Side To Side, Comienzo a comer mientras canto y muevo los brazos al ritmo de la canción.
No me pasa desapercibido que todos me están observando, pero no me importa y sigo cantando y comiendo.
Hasta que unos de los amigos de Trevoll me quita los audífonos de un tirón.
Lo miro sería— ¡¿Qué rayos te pasa?!—le grito.
— ¡Oye! ¡Tú!—escucho la voz de Trevoll, me giro para verlo con mala cara.
—Mi nombre es Evangeline no tú—digo cruzándome de brazos.
—Como te llames—dice Cruzándose de brazos—Quiero que quites tu mugroso auto de ahí, ahora.
—Y... ¿Si no lo hago?—digo cruzándome de brazos también.
—Tendrás grabes problemas—responde.
Y sonrió— ¿Me vas a golpear? ¿Golpeas a las mujeres Trevoll?—digo.
Él me mira enojado—No tengo por qué hacerlo, puede hacerlo otra persona por mí.
Sí que será idiota...
—No golpeas a las mujeres, pero si las mandas a golpear... —digo—Que poco hombre eres.
Él se levanta de su asiento rápidamente poniendo ambas manos sobre la mesa mirándome amenazante, cualquier otra persona saldría corriendo... menos yo.
—No voy a golpearte y ni lo voy a mandar hacer, pero si no quitas tu puto auto de ahí, te haré la vida miserable el poco tiempo que nos queda en este maldito lugar, ¿Me entendiste?—dice.
Me río mientras me paro de mi sitio acercándome a él lo suficiente para sentir su respiración en mis labios. Sonrió mentalmente, se me acaba de ocurrir una idea maravillosa.
—Me encantaría ver eso—digo dándole un beso en la boca—Te reto.
Sonrió perversamente para luego recoger mis cosas saliendo de la cafetería dejando a todos atónitos.
Es hora de que empiece el juego...
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Editado: 06.09.2020