La Reina de Inglaterra

32. Rio

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Terminé de arreglarme, tomé mi bolso pequeño y eché las llaves, mi teléfono y algo de dinero. Lucas me había invitado a salir, pero no me dijo a donde así que sería una sorpresa...

Pasaron tres días desde que Mary se había único al club.

Salí de mi habitación y le puse seguro, anoche había atrapado a las dos zorras que vivían en esta casa intentar entrar, por suerte ese día decidí cerrar con seguro... Si hubieran entrado todo estaría jodido.

Bajé los escalones y me encontré con mi padre cerca de la puerta con una taza de café en las manos.

— ¿A dónde vas?—pregunta viéndome de arriba abajo.

—Saldré con un amigo...—dije pasando por su lado abriendo la puerta.

—A ver jovencita, ¿cómo que con un amigo?—pregunta y salgo de la casa topándome de frente con el cuerpo de Lucas—¿quién es ese amigo?

—Hola—saluda Lucas y suspiro.

—Hola—sonrió sin mostrar los dientes.

—Ah... ¿Así que tú eres ese amigo?—le pregunta mi padre.

—Si señor... —Lucas le responde con una sonrisa.

—El que viene a mi casa a follarse a mi hija cuando yo no estoy... —dice Mi padre y les juro que casi escupo un pulmón— ¿Te crees muy macho al hacer eso jovencito? ¿Tus padres no te enseñaron modales? ¿No sabes que para salir con una chica primero tienes que hablar con su padre antes de?...

Me giré hacia mi padre con la cara toda roja por la vergüenza, iba a decirle que era una broma lo que dije ese día, pero Lucas habla primero.

—Disculpe señor, pero no sé de qué está hablando...

Lo miro disimuladamente y veo su total confusión en su rostro.

¡Ay rayos!

—Ah... Ahora te haces el que no sabes—mi padre de un paso al frente y siento que el corazón se me va a salir por la boca en cualquier momento.

—No señor—Lucas le responde y eso no hace más que enojar a mi padre—en verdad no sé de qué está hablando... Disculpe.

Antes de que mi padre le saltará encima lo detuve—a ver papa... Tranquilo, ¿sí?, Relájate y respira... —pongo ambas manos en su hombro y lo miro seriamente... Esto de explotar por ira es de familia... —Eso fue una simple broma que te hice esa noche. No fui yo, fue tu hijastra, pero ni de coña digas que te dije...

Él me mira confundido por un momento y luego respira—espero que sea verdad lo que estás diciendo de lo contrario...

— Ya vamos, entra a dentro a beber tu cafecito y a descansar... —Lo empujé hacia dentro de la casa y cerré la puerta.

Suspiro poniendo mi frente en la puerta y luego me giro hacia Lucas quien me mira confundido.

Sus ojeras ya no eran tan evidentes como antes, pero sus cejas aún seguían juntas y su barba ya no estaba... Tenía una camisa azul marino oscura, pantalones negros y zapatos de vestir negro, su cabello estaba igual que la otra vez... Parecía que una vaca hubiera pasado por ahí aplastando todo.

— ¿Qué…? ¿Acaba de pasar...?—pregunta.

Levantó una ceja y Lo miro seriamente.

—Creo que ya es hora de irnos... —dice y señala su motocicleta con una sonrisa nerviosa.

—Buen chico... —murmuro pasando por su lado.

Llegué a su moto y tomé el casco, él se montó primero poniéndose el suyo y me subí agarrándome de su cintura y nos pusimos en marcha hacia no sé dónde.

~*~

Luego de una hora en el camino llegamos a un río solitario, había muchos árboles hermosos y la Luna brillaba en lo más alto del cielo iluminando todo el lugar.

Me bajé despacio de la moto y caminé hacia la orilla del río admirando todo el sitio.

— ¿Te gusta?—pregunta y asiento—me alegra. Iré a la cabaña por unas sábanas y por la canasta...

Gire mi cabeza para mirarlo confundida— ¿Cabaña?

—Sí, es la cabaña de mi tío... —dice y empieza a caminar hacia la derecha lo miro y más adelante vi la enorme caballa que estaba frente a nosotros la cual no vi cuando llegamos - me la presto por esta noche...

—Oh... —respondí. Estaba sorprendida, la cabaña estaba bien hermosa...

Lo vi entrar y volví a mirar el río, era grande.

Observé los árboles grandes que estaban a nuestro lado, estaba tan distraída por el camino que no me percaté de que estábamos en un bosque... Y en uno muy hermoso.

—Ya vine—anunció Lucas y lo miré parado frente a mí con una enorme canasta y una sábana roja grande.

—Un pícnic de noche bajo la luna... En un río—lo miré divertida.

 —¿Por qué no?—respondió con una sonrisa encantadora.

Me encogí de hombros— claro... Porque no—sonreí y lo ayudé a poner la sábana en el suelo y nos sentamos.

Él empezó a sacar lo que había a dentro de la canasta lo cual era sándwiches, jugo de naranja, frutas picadas en un plato mediano, y una funda de gomitas.

—Traje tus gomitas favoritas... —dice y me mira—espero que te guste todo. Lo preparo mi hermana.

— ¿Tienes una hermana?—pregunto por qué no sabía que tenía una.

Él asiente—Si, esta algo loca, pero creo que se llevarían muy bien ustedes dos...

Empiezo a comer— ¿tú crees?

—Sip... Tienen el mismo carácter y comparten gustos similares...

—Entiendo... ¿Cómo se llama?

—Anelis... —responde bebiendo de su jugo.

— ¿Cómo la princesa?—pregunto y él me mira de inmediato.

 —Ah... S-Si—responde—mi madre se inspiró en ella...

— ¿En serio? ¿Cuántos años tiene?... La princesa tiene la misma edad que yo.




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